El PP condiciona el apoyo a CiU a entrar en el gobierno catalán
Sánchez-Camacho dice que Mas «quiere ser el próximo Ibarretxe» y que el PP es el único que puede pararle
CRISTINA DE LA HOZ
La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, lo pudo decir más alto pero no más claro. «Tenemos que formar parte de un próximo gobierno en Cataluña», afirmó durante su intervención en un desayuno informativo en Madrid. Ya se acabaron los apoyos gratuitos que el ... PP dispensó a los gobiernos de CiU durante ocho años después de la firma del pacto del Majestic, por el que José María Aznar consiguió en Madrid los votos de los nacionalistas catalanes para su investidura allá por el año 2000.
Esta tesis, acuñada desde hace meses por la líder de los populares catalanes, ya está plenamente asumida por Génova, cuyos principales dirigentes, con Mariano Rajoy a la cabeza, tuvieron ocasión de escuchar de primera mano las pretensiones de Sánchez-Camacho. De hecho, Rajoy, durante la presentación de la conferenciante, destacó de ella que «es garantía de estabilidad y de equilibrio», y la aludida no dejó de referirse a que «el único que puede parar a Artur Mas», al que acusó de querer convertirse «en el próximo Ibarretxe», es el Partido Popular.
«Somos los únicos que limitaremos el independentismo en Cataluña», repitió para poner como ejemplo el País Vasco. A su juicio, Patxi López «estaría haciendo una política similar a la de Montilla» si no fuera porque su socio parlamentario, el que le sostiene en el Gobierno, es el PP. El mensaje también iba dirigido a evitar el voto hacia formaciones como Ciudadanos o UPyD, partidos a los que podría ir parte del descontento con la deriva nacionalista del tripartito.
En este sentido argumentó que la situación de «hartazgo» que dice existir hacia los dos tripartitos (primero el de Pasqual Maragall y, segundo, el de Montilla) «empuja a mucha gente a buscar una alternativa que no es CiU, sino el PP», lo que le da la oportinidad a este partido de instaurar la «normalidad» en Cataluña como ha pasado en el País Vasco, argumentó.
Sánchez-Camacho dijo, sin embargo, que CiU no está poniendo fácil ese más que explícito apoyo que el PP estaría dispuesto a ofrecerle, eso sí, con condiciones. Es cierto que, a diferencia de hace cuatro años, no media ningún notario, pero el mensaje independentista que modula CiU, así como su disponibilidad a organizar consultas por la independencia, introduce «dificultades para llegar a un acuerdo». Fue mucho más dura con el tripartito y, sobre todo, con los socialistas catalanes, a los que acusó de «haber favorecido con recursos y plataformas institucionales el independentismo en Cataluña».
Inmigración
Así, puso el acento en las políticas lingüísticas de la Generalitat y en la herencia económica que «ha dejado el mayor endeudamiento de nuestra historia», aunque no dejó de citar las políticas de inmigración, sobre las que parece especialmente interesada hasta el punto de que el PP catalán no descarta reclamar una consejería que se encargara de «redefinir nuestras políticas».
Amparada por el núcleo duro del PP, se echó de menos a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, inmersa en la preparación de su discurso en el debate del estado de la región, que comienza hoy.
Los principales dirigentes populares tienen previsto intensificar su presencia en Cataluña. La candidata explicó que le ha pedido a su jefe de filas que traslade «parte de su campamento» por entender que son unas elecciones no solo trascendentales para esta Comunidad sino también para toda España. De hecho, Mariano Rajoy estará el sábado en Barcelona —un día antes de que lo haga el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para participar en la Fiesta de la Rosa del PSC— donde se reunirá con representantes de las casas regionales, ejemplo del voto más españolista.
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