Sillas de 2.500 euros para los diputados kenianos

Cerca de 2.500 euros. Éste es el coste de incorporar la política a la era digital. Al menos, en el Cuerno de África. El presidente de Kenia, Mwai Kibaki , inauguró esta semana el recién renovado Parlamento que debe sumergir al país africano en las comodidades de la legislación 2.0. Eso sí, a alto coste. «A diferencia de la etapa anterior, donde los miembros tenían que gritar para captar la atención del Presidente, el nuevo hemiciclo tiene botones electrónicos para alertar cada vez que quieran contribuir a los debates», asegura el portavoz de la Cámara, Kenneth Marende .

La joya de la corona de esta renovación, que ha costado a los contribuyentes cerca de mil millones de chelines (algo menos de 10 millones de euros), son los nuevos asientos que servirán de soporte a cada diputado y cuyo precio es de 2.500 euros, en un país donde la renta per capita apenas se acerca a los 1.400 euros anuales . «La nueva imagen de la sala pretende dar a sus miembros un mayor espacio de audiencia pública y comodidad personal», reconoce Marende.

Según denuncia la organización Transparencia Internacional, Kenia se encuentra entre las treinta naciones más corruptas del planeta. Ya en 2010, los diputados kenianos aprobaron un incremento salarial del 18% —efectivo a partir de las próximas elecciones— por lo que pasarán a cobrar cerca de 95.000 euros anuales. Por ello, no resulta extraño, que el presidente Kibaki reciba cada año cerca de 180.000 euros entre salario y subsidios.

Sin embargo, el caso no se limita a Kenia. Esta semana, el Gobierno de Uganda anunciaba un incremento de hasta el 50% en las dietas que cobran los diputados (de 32 se ha pasado a 48 euros diarios).

De igual modo, en 2011, la Asamblea Nacional de Sudáfrica aumentó la masa salarial del presidente del país, Jacob Zuma, en un 5% (para más inri, con carácter retroactivo). Con ello, el mandatario pasó a cobrar 2.485.839 rand anuales (cerca de 240.000 euros).

No obstante, pese a estas cifras, otros líderes regionales no tienen tanta suerte. Mientras que el sueldo base del presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, «apenas» llega a los 15.000 euros anuales, sus homólogos de Botsuana y Lesotho reciben cerca de 45.000 cada uno.

Más «trágico» resulta el caso del primer ministro etíope, Meles Zenawi, quien asegura recibir, cada mes, tan solo 240 euros . Cifras ciertamente extrañas para un líder, que en las últimas dos décadas se ha negado de forma rotunda (y represora) a abandonar el Gobierno. La respuesta, quizá en su patrimonio: cerca 1.200 millones. Y eso sí que da para muchas sillas.