Qué son los disruptores endocrinos y cómo pueden influir en el peso
La exposición diaria a determinados productos químicos puede interferir sobre el metabolismo de los lípidos y la adipogénesis
¿Vives en un entorno obesogénico? Esto es lo que hace que descuides tu peso a diario
Se encuentran en productos tan habituales como botellas de plástico, recipientes de comida para llevar, latas de conserva, disolventes, detergentes, perfumes, juguetes, utensilios de cocina, productos de cosmética o pesticidas y forman un conjunto diverso y heterogéneo de compuestos químicos que, en su mayor ... parte deriva de la actividad industrial. Algunos de los disruptores endocrinos más conocidos son los bisfenoles (bisfenol-A, S, F), los ftalatos, los pesticidas organoclorados, los bifenilos policrolados y polibromados, los compuestos perfluorados, los retardantes de llama, las dioxinas, los parabenos, oxibenzona, benzofenona-2 y los cloropirifos, entre otros.
Son capaces de alterar el funcionamiento del sistema endocrino y suplantar la acción de los mensajeros del cuerpo llamados hormonas así como de sus receptores, bien bloqueándoles o bien aumentando o disminuyendo sus niveles, lo que puede llegar a provocar un fallo en el intercambio de información en el organismo y, por tanto, efectos negativos en la salud.
«Su uso generalizado hace que, sin ser conscientes, estemos expuestos a muchas de estas sustancias de forma rutinaria en nuestro día a día. Las principales vías de exposición son la dieta y el contacto a través de la piel o la respiración«, reveló la Profesora Paloma Alonso-Magdalena, del Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación en Biotecnología de Elche (IDIBE) durante el XVII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO).
Esta disfunción puede llegar a contribuir, junto a otros factores, al desarrollo de diferentes enfermedades relacionadas con la función reproductora femenina y masculina, enfermedades neurológicas, trastornos metabólicos, cáncer de tiroides o trastornos cardiovasculares.
Así influyen en el peso corporal
Pero además, tal como explica la experta del IDIBE, estos disruptores pueden actuar como obesógenos: «Esto se debe a que algunos de estos compuestos pueden alterar el balance energético, favorecer el acúmulo de grasa y alterar el control hormonal que regula la ingesta, entre otros efectos», precisa. Así, las evidencias parecen resultar más contundentes en cuanto al impacto negativo que pueden tener sobre el control del metabolismo energético. «Al igual que una mala alimentación o un estilo de vida sedentaria, la exposición diaria a disruptores endocrinos puede interferir de forma inapropiada sobre el metabolismo de lípidos y la adipogénesis (formación de nuevas células del tejido adiposo o adipocitos), promoviendo el desarrollo de sobrepeso y obesidad«, apunta Alonso-Magdalena. De hecho, la investigadora precisa que algunos de estos compuestos pueden alterar el funcionamiento normal de los tejidos que controlan el metabolismo de la glucosa y los lípidos, como el páncreas endocrino, el tejido adiposo o el músculo.
Las principales investigaciones que se están llevando a cabo en este ámbito pretenden comprender los mecanismos por los que estos compuestos son capaces de comportarse como obesógenos y en qué condiciones lo pueden hacer, cuáles son sus efectos de manera individual y de forma combinada, y cuáles son las consecuencias de la exposición a estas sustancias a corto y a largo plazo, especialmente cuando se produce en momentos en los que somos más vulnerables a su acción, como sucede durante el embarazo o la infancia.
Algunos de los disruptores endocrinos más conocidos.
Otra amenaza en ciernes reside en el hecho de que los efectos negativos de la exposición a estos disruptores endocrinos no son siempre evidentes de forma inmediata, sino que se suelen manifestar a largo plazo. Incluso en ocasiones, como alerta la experta, pueden dar lugar a cambios epigenéticos (cambios que regulan de manera precisa el 'encendido' y el 'apagado' de los genes) cuya consecuencia es que pueden transmitirse de una generación a otra. Además, según añade, pueden actuar a bajas dosis por lo que la mejor medida preventiva es miminizar el contacto con ellos.
Cómo reducir el contacto con ellos
Aunque es difícil conocer el grado de exposición que se tiene a los disruptores endocrinos, los expertos explican que los pesticidas, los ftalatos y los bisfenoles son algunos de los más populares y los que, en la medida de lo posible, hay que evitar o sacar de nuestras vidas. «Para limitar la ingesta de pesticidas de los alimentos vegetales debes lavarlos bien y a conciencia para retirarlos de la piel y priorizar las hortalizas y las frutas de proximidad y ecológicas. También es útil guardar la comidas en envases de vidrio y porcelana, en lugar de plásticos. Es aconsejable no calentar la comida en recipientes de plástico ni reutilizar botellas de plástico para llevar agua. Es mejor usar botellas de vidrio o acero inoxidable para este fin«, aconseja Mar Santamaría, responsable de Atención Farmacéutica de PromoFarma.
Además de lo citado, otros consejos que propone la experta para minimizar el impacto de los disruptores endocrinos en nuestro día a día son:
- Aspira los suelos, es mejor que barrerlos porque así no se inhala el polvo que se genera dentro de casa.
- Ventila bien el domicilio y el lugar de trabajo diario para evitar que los contaminantes queden retenidos en su interior.
- Contar con un sistema de purificación de aire en casa puede ser buena opción si se vive en ciudades y núcleos urbanos.
- Prioriza los alimentos frescos y de temporada y reduce o evita el consumo de productos ultraprocesados pues cuanto más procesamiento haya sufrido, más carga de sustancias poco saludables tendrá.
- Escoge envases de vidrio para conservar almacenar los alimentos (es un material más inerte y con una vida útil más duradera).
- No rasques las latas de conserva para sacarles el contenido, pues te estarás comiendo algo más que berberechos o una porción de atún.
- Limita frituras y tostados (aportan acrilamida, una sustancia química que se crea de forma natural en productos que contienen almidón), así como los alimentos quemados y requemados (la parte negra está repleta de benzopirenos que, entre otras cosas, son cancerígenos).
- Los niños, las embarazadas y lactantes deben evitar el consumo de pescado de gran tamaño por la acumulación de metales pesados que contiene (hablamos de pez espada, atún rojo, lucio..). Es preferible consumir pescado azul de tamaño pequeño.
- Lleva a reciclar las sartenes viejas que tengas en casa y reemplázalas por unas nuevas.
- Viste con ropa hecha con tejidos naturales y producción de proximidad.
- Mantén una vida activa, pues practicar ejercicio de manera regular favorece que los órganos encargados de metabolizar y eliminar toxinas y contaminantes funcionen mejor.
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