«En el Congo, la violación es utilizada como arma de guerra»

Quizá no sea su mejor sonrisa, pero es la única que las circunstancias permiten. A cada nueva frase, el doctor Alumeti Munyali Désiré , especialista en cirugía del Hospital Panzi de Bukavu (al este de la República Democrática del Congo ), muerde con fuerza su labio inferior. «En mis 40 años de vida, nunca vi algo parecido. Antes de 1994 [cuando el genocidio de Ruanda se produjo], la violencia sexual en nuestra región era prácticamente una anécdota. Sin embargo, ahora, las violaciones son utilizadas como arma de guerra. Instrumentos de venganza donde se implican todas los actores del conflicto, desde el Ejército a los rebeldes provenientes de Ruanda», asegura el médico a ABC .

Al menos 1.100 mujeres son agredidas sexualmente cada día en el país africano, según un estudio publicado el pasado mes de mayo por el American Journal of Public Health . En el análisis, centrado en el periodo 2006-2007, se documentan las vejaciones sufridas por más de 400.000 mujeres de edades comprendidas entre los 15 y los 49 años. Sin embargo, Naciones Unidas tan solo reconoce 15.000 casos.

Pero esa realidad podría ser, incluso, aún más atroz. En el estudio, por ejemplo, no se documentan las agresiones cometidas contra mujeres menores de 15 años o mayores de 49. Además, organizaciones humanitarias locales denunciaron recientemente que en los dos últimos años los abusos sexuales se habrían duplicado al este del país. Fantasmas, que con asiduidad, se encierran en el Hospital Panzi : «La noche del pasado 23 de octubre, al menos una docena de mujeres fueron violadas por miembros de la guerrilla Mai Mai», denuncia el galeno. «Entre las víctimas se encuentran niñas menores de tres años. El salvajismo es indescriptible. Su trauma, imborrable», añade Alumeti.

El próximo lunes, cerca de 30 millones de personas están llamados a ejercer su voto en los comicios presidenciales del Congo. En el alero, la reelección de Joseph Kabila -más de diez años en el poder-, a quien la «carta étnica» podría jugarle una mala pasada (el actual presidente está acusado de fomentar la «invasión» al este del país de antiguos guerrilleros provenientes de Ruanda ). «En la actualidad, el Gobierno de Kinshasa se ve obligado a jugar una doble carta con los rebeldes hutus y tutsis debido a la implicación del Ejército en las agresiones [como el exvicepresidente Jean-Pierre Bemba , acusado de crímenes contra la humanidad y de guerra por el Tribunal Penal Internacional]. Por ello, quien diga que el conflicto ha finalizado, simplemente miente», explica.

Las cifras de Dominique Vidale-Plaza , analista del centro médico Panzi, así lo reafirman. Aunque sus historias, quizá se difuminen en el simple cotejo datal: «De 1999 a junio de 2010, al menos 25.441 mujeres han sido tratadas en el Hospital Panzi por enfermedades ginecológicas, la mayor parte de ellas, graves traumas de violencia sexual . De igual modo, en el centro, se han practicado cerca de 2.500 operaciones de reparación de fístula [los atacantes suelen utilizar con asiduidad objetos como botellas o palos en sus agresiones]», asegura a este diario la analista.

Mientras, el doctor Munyali Désiré continúa mordiéndose con fuerza el labio: «Gane quien gane las próximas elecciones. No esperen grandes cambios. A diario nos encontramos con mujeres que dan a luz vástagos de sus propios violadores [las leyes congolesas, «morales» e «institucionales», penalizan el aborto). Y estos, tan solo serán nuevos hijos de la infamia. Porque en el Congo, el drama siempre fue de eterno retorno ».