Espías de andar por casa
La trama de espionaje ruso desarticulada por el FBI expone vidas mundanas, en las antípodas del "glamour" de James Bond
efe
Ni veloces descapotables con ametralladoras incorporadas, ni elegantes trajes de Brioni, ni tan si quiera un martini seco (ya sea mezclado o agitado). Si algo está llamando la atención sobre la trama de espionaje ruso desarticulada esta semana por el FBI es la vida increíblemente ... mundana de esos supuestos agentes casi como de andar por casa. No sólo en las antípodas del "glamour" peliculero de de James Bond sino también bastante lejos de los círculos de poder codiciados por los servicios de inteligencia.
Un buen ejemplo son Richard y Cynthia Murphy, vecinos de una zona residencial a las afueras de Manhattan. El matrimonio cultivaba lechugas en el jardín de su casa de tres dormitorios con porche, llevaban cada mañana a sus hijas hasta la parada del autobús escolar y, para colmo, conducían un sencillo Honda Civic, de color verde.
El arresto de los Murphy, junto a otros ocho presuntos compinches, ha puesto de manifiesto el mundo de los llamados agentes "ilegales", en contraposición de los espías que operan "legalmente" bajo cobertura diplomática, mucho más vigilados pero con beneficios de inmunidad. En los viejos tiempos del K.G.B, los "ilegales" eran entrenados intensamente para asumir una falsa identidad y se infiltraban durante largos periodos de tiempo a la espera de instrucciones. Sin embargo, la trama chapucera desarticulada por el FBI tiene más detalles de Woody Allen que de John LeCarre.
La más famosa de todos los detenidos, la "peli-roja" Anna Chapman, además de exhibirse en Facebook se compró un móvil en Brooklyn y no le ocurrió otra cosa que registrarlo con una dirección obviamente de mentira: "Calle Falsa, número 99". Su correligionario, el profesor retirado Juan Lázaro tuvo a bien utilizar el dinero que le hacían llegar los servicios de inteligencia rusos para pagar un pufo de 8.000 dólares que debía a las arcas municipales. Sin olvidar a la pareja de Boston, Donald Howard Heathfield y Tracey Lee Ann Foley, que pasaban regulares cuentas de gastos a Moscú, incluida la factura de la luz, según los mensajes interceptados por el FBI.
En otro detalle, casi enternecedor, los Murphy mantuvieron el verano pasado una intensa discusión a través de correos electrónicos codificados con sus jefes del SVR, la agencia rusa de inteligencia exterior. La bronca se centró en quién era el propietario legal de su casa valorada en 400.000 dólares: ellos o el SVR. De hecho, Richard Murphy llegó a quejarse más tarde a otro compañero de actividades clandestinas que en Moscú "no entienden por todo lo que tenemos que pasar aquí".
Aunque en honor a la verdad, el anonimato suburbano no figuraba tampoco como un requisito esencial para este círculo de espías. El caso más notorio es el la periodista de origen peruano Vicky Peláez, con una conocida carrera en televisión y periódicos. En la actualidad, Peláez tenía una columna en El Diario/La Prensa, prominente cabecera hispana de Estados Unidos. En sus piezas semanales, la señora no tenía problemas a la hora de verter las críticas más abrasivas contra la política de Washington en Iberoamérica.
El hijo mayor de la periodista, casada con Juan Lázaro, ha declarado que las acusaciones formuladas contra sus padres son "ridículas". Con el gran argumento exculpatorio de que Vicky y Juan eran tan inútiles a la hora de manejar ordenadores y utilizar básicas herramientas informáticas que a veces se les olvidaba las claves para poder acceder a sus correspondientes cuentas de correo electrónico en Yahoo.
Frente al silencio y desmentidos cuando sus espías eran capturados en Occidente durante la Guerra Fría, Rusia ha admitido por lo menos que algunos son ciudadanos rusos. Y que por lo tanto se merecen asistencia consular. Mientras que Hillary Clinton, de visita en Ucrania, ha insistido públicamente en que estas detenciones no deben empañar las relaciones entre Washington y Moscú. Según la secretaria de Estado: "Estamos comprometidos a construir una nueva y positiva relación con Rusia. Nosotros miramos hacia el futuro".
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