Suscribete a
ABC Premium

El TC hace añicos la promesa de Zapatero

La reforma supuso el cénit político de Pasqual Maragall, pero también su ocaso

MARÍA JESÚS CAÑIZARES

Cambiar de régimen político en Cataluña pasaba por una reforma del Estatuto. Sólo así podría el entonces candidato socialista Pasqual Maragall, ganarse el apoyo de ERC y, junto a ICV, formar ese tripartito que acabaría con 23 años de gobierno de Jordi Pujol. Corría el ... año 2003 y, pocos meses después, comenzaría a gestarse la modificación del texto estatutario de 1979, aunque a diferencia de éste, el producto de esa tortuosa reforma no se haría por consenso. Para Maragall, la gesta del Estatuto fue el principio de su fin político. Presionado por sus socios republicanos, así como la férrea oposición de una resentida CiU, ganadora en votos en las autonómicas, pero no en la aritmética parlamentaria, llevó los trabajos por derroteros no constitucionales, esto es, hacia una versión «light» del plan Ibarretxe, con un modelo de financiación muy parecido al concierto vasco y reconocimiento de los derechos históricos. Tal fue la vuelta de tuerca nacionalistas que el PSC —uyo aparatato estaba dirigido ya por un José Montilla poco dado a los experimentos secesionistas—, amenazó con abandonar la ponencia parlamentaria.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia