Reino Unido investiga otra red de espías rusos infiltrados

De las investigaciones del MI5 ha trascendido que esta agencia está intentando rastrear todos los pasos de Chapman en Londres durante su estancia de cinco años. De acuerdo con «The Sunday Times», esta rusa de 28 años especialmente volcada en establecer relaciones entre gente bien conectada de la City, pudo haber reclutado una red de subagentes o «durmientes» antes de dejar el país en 2007.

El MI5 está examinando el testimonio ofrecido por Alex Chapman, su ex marido británico, acerca de esa posible actividad conspiratoria, con el fin de encontrar una posible relación entre ella y agentes de los servicios de inteligencia rusos que trabajan con otras funciones tapadera en la Embajada de Londres. Se considera que en ésta están empleados dentro del cuerpo diplomático hasta 35 espías. Además de esa cifra, especialistas en espionaje estiman que existen entre 15 y 20 agentes «ilegales», es decir, que no actúan al amparo de la inmunidad diplomática, sino que desarrollan su vida como ordinarios ciudadanos.

Para Stella Rimington, anterior máxima responsable del MI5, los servicios secretos rusos están tan activos en el Reino Unido como durante la Guerra Fría. En declaraciones a «The Sunday Telegraph», advierte que Rusia posee «una gran comunidad de inteligencia muy grande y con muchos recursos». «Las organizaciones sucesoras del KGB están tan activas como su predecesora», indicó Rimington.

Otras informaciones apuntan a que Anna Chapman pudo haber trabado amistad con un miembro de la Cámara de los Lores que es un eminente abogado, pero el MI5 ha declinado confirmar ese extremo dado que mantiene en secreto todos su avances en el caso.

En defensa de Chapman ha salido un antiguo novio que la rusa tuvo en Londres. Según Laurent Tailleur, un empresario de 31 años que ahora vive en Dubai, durante el año que vivieron juntos ella no hizo nada que permitiera sospechar alguna actividad oculta. Después de conocerse en algunos de los lugares que frecuenta la clase adinerada en Londres, por mediación de quien era jefe de Chapman en el fondo de inversiones en el que ella trabajaba como asistente, ambos compartieron un caro piso en el barrio de Chelsea. Él corrió siempre con todos los gastos, tanto el del alquiler como los demás que tenía la pareja, pues ella «no tenía dinero», según ha explicado Tailleur. En su opinión, «Anna era un buena chica, a la que le gustaba leer; dejó su vida nocturna de socialización cuando comenzamos a vivir juntos».

A nivel oficial, en Rusia se intenta quitar hierro al asunto de los agentes del SVR ruso. Ayer, por ejemplo, en un mensaje enviado a Barack Obama para felicitarle con motivo de la festividad del Día de la Independencia, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, aseguraba que «los intentos de estropear las relaciones entre EE.UU. y Rusia no tienen futuro».

Pero la procesión va por dentro. Algunos medios de comunicación del gran país eslavo han calificado el escándalo de espionaje de «provocación» y «mala fe» de quienes no desean buena sintonía entre Moscú y Washington e, incluso, de «humillación» para Medvédev, quien acababa de efectuar una visita a EE.UU. considerada como «exitosa».

El vicepresidente del Comité parlamentario de Política Exterior, Andréi Klímov, está de acuerdo en que el «incidente» no va a influir negativamente en las relaciones entre las dos potencias ya que, según su opinión, «lo sucedido hay que verlo más en clave interna americana ante las próximas elecciones al Congreso». «Hay quien quiere ponerle la zancadilla a Obama por propiciar el acercamiento a Moscú», asegura. Por su parte el experto ruso, Alexánder Sharavin, admite que los detenidos violaron la ley al ocultar su identidad y emplear documentación falsa, pero «no recogieron ninguna información sensible que no se pueda obtener a través de internet».

Sea como fuere lo cierto es que llueve sobre mojado. El año pasado, dos diplomáticos rusos ante la OTAN fueron denunciados por espionaje. En 2008, Rusia y EE.UU. intercambiaron cuatro expulsiones de diplomáticos por «actividades impropias del cargo». En 2006 y 2007 sucedió lo mismo en relación con el Reino Unido, cuatro miembros de cada una de las embajadas fueron declarados «persona non grata». El mes pasado, Alemania acusó a Rusia por «espionaje industrial».