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Estrellas víctimas de su pasado

Ser un jugador genial no garantiza nada como entrenador, y para muestra un botón en el Mundial

EDUARDO S. MOLANO

Maradona y Dunga. Dos nombres, que con sólo ser pronunciados hace dos décadas, provocaban taquicardias en los banquillos de medio mundo. Un pánico visceral que Sudáfrica ha transformado, sin embargo, en uno de los mayores esperpentos de la historia de los Mundiales. Y no sería porque ambos técnicos no estuvieran en preaviso, porque la hemeroteca demuestra, que la gloria deportiva alcanzada en el terreno de juego, no siempre tiene su equivalencia en los banquillos de las selecciones nacionales.

Uno de los casos más notorios es el del holandés Marco Van Basten. Como jugador, «el cisne de Utrecht» logró tres Balones de Oro y una Eurocopa; aunque sus méritos como entrenador de la «Oranje» tan sólo se limitan a dos eliminaciones tempranas en los octavos de final del Mundial de Alemania y en los cuartos de la pasada Eurocopa.

Un caso similar al de Stoichkov. En la actualidad, el balón de Oro es muestra evidente de la crisis deportiva por la que atraviesa el fútbol búlgaro, ya que en sus tres años como seleccionador, el ex jugador del Barcelona fue incapaz de clasificar al equipo europeo para el Mundial de Alemania y un año después presentó su dimisión para firmar por el Celta.

Aunque casos como los de Maradona y Dunga, a millares. El «otro» Maradona, el de los «Cárpatos» —Gica Hagi—, fue despedido por la Federación rumana después de no lograr clasificar al equipo para el Mundial de Corea y Japón. De igual manera, el paso por los banquillos del mítico delantero ucraniano Oleg Blokhin tampoco es que resultara demasiado meritorio.

Mientras, la carencia de títulos de Kubala en sus trece años al mando de la selección española —y posteriormente la paraguaya— dejó ciertamente un currículum para olvidar.

De igual manera, el bagaje de los dos años de Lothar Matthaus al frente de la selección húngara se cuenta con más derrotas (14) que victorias (11), mientras que Roberto Donadoni tuvo que abandonar la selección italiana después de que España eliminará al

equipo en la pasada Eurocopa. Otros, como Erwin Koeman (hermanísimo de Ronald) palidecen en la actual selección húngara o como el ex deportivista Miroslav Dukic fracasaron ya a los mandos de la selección de Serbia.

Mientras, el considerado mejor delantero de la historia del Steaua Bucarest, Anghel Iordanescu, fracasó en su corto periplo al mando de la selección de Grecia.

En el extremo contrario, se encuentra el caso de Luis Aragonés, quien a sus éxitos como jugador añadió, como entrenador, la conquista de pasada Eurocopa o Frank Rijkaard, a quien la buena estrella de sus años en el Milan, parece no haberle abandonado, ahora, en su nueva etapa como técnico.

Aunque donde mejor parece funcionar el planteamiento de «ex gloria deportiva-entrenador de éxito» es en los combinados alemán e italiano. Mientras que la selección germana alcanzó al menos las semifinales bajo el mandato de los ex mundialistas Jürgen Klinsmann, Rudi Voller y Franz Beckenbauer; en los transalpinos, Dino Zoff llevó a su equipo al subcampeonato en la Eurocopa de 2004. Mientras, otra ex gloria alemana —Vogts— es ya un habitual de éxito en las selecciones de medio mundo.

Así que en tierras bávaras ya esperan que los Klose, Podolski y Ballack anuncien pronto su retirada. Motivos no les faltan...

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