CINE
«Encontramos en Escalona el lugar ideal para recrear Sierra Leona»
RHODELINdA JULIÁN
Esteban Crespo, director de cine, acaba de estrenar su cortometraje «Aquel No Era Yo», una historia sobre los niños soldado rodada en el pueblo toledano de Escalona. «Creí que debía hablar de la labor tan importante que hacen los cooperantes en primera línea», asegura.
Esteban ... Crespo es uno de esos directores que hace cortometrajes «para saldar deudas». «Aquel No Era Yo» es una historia sobre los niños soldados, una problemática que le llegó al corazón en una mañana cualquiera, al abrir el periódico y conocer el perfil que dibujaría uno de sus protagonistas. Un pueblo de Toledo le ha servido para encuadrar una historia en Sierra Leona, y también para conocer a un equipo humano, compuesto de más de 200 personas, que durante siete meses se han dejado la piel para revindicar el derecho de una infancia tranquila y feliz a quienes cambian los cromos por metralletas.
¿Cuáles fueron las motivaciones que le llevaron a contar una historia sobre niños soldados? Normalmente en el cine vemos historias con las que tenemos algo más de cercanía.
Todo empieza por entrevista que leí sobre un exniño soldado, en la que el joven continuamente se estaba justificando e intentando poner en contexto la situación tan terrible que atravesó para que todo el mundo entendiera su comportamiento y su situación que le llevaron a cometer las atrocidades que hizo. Cuando él habla te das cuenta de lo duro que tiene que ser vivir con los recuerdos de las barbaridades a las que fueron sometidos en plena infancia. He querido también hacer un pequeño homenaje a los cooperantes, personas altruistas y llenos de ideales, inspirado en la gente que he conocido. Era como saldar una deuda porque anteriormente hice un documental muy crítico sobre este tipo de organizaciones y creí que debía hablar de la labor tan importante que hacen todos los días, en primera línea, personas tan maravillosas y llenas de criterio.
La historia se centra en la vida de los niños soldado, acostumbrados a disparar pero, sin embargo, en «Aquel No Era Yo», un disparo es vida.
Es el último giro y la razón por la que un cooperante termina salvando a un niño con una vida desgraciada. Pero la trama se centra en un drama que se repite a diario en Sierra Leona; una mujer a la que un niño mata a su pareja, la violan y aun así, en un momento dado, llena de odio, reacciona con ideales y piensa que en el fondo solo es un niño. Lo peor de todo es que los soldados piensan que lo que hacen es bueno, se sienten partícipes de un grupo, de unos ideales y es muy difícil sacarlos de ahí porque todo lo que conocen es eso. Funcionan como una pequeña familia, con sus propias normas y directrices y salirse de eso es una forma de no pertenecer al grupo.
Háblenos de las localizaciones. No se han ido muy lejos a rodar esta historia.
Después de buscar mucho, encontramos en Escalona, un pueblo de Toledo, la localización ideal para recrear Sierra Leona, que es el contexto más cercano para situar esta historia. Necesitábamos un campamento rebelde, la idea es que fuera como una especie de naves abandonadas en mitad de la selva, que hubieran sido creadas por el ejército rebelde y se creara allí su campamento. Y encontramos unas granjas de cerdos en Escalona y resultó ser un escenario increíble. Con esas granjas y algún efecto digital hemos conseguido recrear la África de los niños soldado. Además, en las inmediaciones hay un pequeño río con mucha vegetación donde creamos las primeras secuencias y la última. Fue gratificante rodar en Escalona porque, además de tenerlo todo muy concentrado, también recibimos apoyo absoluto tanto de la policía como de los bomberos y nos facilitaron mucho el trabajo.
¿Castilla-La Mancha puede ser un escenario de cine?
Sí, por supuesto, tiene una luz maravillosa y en el fondo tenemos ciertos tópicos con esos páramos, pero Castilla-La Mancha es mucho más. Hemos hecho una película de la África negra que es selva casi, porque en La Mancha también hay zonas con mucha vegetación. No solo hay molinos. Además tiene una gente muy acogedora y participativa, que es lo que nosotros nos hemos encontrado.
¿Cómo fue el proceso de rodaje? Hay algunos actores que se han estrenado.
Necesitábamos muchos actores de raza negra y, en España, hay pocos papeles para ellos. Con la ayuda de la directora de casting encontramos 15 niños negros, pero muchos de ellos no habían actuado nunca. Todos ellos recibieron formación y clases en inglés y nos dedicamos en ponerles en situación para sacar lo que sacamos. El protagonista es un niño que no había hecho nunca nada. Pero fue fascinante y todo el mundo se entregó con una pasión y profesionalidad que me sorprendió gratamente.
Es increíble cómo logra sacar la rabia y el dramatismo a un niño que no ha actuado nunca .
La verdad es que están muy acostumbrados a la violencia y a la imaginación con los juegos de las videoconsolas. En ese sentido era fácil. Utilizas herramientas que ellos conocen, como pedirles que reaccionen como si se metieran con su hermana pequeña o que recuperen sentimientos cercanos, como el hecho de sufrir un castigo por no haber hecho los deberes. Trabajas con eso y para hacer cosas más grandes.
Ha hecho varios cortos y ahora le toca dar el salto. ¿Cómo se enfrenta al proyecto de su primer largometraje?
No tengo nada de vértigo, sino impaciencia. Tengo muchas ganas. La diferencia es pequeña a la hora de enfrentarse con el reto pero muy grande a nivel de trabajo porque la financiación es mayor. Ya no se trata de contar con tu propio dinero para rodar dependes de otras personas, de productores que le interese lo que hago y mis historias. Este corto es ambicioso pero desde que surge la idea hasta que la producimos pasan siete meses, mientras que un largo puede durar cuatro o cinco años y puede resultar hasta pesado. Pero yo tengo muchas ganas.
¿En qué momento está ahora el proyecto?
Ahora mismo está en financiación y en co-producción y lo malo es que son muchas patas y cuando falla una todo se cae. Parecía que íbamos a rodar dentro de poco, pero no ha sido así. Se llama «Caldera» y es una historia que sucede en Sudamérica. Trata de un hombre que llega a un entorno hostil y la película se centra en cómo se adapta. Es un thriller.
Esteba Crespo reproduce en Toledo la selva de Sierra Leona. El corto narra en 25 minutos la historia de Paula (Alejandra Lorente), una cooperante española y Kaney, un niño africano que, a pesar de su corta edad, porta un fusil en la mano como el resto de sus compañeros, niños soldado. La vida de ambos se cruza cuando Paula decide acompañar a su pareja, Juanjo (Gustavo Salmerón), hasta África para rescatar a algunos de estos niños y un disparo cambia sus vidas para siempre
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete