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Las luces de Navidad de las ciudades, vistas desde el espacio

Observaciones de satélite demuestran cómo aumenta la intensidad de la iluminación nocturna durante estas fechas

Las luces de Navidad de las ciudades, vistas desde el espacio NASA's Earth Observatory/Jesse Allen

abc.es

«Ya es oficial. Nuestras luces de Navidad son tan brillantes que podemos verlas desde el espacio». Así lo aseguran científicos de la NASA y la Asociación Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), que han utilizado el satélite Suomi NPP para observar cómo cambian los patrones de intensidad de las luces nocturnas urbanas durante las vacaciones: Navidad y Año Nuevo en Estados Unidos y el mes sagrado del Ramadán en el Medio Oriente.

En muchas de las principales ciudades de Estados Unidos, las luces nocturnas son del 20 al 50% más brillantes durante la Navidad y el Año Nuevo en comparación con la producción de luz durante el resto del año, según los datos de satélite. En algunas ciudades de Oriente Medio, las luces nocturnas brillan más del 50% durante el Ramadán, en comparación con el resto del año.

Suomi NPP lleva consigo un instrumento llamado VIIRS, que puede observar el lado oscuro del planeta y detectar el resplandor de las luces de las ciudades y pueblos de todo el mundo. El nuevo análisis de las luces navideñas utiliza un algoritmo avanzado, desarrollado por el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, que filtra la luz de la luna, las nubes y las partículas suspendidas en el aire con el fin de aislar las luces de la ciudad. Los datos de este algoritmo proporcionan información de alta calidad sobre la producción de luz en todo el mundo, lo que permite a los científicos rastrear cuándo y cómo la gente ilumina la noche.

En Estados Unidos, las luces empezaron a ponerse más brillantes durante el Black Friday, día después de Acción de Gracias en el que las tiendas hacen grandes rebajas, y continuaron hasta el día de Año Nuevo, según explica Miguel Román, físico de Goddard y miembro del equipo Suomi NPP, que colideró esta investigación. Él y sus colegas examinaron la salida de luz en el año 2012 y 2013 en 70 ciudades de Estados Unidos, como un primer paso en la determinación de los patrones en el uso de la energía en las ciudades, un factor clave en las emisiones de gases de efecto invernadero.

En la mayoría de los suburbios y las afueras de las grandes ciudades, la intensidad de la luz aumentó del 30 al 50%, por la costumbre de adornar las casas unifamiliares. Las luces en las áreas urbanas centrales no aumentaron tanto como en los suburbios, del 20 al 30%. «A pesar de que los EE.UU. son étnica y religiosamente diversos, estos patrones de iluminación están siguiendo una tradición nacional compartida», explica Román.

Debido a que la nieve refleja tanta luz, los investigadores sólo pudieron analizar ciudades sin nieve. Se centraron en la Costa Oeste de San Francisco y Los Angeles, y las ciudades al sur de una línea imaginaria de St. Louis a Washington. El equipo también examinó los patrones de iluminación de 30 ciudades importantes en Puerto Rico, conocida por sus vibrantes celebraciones nocturnas y por tener uno de los períodos de vacaciones de Navidad más largos.

También en Ramadán

Cuando el equipo investigó los datos registrados por el satélite, se encontró con que un gran aumento del 50% de la producción de luz en El Cairo, que se correspondía con el mes sagrado del Ramadán. Durante esas fechas, los musulmanes ayunan durante el día, y dejan las comidas y muchas reuniones sociales para las horas nocturnas.

No solo en la capital de Egipto. El uso de la luz en las ciudades de Arabia Saudita, como Riad y Jeddah, aumentó del 60 a 100% durante el mes de Ramadán. En las ciudades turcas, sin embargo, aumentó mucho menos. Algunas regiones de Siria, Irak y el Líbano no se observaba un aumento en la producción de luz, o incluso demostraron una disminución moderada, posiblemente debido a las redes eléctricas inestables o conflictos en la región.

Estos datos ayudan a los investigadores a saber cómo empleamos la energía y qué nos lleva a intensificar nuestro gasto. «Más del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de zonas urbanas -explica Román-, si vamos a reducir estas emisiones, entonces vamos a tener que hacer algo más que utilizar automóviles y electrodomésticos de bajo consumo energético. También tenemos que entender cómo los fenómenos sociales dominantes, los cambios demográficos de los centros urbanos y los ajustes socioculturales afectan a las decisiones de uso de la energía».

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