Por qué un lobo domesticado nunca te entenderá como un perro
Después de miles de años en nuestra compañía, los canes tienen algunas de las mismas habilidades cognitivas que los bebés humanos
J. de J.
Los perros, incluso los cachorros, comprenden gestos humanos como señalar una pelota. Sin necesidad de entrenamiento, irán corriendo hacia ella. Estamos tan acostumbrados a estos comportamientos que no nos parecen muy notables. Sin embargo, se trata de una habilidad cognitiva compleja rara de ver ... en el reino animal. Nuestros parientes más cercanos, los chimpancés, no pueden hacerlo. Y los parientes más cercanos a los perros, los lobos, tampoco. Esa es la principal conclusión de un estudio dirigido por la Universidad de Duke (Carolina del Norte, EE.UU.) y publicado este lunes en la revista 'Current Biology'.
Pasar más de 14.000 años en nuestra compañía ha transformado la mente de los perros. Tienen lo que se conoce como habilidades de 'teoría de la mente' , o habilidades mentales que les permiten inferir lo que los humanos están pensando y sintiendo en algunas situaciones.
El estudio, una comparación de 44 cachorros de perro y 37 cachorros de lobo que tenían entre 5 y 18 semanas, respalda la idea de que la domesticación cambió no solo la apariencia de los perros, sino también sus mentes.
En el Centro de Ciencias de la Vida Silvestre en Minnesota, los cachorros de lobo fueron probados genéticamente por primera vez para asegurarse de que no fueran híbridos de lobo y perro. Los animales fueron criados con mucha interacción humana. Fueron alimentados con las manos, durmieron en las camas de sus cuidadores cada noche y recibieron atención humana casi las 24 horas del día desde pocos días después del nacimiento. Por el contrario, los cachorros de Canine Companions for Independence, una empresa de perros de servicio, vivían con su madre y sus compañeros de camada y tenían menos contacto humano.
Busca la golosina
Luego, los cachorros fueron puestos a prueba. En un test, los investigadores escondieron una golosina en uno de dos tazones y le dieron a cada perro o lobo una pista para ayudarlos a encontrar la comida. En algunos ensayos, los investigadores señalaron y miraron en la dirección en la que se ocultaba la comida. En otros, colocaron un pequeño bloque de madera al lado del lugar correcto, un gesto que los cachorros nunca habían visto antes, para mostrarles dónde estaba escondida la golosina.
Los resultados fueron sorprendentes. Incluso sin un entrenamiento específico, los cachorros de perros de tan solo ocho semanas de edad entendían a dónde ir y tenían el doble de probabilidades de hacerlo bien que los cachorros de lobo de la misma edad que habían pasado mucho más tiempo con personas.
Diecisiete de los 31 cachorros de perro fueron consistentemente al cuenco correcto. Aún más impresionante, muchos lo hicieron bien en su primera prueba. No necesitaron ningún entrenamiento en absoluto. Simplemente lo entendieron. Sin embargo, ninguno de los 26 cachorros de lobo criados por humanos lo hizo mejor que una suposición aleatoria.
La inteligencia de los cachorros
No se trata de qué especie es «más inteligente», señala la primera autora Hannah Salomons, estudiante de doctorado en el laboratorio de Brian Hare en Duke. Los cachorros de perro y los cachorros de lobo demostraron ser igualmente hábiles en las pruebas de otras habilidades cognitivas, como la memoria o el control de los impulsos motores, lo que implicaba rodear obstáculos transparentes para conseguir comida.
Solo en lo que respecta a las habilidades de 'lectura' de personas, las diferencias se hicieron evidentes. «Hay muchas formas diferentes de ser inteligente», afirma Salomons. «Los animales desarrollan la cognición de una manera que los ayudará a tener éxito en cualquier entorno en el que vivan».
Otras pruebas mostraron que los perros también tenían 30 veces más probabilidades que los lobos de acercarse a un extraño. «Con los cachorros de perro con los que trabajamos, si entras en su recinto, ellos se juntan y quieren treparse sobre ti y lamer tu cara, mientras que la mayoría de los cachorros de lobo corren a la esquina y se esconden», explica Salomons.
Y cuando se les presentaba comida dentro de un recipiente que estaba sellado para que ya no pudieran recuperarlo, los cachorros de lobo generalmente intentaban resolver el problema por sí mismos, mientras que los de perro pasaban más tiempo buscando la ayuda a las personas, mirándolas a los ojos. como si dijeran: «Estoy bloqueado, ¿puedes arreglar esto?».
Hipótesis de la domesticación
El autor principal, Brian Hare, dice que la investigación ofrece algunas de las pruebas más sólidas hasta ahora de lo que se conoce como la 'hipótesis de la domesticación'.
En algún lugar entre 12.000 y 40.000 años atrás, los perros compartían un antepasado con los lobos. Cómo esos depredadores tan temidos y odiados se transformaron en el mejor amigo del hombre sigue siendo un misterio. Pero una teoría es que, cuando los humanos y los lobos se conocieron, solo los lobos más amigables habrían sido tolerados y se habrían acercado lo suficiente como para hurgar en las sobras de los humanos en lugar de huir. Mientras que los lobos más tímidos y hoscos podrían pasar hambre, los más amigables sobrevivirían y transmitirían los genes que los hacían menos temerosos o agresivos con los humanos.
La teoría es que esto continuó generación tras generación, hasta que los descendientes del lobo se convirtieron en maestros en medir las intenciones de las personas con las que interactúan descifrando sus gestos y señales sociales.
«Este estudio realmente solidifica la evidencia de que el genio social de los perros es producto de la domesticación», subraya Hare, profesor de antropología evolutiva en Duke.
Es esta habilidad la que hace que los perros sean tan buenos animales de servicio. «Es algo para lo que realmente nacen preparados», concluye.
Al igual que los bebés humanos, los cachorros de perro entienden intuitivamente que cuando una persona señala, está tratando de decirles algo, mientras que los cachorros de lobo no lo hacen.
«Creemos que indica un elemento realmente importante de la cognición social, que es que otros están tratando de ayudarlo», dice Hare. «Los perros nacen con esta capacidad innata de comprender que nos estamos comunicando con ellos y estamos tratando de cooperar con ellos», concluye.
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