Benito Zambrano: lebrijano y cubano

Su debut como director de cine es uno de los más espectaculares que recuerda el cine español: ‘Solas’ (1999), rodada sólo en cinco semanas y con un reparto formado por los entonces desconocidos María Galiana, Ana Fernández y Carlos Álvarez, que logra cinco premios Goya y el del público en el Festival de Berlín. La película habla de las relaciones madre-hija, de la soledad, el amor y la solidaridad. Se le reconoce como uno de los nuevos talentos audiovisuales españoles, con una mano muy especial en la dirección de actores y, sobre todo de actrices -‘Creo que no sé de mujeres, pero, desde el punto de vista de contador de historias, me atraen más los personajes femeninos. Quizás porque no las conozco, me atraen’-, dijo en una ocasión.

Pero frente a los cantos de sirena que surgen con el éxito de ‘Solas’, Zambrano no tiene prisa y busca sobre todo ser coherente con su forma de pensar. Su siguiente trabajo no es un largometraje sino una serie de televisión, ‘Padre Coraje’, que le produce Antena 3. Recurre a un hecho real, un asesinato cometido en una gasolinera de Jerez de la Frontera y los esfuerzos de la familia del padre de la víctima para que se haga justicia, para volver a dar voz a los humildes, a los que nada tienen salvo su deseo de que se haga justicia.

Pero Zambrano tenía una asignatura pendiente, rodar en Cuba con aquella gente que además de cine le habían enseñado una forma de ver la vida. Fruto de ese deseo fue ‘Habana Blues’ (2005), su segundo largometraje, que rueda en la isla dando cabida en él a los músicos más jóvenes e inquietos. Fue Seleccionada para clausurar la sección Un certain regard del Festival de Cannes y recibió dos Goya. Y seis años después, con algunos spots publicitarios de por medio, como el del Centenario del Atlético de Madrid, llega este nuevo retrato de la policromía femenina que es ‘La voz dormida’. Las actrices ya hacen cola para pedirle trabajo.