El cierre de Megaupload amenaza al negocio de descargas en internet
Se abre el debate sobre los criterios para cerrar servicios de almacenamiento y el futuro de la industria cultural
javier tahiri
En el momento en que el FBI irrumpió en la casa de creador de Megaupload, Kim Schmitz—alias Dotcom— no solo comenzaba un mero proceso judicial. Empezaba un debate que afectaba a todo un modelo de negocio como el almacenamiento de archivos en ... línea. En una misma semana, la red se enfrentaba a dos proyectos de regulación en Estados Unidos (la llamada ley SOPA) y en Europa (sobre protección de datos) que afectaban a su propia génesis. Pero ha sido el cierre cautelar de Megaupload, un servicio que podría suponer hasta el 5% del tráfico global según un vídeo de la página, el que ha avivado con mayor fuerza el conflicto. «Para una generación entera, Megaupload era parte de la infraestructura del mundo que usaban cada día», aseguró el cofundador de Wikipedia, Jimmy Wales, en una entrevista al diario estadounidense «The New York Times».
El cierre cautelar del servicio por el FBI ha creado un doble impacto. Por un lado, en el caso español, varias voces han clamado por servicios legales competitivos que permitan el acceso a series y películas. Según el ránking Alexa, hasta hace unos días, el 7,2% de las visitas a la página tenía origen español: parecido porcentaje que concentra Estados Unidos (7,3%). Jose Luis Zimmermann, director general de la Asociación Española de la Economía Digital, achaca estos datos a «la ausencia de servicios en España para ver series o películas con un catálogo comparable a los que existen en EE.UU.». Y destaca la importancia de encontrar un precio lo suficientemente competitivo para que el usuario sea capaz de pagar.
Zimmermann pone de ejemplo a Netflix , operador norteamericano que por 7,99 dólares al mes permite disfrutar de todo su catálogo de series y películas. Un modelo de negocio que además navega viento en popa: en 2011 presentó unos beneficios de 231,6 millones de dólares, un 44% más respecto a 2010. Y que aún no está disponible en España. «El éxito de Megaupload y su cierre muestra que hay una oportunidad de oro para potenciar servicios que ofrezcan películas y series de forma legal», apunta Zimmermann.
Amenaza contra el «cloud computing»
El segundo efecto del cierre es la amenaza que sobrevuela sobre otras páginas. Y es que muchos ven en el fin de Megaupload una amenaza contra el «cloud computing», servicios que permiten almacenar archivos «en la nube» de internet y que muchos situaban como el sector del futuro. Servicios de enlaces como Rapidshare, Mediafire o de almacenamiento en la nube como Dropbox —que en octubre consiguió una inyección extra de capital de 250 millones de dólares—, ya han rechazado estos días que el cierre de la página de Schmitz vaya a afectarles.
Y es que Microsoft con Skydrive, Apple con iCloud—presentado en su última aparición pública por Steve Jobs— o Google, con Google Docs o Google Music en Estados Unidos, también tienen servicios que permiten subir y compartir archivos en internet. El debate está en cuál debe ser el criterio que determine el cierre de una página.
Según el abogado especialista Andy Ramos, del despacho Bardají & Honrado, en el caso de Megaupload no solo los usuarios que colgaban contenidos ilegales eran los infractores. El propio portal hacía copias de esos contenidos ilegales. Cuando un autor pedía que el contenido fuera eliminado, Megaupload retiraba el material pero hacía circular su propia copia o la de otros usuarios. «Era una tecnología hecha para infringir», insiste Ramos, que señala que otras páginas como YouTube, Rapidshare o Dropbox retiran los enlaces denunciados como contenido ilegal.
«El criterio para cerrar una página debe basarse en si el fin de la misma es alojar contenido ilegal o no», señala Antonio Guisasola, presidente de Promusicae, que agrupa a la industria de la música en España. Pero e l problema es más complejo : nadie tiene un control absoluto de los archivos. «Ni nosotros ni ningún servicio de almacenamiento en línea podemos asegurar que todo el contenido colgado sea legal pese a que colaboremos con las autoridades e intentemos eliminar los archivos protegidos» señala a Empresa Daniel Raimer, portavoz de Rapidshare. «Si bien actuamos dentro de las leyes, los tribunales difieren en la interpretación sobre qué debemos hacer para prevenir el mal uso del servicio» apunta. Debido a ello, reivindica la necesidad de un marco jurírico internacional que especifique los derechos y obligaciones de las páginas de este tipo.
«Si esto no resuelve el problema, la incertidumbre seguirá afectando a todos los actores del sector de la computación en la nube, incluyendo a grandes empresas como Apple, Microsoft o Google», denuncia Raimer. «El cierre de Megaupload ha creado confusión en el sector», denuncia Zimmermann. Y señala que solo un marco jurídico internacional puede resolver el eterno problema desde Napster: diferenciar modelos de negocio legales de infractores.
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