El fabuloso escándalo de Bettencourt y la dimisión de la mujer del ministro

Varias grabaciones ilegales, realizadas en el domicilio de Liliane Bettencourt, sugieren que la multimillonaria podría tener cuentas numeradas en varios paraísos fiscales, con el fin de evadir impuestos.

A partir de tales grabaciones, quedan en el aire sospechas de esta índole: «¿Pudo la esposa del ex ministro del presupuesto, responsable de la administración fiscal, ayudar a Liliane Bettencourt a evadir impuestos...?»

Eric Woerth desmiente rotundamente: «No sé literalmente nada sobre la fortuna de Liliane Bettencourt. Y mi comportamiento es perfectamente irreprochable».

Con el fin de defenderse de tales acusaciones, Florence Woerth anunció ayer su dimisión en la empresa que gestiona la fortuna Bettencourt, que se encuentra en el «ojo» del huracán de otras tormentas, igualmente inflamables.

Françoise Meyers-Bettencourt, hija de Liliane, ha presentado dos querellas judiciales, contra su propia madre y contra François-Marie Banier, fotógrafo, a quien Liliane llegó a declarar su «legatario universal», en unas condiciones entre lo «rocambolesco» y lo escandaloso.

Françoise Meyers-Bettencourt acusa al fotógrafo de haber abusado de su madre, para apropiarse de una gigantesca fortuna. No es un secreto que Banier recibió de la multimillonaria regalos de millones de euros. Y está en suspenso su condición de legatario o no legatario universal.

Al mismo tiempo, Françoise Meyers-Bettencourt se querella contra su madre, por considerarse injustamente tratada, como heredera, en un proyecto de testamento.

Los ribetes políticos de los escándalos Bettencourt afectan directamente al ministro responsable de sacar adelante la gran reforma del sistema nacional de pensiones y jubilaciones. Los ribetes familiares y más íntimos del caso afectan a la «escandalosa» gestión de la mayor fortuna de Francia.