¿Rebelión africana contra China?
La muerte, el pasado fin de semana, de un capataz chino en Zambia reabre las dudas sobre las condiciones laborales ofertadas por el gigante asiático en el continente africano
EDUARDO S. MOLANO
Bajo un sol de justicia y calado hasta las orejas en un extravagante sombrero, a Jing Wang le cuesta sonreír. “Aquí solo venimos a trabajar, no a entrometernos en la política local”, destaca a ABC este asiático que ronda la cuarentena.
Desde comienzos de año, ... Wang ejerce de capataz para la empresa “China Wu Yi” en una de las numerosas obras encaminadas a afianzar urbanísticamente a la capital de Kenia, Nairobi, en el siglo XXI.
Sus sencillas y breves respuestas contrastan, no obstante, con la complejidad del faraónico proyecto. “¿Problemas con la población local? Cualquier trabajador extranjero tiene problemas. Yo solo soy uno más”, destaca de forma lacónica.
Otros, parece que no tienen tanta suerte. El pasado sábado, una turba de empleados locales de la mina de carbón de Collum , situada a cerca de 325 kilómetros de la capital de Zambia, Lusaka, acababa con la vida de un capataz chino y hería gravemente a otro.
El motivo de la agresión fue la negativa de la compañía asiática a proceder con el aumento salarial que el Gobierno de Zambia había aprobado el pasado mes de julio . Conforme a éste, el sueldo mínimo quedaba establecido en 522.000 kwachas mensuales (algo menos de 100 euros) para sirvientas y empleadas del hogar, y 1,1 millones de kwachas (200) para los trabajadores sindicados.
Pobres números, los rebatidos por la empresa de minería china, sobre todo ante los pingües beneficios que deja su relación con el Gobierno local.
Ya en febrero, Lusaka reconocía que la creación hace cinco años de un cinturón económico en la región de Chambishi había generado cerca de 500 millones de dólares, solo en impuestos, así como unos ingresos por venta (la zona sirve de sede a una una mina de cobre del mismo nombre) de más de 4.000 millones.
De igual modo, desde entonces, 17 nuevas empresas se habían establecido en la región , pese a que los problemas tampoco han sido ajenos: Hace dos años, dos supervisores chinos fueron acusados de intento de asesinato tras emprenderla a disparos con 13 mineros que se negaban a incorporarse a su puesto de trabajo.
Serios reveses, que no parecen haber sesgado esta relación comercial. A finales de julio, durante la quinta conferencia ministerial del Foro de Cooperación China-África, el presidente chino, Hu Jintao, anunció que durante los tres próximos años, su país concederá a distintos países africanos préstamos por valor de 20.000 millones de dólares (16.273 millones de euros).
Eso sí, no gratis. A cambio de esta lluvia de millones, Pekín continuaría asegurándose el acceso a valiosos yacimientos de recursos naturales y materias primas. Y no siempre con las mejores garantías sindicales .
“Las empresas chinas -casi siempre estatales- imponen unas condiciones de trabajo y de relaciones laborales (…) que bajo nuestros estándares y también el de algunos propios países africanos son simple y llanamente esclavistas”, destaca a este diario Heriberto Araújo, autor -junto a Juan Pablo Cardenal- de “La silenciosa conquista china” , que documenta las inversiones de Pekín en el continente africano.
De igual modo, para el experto, lo reducido de los salarios, la falta de medidas de seguridad a las que se enfrentan los trabajadores locales, así como la percepción por parte de éstos de que China “se está llevando mucho más de lo que ofrece” son claves para entender incidentes como el ocurrido el pasado fin de semana en Zambia.
Pasado común
Sin embargo, el panorama no es del todo novedoso. Como asegura Deborah Bräutigam, autora de “The Dragon’s Gift: The Real Story of China in Africa”, las transacciones económicas entre el gigante asiático y el continente africano se remontan a la década de los 50 (en aquel momento, en forma de suave diplomacia hacia sus socios soviéticos). De igual manera, ya en los 70, se produjeron los primeros contratos de construcción (Mauricio y Sudáfrica), elemento primordial del tan criticado intervencionismo chino en el continente africano. ¿O no?
Segunda sorpresa. Hasta el momento, la más cuantiosa inversión directa china en África (ya finalizada) no es una una “maquiavélica” construcción urbana o una simple concesión petrolífera. En este caso se trata de una operación bancaria (a gran escala, eso sí) realizada en 2008, cuando el Banco Industrial y Comercial de China adquirió el 20 por ciento del Standard Bank sudafricano por alrededor de cinco mil millones de dólares.
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