Felip Massot, un empresario nacionalista en el círculo del «president» Mas

A diferencia de otros notables de la sociedad barcelonesa, Massot no pertenece a una saga: es, cumpliendo con el tópico, alguien hecho a sí mismo.

Procedente de un pequeño pueblo de Lérida, fue mozo de gasolinera, transportista, empleado de un camping... hasta que en 1972 funda Vertix, cuya actividad se dispara durante los años 80.

Si nunca ha escondido su nacionalismo y conexiones en CiU -la compra de unos terrenos al exconsejero Subirà fue investigada, y archivada- también es cierto que supo cultivar como nadie las relaciones con los alcaldes del «cinturón rojo», de manera particular en el Baix Llobregat, donde su inmobiliaria trabajó a destajo.

En los ya enterrados tiempos de la burbuja llegó a facturar hasta 200 millones de euros. Eran otros tiempos. La inmobiliaria a medias con CatalunyaBanc presentó concurso, y Vertix, que ahora pilota su hija, tuvo que redimensionarse tras pactar con los bancos la liquidación de la deuda a cambio de terrenos. Su cercanía a Mas pone el foco sobre él.