Ruinas de un sueño burgués
En esta Barcelona de hoteles de lujo y miseria escondida, los excesos de ayer son el anuncio de las ruinas que vendrán
àlex gubern
En un recodo de la carretera de la Rabassada, la fachada semiderruida de lo que antaño fue el fastuoso Gran Casino se aparece como un soplo del pasado. Entre los hierbajos y la hiedra asoman los arcos de inspiración árabe que hace ahora un siglo, ... cuando se inauguró el complejo, eran el colmo de la sofisticación, el mismo lujo y distinción que aquella burguesía de la época ansiaba para Barcelona, una ciudad que parecía querer vivir por anticipado sus «roaring twenties». De aquella soberbia instalación —inaugurada en 1911, sólo una década después de que el doctor Andreu, «el pastilletes», abriese el Tibidabo a la ciudad— apenas quedan las sombras: del hotel, del restaurant, del parque de atracciones, del music-hall, del salón de la ruleta... sólo unos pocos restos, aquí la fachada, allá el mirador, esparcidos en lo que ahora es espeso bosque, engullidos por el tiempo.
De aquel «sueño burgués», la editorial Viena —incansable en su labor de recuperar la memoria barcelonesa— acaba de publicar el excelente trabajo «El Gran Casino de la Rabassada», un ameno e ilustrado repaso a lo que quiso ser un «centro de distracciones» y apuestas a la altura de Montecarlo o Baden-Baden, con cocineros traídos de París y pretensión cosmopolita. Fue como un espejismo en la ciudad de los prodigios, y el declive del Gran Casino empezó apenas un año después de su inauguración, tras la prohibición de los juegos de azar dictada por la autoridad: en 1930 cerraba definitivamente el restaurante, y durante la guerra fue refugio de bombardeos y luego cuartel. Después, el abandono.
Transcurrido un siglo de la inauguración, en esta Barcelona de hoteles de lujo y miseria escondida, los excesos de ayer son sólo el anuncio de las ruinas que vendrán.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete