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Atuneros: Jugarse la vida en la pesquería

Con los caladeros del Atlántico Norte y del Mediterráneo agotados, la flota atunera española debe faenar en las peligrosas aguas del Índico. Las empresas contratarán soldados de fortuna para defenderse de la piratería

Atuneros: Jugarse la vida en la pesquería

Somalia se consolida como estado fallido en uno de los avisperos geopolíticos del mundo (terrorismo yihadista, bandidaje, piratería, refugiados), y el caos existente en el país se proyecta a través de sus 2.896 kilómetros de costa hacia el mar, hacia la única pesquería de ... túnidos no esquilmada. Agotados los caladeros del Mediterráneo y del Atlántico Norte, el tesoro del que vive una treintena de atuneros de capital español —en su mayoría del País Vasco— está guardado bajo siete llaves por piratas somalíes, aunque la imagen tiene poco de romántica y sí de peligrosa. Entre 20.000 y 30.000 buques —pesqueros, de recreo, de transporte de mercancías...— transitan cada año por el Índico, el tercer océano del mundo, que con 73.556.000 kilómetros cuadrados cubre el 20 por 100 de la superficie de la Tierra. Un teatro de operaciones de imposible control y casi ilimitado para la piratería, negocio especialmente lucrativo en Somalia, en cuyas aguas se calcula que hay más de dos mil esforzados filibusteros. «Muchos ataques ni siquiera se conocen, pues los armadores pagan el correspondiente rescate y callan», señala Carlos Echeverría, profesor de Relaciones Internacionales de la UNED y responsable de la sección Observatorio del Islam de la revista «War Heat Internacional». «Los piratas no son unos desharrapados muertos de hambre. Es gente que sabe navegar y que conoce perfectamente los protocolos militares».

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