El Rey: «Acabar con el terrorismo es una prioridad insoslayable»
A. MARTÍNEZ-FORNÉS / M. CALLEJA
Cincuenta años después de que ETA cometiera el primero de sus 858 asesinatos —el de una criatura de 22 meses—, Sus Majestades los Reyes presidieron ayer el primer homenaje del Congreso de los Diputados a todas las víctimas del terrorismo: las de ETA, las del ... 11-M y las de cualquiera otra banda que ha causado muertes en España. Fue un acto sobrio, solemne y emotivo en el que todas las fuerzas políticas se unieron para condenar rotundamente la barbarie terrorista y en el que se cumplió la deuda de inmensa gratitud que España tiene contraída con las víctimas desde hace medio siglo.
Fue un acto en el que el Rey insistió en que «acabar con el flagelo del terrorismo, empleando todos los instrumentos del Estado de Derecho, es una prioridad insoslayable» y, para ello, apeló, una vez más, a la unidad de todos los demócratas, pero en el que Don Juan Carlos habló también con el corazón a las víctimas y a sus familiares. «Nos debemos a las víctimas... Que sepan y que recuerden que su inmenso dolor pervivirá siempre en nuestros corazones... Toda España está, y estará en todo momento con ellas... Son un referente cívico...», dijo el Rey ante un hemiciclo casi lleno de políticos, a pesar de ser domingo de verano, y ante unos invitados excepcionales: más de cien víctimas del terrorismo.
Junto a ellas, la presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas; el presidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Dívar; el Defensor del Pueblo y también víctima (ETA asesinó a su hermano), Enrique Múgica; el lendakari, Patxi López (único presidente autonómico que asistió, pese a que todos estaban invitados), el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, y autoridades de los tres Ejércitos, la Guardia Civil, la Policía y la Ertzaintza, cuerpos a los que tantas vidas les ha arrebatado el terrorismo.
Don Juan Carlos terminó sus palabras haciendo público un deseo, el de que «el espíritu de unidad, de determinación y solidaridad de esta
conmemoración trascienda este acto e impregne nuestras vidas y actuaciones, como corresponde a una sociedad democrática y plural, como es la española, comprometida con la convivencia en paz y en libertad».
Las palabras del Rey fueron recibidas con una larga ovación por parte de los asistentes. Tan larga, que Don Juan Carlos, una vez sentado, se volvió a levantar, lo que hizo que arreciaran los aplausos, hasta que él mismo hizo un gesto como queriendo decir que ya bastaba. También a su llegada, los Reyes fueron recibidos con otro largo aplauso, que cesó cuando empezaron a oírse los primeros acordes del Himno Nacional. Después, tomó la palabra el presidente del Congreso, José Bono, artífice de este homenaje anual, que reflejó en su discurso las históricas peticiones de las víctimas.
Ausencias autonómicas
Bono se mostró sorprendido por las ausencias de los presidentes autonómicos, ya que sólo participó en el homenaje el lendakari vasco, Patxi López. La huelga de controladores aéreos impidió que muchos diputados pudieran desplazarse hasta Madrid para participar en el homenaje. La presencia de senadores permitió llenar prácticamente el hemiciclo. Por el Gobierno sólo acudieron la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y los ministros de Justicia, Defensa, Interior, Trabajo, Educación, Medio Ambiente, Sanidad, Cultura y Ciencia. Zapatero no pudo asistir al estar invitado en la cumbre del G-20 de Toronto.
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