Lo mismo se aplica a las toallas que no son exclusivamente para las manos. Los baños son una concentración de bacterias que sufren, incluso, los cepillos de dientes. Las toallas, expuestas al aire libre, también son un foco.
Sin embargo, no todo el mundo actúa correctamente en esta situación. De hecho, al contrario. «La mayoría de las personas lo están haciendo mal», apunta Marta Diez, profesional de enfermería especializada en el cuidado y tratamiento de la piel, en su cuenta de TikTok.
¿Por qué «la mayoría lo hace mal»?
Esta profesional de enfermería ha justificado por qué hay que llevar una rigurosa periodicidad de cambio de las toallas de baño. «Las toallas que llevan una semana sin lavarse tienen hasta un 89% de bacterias que pueden causar infecciones leves y hasta un 25% infecciones graves», ha señalado.
Sobre todo, está relacionado con «enfermedades gastrointestinales y de la piel». Para que esto no ocurra, conviene sustituir las toallas que han estado expuestas a las bacterias durante varios días.
«Debes cambiar las toallas de baño cada tres usos, ya que, aunque parezcan limpias, acumulan aceite, humedad y células muertas». En relación con aquellas con las que nos secamos las manos, «cada dos días, ya que las usamos varias veces y es donde acumulamos mayor suciedad».
Cambiarlas disminuye esa profileración de gérmenes, así como tener una de uso exclusivo propio. «No las compartas con nadie para evitar que se propaguen bacterias, virus y hongos«, aconseja esta enfermera dermoestética.
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