Judith Jaúregui: «Para mí la crisis está siendo una oportunidad»

En los últimos años su agenda ha ido incorporando cada vez más compromisos. «Acabo de hacer siete conciertos con cuatro programas diferenes», explica a ABC. Pero esto no ha sido solo gracias a su talento, que es mucho, sino también a la coyuntura económica que ha contribuido de alguna manera a que los programadores, ante la imposibilidad de pagar cachés astronómicos, busquen en la cantera española.

« La crisis para mí está siendo una oportunidad —afirma la pianista vasca—. Ahora están apostando por los jóvenes músicos españoles. Y lo cierto es que hay una generación estupenda de intérpretes, tanto entre los instrumentistas como entre los cantantes. Ahora sí siento apoyo, y creo que esta es la manera de salir de la crisis, una manera en que todos nos reforcemos», argumenta.

Extrovertida y con mucho carácter, Jaúregui se considera también una mujer optimista, a la que le gusta ver «la luz al final del tunel». Con un disco en solitario ya en su haber, otro en preparación y numerosos compromisos nacionales e internacionales, este viernes debuta en el Auditorio Nacional de Madrid, y también con la Orquesta Nacional de España. Lo hace en un programa extraordinario que celebra el Tricentenario de la Biblioteca Nacional.

Bajo la dirección de Salvador Brotons, que estrena una pieza —«Ceremonial, Op. 125»—, la agrupación nacional interpretará esta tarde un variado programa que incluye fragmentos de zarzuela, de Chapí, Bretón, Soutullo y Vert, Chueca y Usandizaga; la recuperación de una obra de Rodríguez Albert, «Cinco piezas para pequeña orquesta y piano»; y, el «Concierto de Aranjuez» de Joaquín Rodrigo, a cargo del guitarrista José María Gallardo Rey.

La pianista vasca se muestra feliz con este debut y con la partitura que interpreta. «Es una obra muy poco conocida, cuyo manuscrito para dos pianos era muy díficil pero gracias a los arreglos de Miguel Chamizo he podido trabajar bien con ella». Aunque la pieza «no tiene ese punto solista de otras partituras, como Rachmaninov», destaca de ella «sus sonidos mediterráneos y españoles, mezclados con otros más modernos». Compuesta por cinco danzas, «cada una de ellas tiene un carácter popular, que son muy bonitas y fáciles de escuchar», afirma.

Con una trayectoria corta pero sólida, Jaúregui tiene ya en su haber un disco en solitario dedicado a Schumann, «El arte de lo pequeño» , galardonado en los premios de la Música Independiente . «Elegí este compositor porque es con el que más identificada me siento, y me resulta más natural al tocar. Me siento muy comprendida en el mundo de Schumann, con esos cambios de carácter, su inocencia, su ternura, su temperamento a veces.... Tuve mucha suerte de poder elegir en mi primer disco a quien quería interpretar», confiesa.

Si bien este galardón la llenó de orgullo, asegura que no le importan mucho los premios y los concursos. «No son naturales. Como puedes comparar a un artista con otro cuando tienen personalidades diferentes. Hay quien dijo una vez que los concursos eran para caballos . Además, hoy en día hay muchos intereses en los concursos. No te garantiza nada ganar un galardón importante. Yo soy consciente de que mi carrera la hago poco a poco».

Aunque vive volcada en el piano, antes de descubrir este instrumento tuvo un desencuentro con otro, el violín, que empezó a tocar con cuatro años. «Me ponía a llorar porque pensaba que me iban a cortar los dedos si lo hacia mal», recuerda .La pianista vasca rehuye la palabra niña prodigio aunque su debut lo hiciera con once años. «Es como si hubiera sido una niña rara, y yo nunca fui así. Tuve una infancia muy bonita, y no sacrifiqué nada», señala. A excepción, eso sí, de los deportes, que tuvo que abandonar por miedo a lesionarse. «Una vez fui a clase de piano con el dedo roto», bromea.

Cuando cumplió doce años, su profesor del conservatorio, como regalo de cumpleaños, la puso de solista en un concierto con orquesta. Sin embargo, sus nervios y su memoria le jugaron una mala pasada, «se me olvidó una nota», y se quedó paralizada . Recuerda que lloró durante el resto del concierto «y el público también, al verme llorar».

Tras concluir sus estudios en el Conservatorio de San Sebastián se trasladó a vivir a Madrid para continuar estudiando con Claudio Martinez Mehner , después vivió durante otros cuatro años en Munich, donde siguió las lecciones del profesor rusoVadim Suchanov. Consciente de que está construyendo una carrera «paso a paso», no mira con envidia, «en todo caso sería sana», las trayectorias de otros pianistas internacionales de su generación, como Lang Lang o Yuja Wang .

Mientras muchos critican la apabullante maquinaria mediática que les rodea, ella le resta importancia. «Si están donde están es porque son grandes profesionales». Y a Yuja Wang le añade otro handicap a la hora de recibir más críticas: «Es mujer y es mona». Y usa minifalda..., añadimos. «Lo que importa es como mueve sus manos. Si va con tacones, chanclas o zapatillas es su problema. Su compromiso es demostrar que toca bien», sostiene Jaúregui.

Contemporánea de las redes sociales, la pianista se confiesa una gran entusiasta de ellas: «Me gusta estar en contacto con la gente porque soy una persona cariñosa y me gusta comunicarme». Sin embargo, su apretada agenda la ha obligado a aparcar de momento su «blog». «Lo he quitado ya de mi página web», dice con cierto pesar.

Frente a intérpretes que necesita horas y horas de ensayo -como Sokolov, por citar un ejemplo- , asegura que ella no es una pianista que ensaye ocho o diez horas. «Sí necesito cinco horas al día -señala- pero muchas de las ideas y emociones que aportas a la obra tienes que trabajarlas fuera del piano: dando un paseo, respirando, viendo el mar, imaginando los ambientes de la obra o simplemente viviendo». Contraria a reinterpretar las grandes partituras y al mismo tiempo ajena a la etiqueta de músico «academicista», Jaúregui se considera sobre todo «una mediadora de las emociones de los compositores».

Entres sus grandes referencias pianísticas menciona a la argentina Martha Argerich , a quien ya la han comparado en alguna ocasión: «Me encanta su naturalidad y su gran personalidad. Me gusta todo de ella». Y también a Grigory Sokolov : «Lloré en su último concierto, aquí en Madrid, con los “Intermezzi Op.117” de Brahms».

Y en España menciona a la pianista Alicia de Larrocha , «un ejemplo de vida y de trabajo », que le ha inspirado su próxima grabación, para Universal, que realizará en julio. «Es un homenaje que la quiero hacer, de mujer a mujer. Ella ha sido la gran mujer de la música española, y me parece muy importante el camino que nos ha abierto. Para mí es un gran ejemplo a seguir». En el disco incluira obras españolas «en las que ellas ha sido clave, como los "Valses poéticos"de Granados, las "Piezas españolas" de Falla, y la "Suite española" de Albéniz».

Entre los próximos compromisos de Jaúregui, después de su debut en el Auditorio Nacional, se encuentran participar en un Festival de Piano en Venezuela, organizado por el Sistema de Orquestas de Venezuela, y seguir con la gira del espectáculo «De los días azules...», que realiza junto al actor José Sacristán con textos de Antonio Machado .