La modelo indomable dará el «sí, quiero»
El 1 de julio, la más admirada de las tops contraerá matrimonio con el músico Jamie Hince. Eterna rebelde, su carrera es un cúmulo de éxitos y excesos
Kate Moss se casa. La indomable, la rebelde, la drogata, la estilosa, la icónica, la flaca y la fiestera por excelencia ha decidido sentar cabeza a sus 37 años. La más top de las supermodelos está a punto de dar el «sí, quiero» a su novio, el rockero Jamie Hince .
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El próximo 1 de julio, Miss Moss pasará a ser la señora de Hince en una ceremonia de la que se sabe que se celebrará en una iglesia cercana a su casa del condado de Oxfordshire y poco más. Eso sí, todo indica que será una fiesta por todo lo alto, que reunirá a casi tantas celebrities como cualquier ceremonia de los Oscar. No en vano, en el Reino Unido ya se habla de «la otra boda del año», en referencia a la del Príncipe Guillermo y la Duquesa Catalina, el pasado 29 de abril.
La «reina» Midas
Y es que todo lo que toca Kate Moss se convierte en objeto de deseo. La menos convencional de las tops es sin duda el gran icono de la sociedad contemporánea. Como bien apuntaba Christian Salmon en el libro «Kate Moss machine», ella es el ideal de nuestro tiempo: «Es la rebelde integrada. El exceso asumido. No es la transgresión de los códigos; es un nuevo y contradictorio código».
El «animal» más bello del mundo es también una máquina de hacer dinero. Kate es la primera trendsetter . Eso significa que cualquier cosa que se ponga automáticamente se agota en las tiendas y, lo que es más, crea escuela. Si nos fijamos en algunos de los mayores hits fashionistas de los últimos años, comprobaremos que poco antes de que comenzáramos a desearlos ella ya los había lucido.
Moss fue la precursora del look festivalero (inolvidables sus botas Hunter como elemento fashion ) y es la chica que mejor lleva los pantalones pitillo. Ella misma ha acuñado tres estilos: el heroin chic (por su aspecto escuálido), el boho (por su impecable gusto por los kimonos, el vintage y el folk) y el rockero.
Descubierta por casualidad en el aeropuerto JFK de Nueva York cuando tenía 16 años, se mantiene en la cresta de la ola gracias a dos cualidades: naturalidad e imperfección. Desde sus inicios, éxito y exceso han ido siempre de la mano en la vida de Moss, que,
Éxito y exceso siempre han ido de la mano en la vida de Miss Moss
escuálida y sin curvas, trastabilló el cánon de belleza de los años 90 convirtiéndose en la frágil inspiración de una generación. Fue la pionera del look «anoréxico» de las pasarelas, con perlas como: «Nada sabe tan bien como estar flaca».
Kate ha protagonizado más de 300 portadas, es musa de los más grandes y gana más de siete millones de dólares al año , según «Forbes» (slo la superan Gisele Bündchen y Heidi Klum). En 2005, el mundo de la moda se echó las manos a la cabeza cuando el «Daily Mirror» publicó unas fotos en las que aparecía consumiendo cocaína. Pero de su estrepitosa caída (perdió un sinfín de campañas, desde Chanel a H&M) resucitó triunfal un año después, gracias al apoyo de fieles amigos como el malogrado Alexander McQueen.
Entre juergas y viajes, tiene tiempo para ser madre. Su hija, Lila Grace, de 9 años (fruto de su relación con el editor Jefferson Jack) es una especie de «mini yó» de la modelo.
La eterna groupie
Jamie Hince , guitarrista de The Kills, ha sido el único hombre capaz de domar la parte más oscura de la modelo. Tras un noviazgo de cuatro años, Moss ha bajado el pistón de los escándalos.
El fotógrafo Mario Testino será el encargado del álbum del gran día y el malogrado John Galliano (en pleno juicio) tiene todas las papeletas para firmar su vestido de novia. Se dice que Moss ha montado un auténtico Woodstock para celebrar el día, con estrellas como Snoop Dogg, Led Zeppelin o los Rolling. ¿Tomarán perdices con cerveza?
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