Motín en el Thyssen de Málaga 18 días después de su apertura
Presentan su dimisión la directora del museo, María López, y Tomás Llorens, patrono
NATIVIDAD PULIDO
Dieciocho días después de la inauguración del Museo Carmen Thyssen de Málaga, ayer estalló como un polvorín la noticia de la dimisión de su directora, María López, y de uno de sus patronos, Tomás Llorens. La salida de este último tiene, si cabe aún, mayor ... calado, pues no es un patrono más, sino que ha sido durante muchos años mano derecha de la baronesa y director del Museo Thyssen de Madrid. Pero, ¿qué ha ocurrido? Cada parte da una versión muy distinta de los hechos. Con fecha de ayer, tanto María López como Tomás Llorens enviaron sendas cartas a la baronesa Thyssen y al alcalde de Málaga en las que presentaban sus respectivas dimisiones. El tema de fondo en ambos casos es el mismo: el nombramiento «a dedo» de un gerente del museo de Málaga en el Patronato del 23 de marzo, un día antes de la inauguración del museo.
María López denuncia que la empresa «ha incumplido pactos» establecidos en su contrato y que «ha habido una grave injerencia en sus funciones como directora». En su contrato figura como categoría profesional la de directora gerente del museo y establece que realizaría «las funciones propias de la dirección, como la gestión administrativa ordinaria de la Fundación». En el Patronato del 23 de marzo se aprueba la modificación de varios artículos de los estatutos, como la estructura directiva y se crea una nueva figura: el gerente. En esa misma sesión se nombra para tal cargo a Francisco Javier Ferrer —que había sido jefe de Gabinete del alcalde de Málaga— y se retiran las competencias ejecutivas a María López, que queda como directora artística.
Por un lado, sorprende que en dicho Patronato no estuvieran presentes ni la directora del museo, ni Tomás Llorens. María López arguye que no asistió porque no había sido convocada para dicha reunión: «Estaba con los periodistas que vinieron a ver el museo ese día y me enteré de que había esa reunión; quise ir pero no llegué a tiempo». Tomás Llorens, por su parte, dice que fue convocada la reunión solo cinco días antes y que ya estaba todo esto «calculado minuciosamente, con precisión de experto político, desde enero. La tensión ha ido incrementándose poco a poco. Si acudía ese día al Patronato, iba a estar en contra de Tita y del alcalde, y mis protestas oscurecerían la inauguración del día siguiente».
María López ve muy claras las injerencias en sus funciones: «El gerente es ajeno al mundo del arte, procede de la política. Ha sido mano derecha del alcalde y, por tanto, es evidente la injerencia política en el museo. Ya se estaba cociendo todo esto desde hace tiempo». Explica que el gerente se queda con todas las funciones administrativas y ella solo con los contenidos artísticos, «pero sin el control de los presupuestos. Mi contrato era de directora gerente y ahora me nombran directora artística. He perdido la dirección ordinaria del museo. He presentado mi dimisión por dignidad».
Llorens fue contratado como asesor del Ayuntamiento de Málaga para el proyecto del museo, explica él mismo. «He trabajado dos años y medio con ellos en el edificio, la estructura del museo, los contenidos, el organigrama, el presupuesto... Y el Ayuntamiento me propuso como patrono». Comenta que él siempre ha querido «evitar la figura del gerente, que es muy peligrosa en un museo. El volumen de negocio de éste no lo justifica. Hablamos de 3, 4 o 5 millones de euros de presupuesto, casi como una buena pastelería del centro de Málaga», bromea. «Es un negocio pequeño y la figura del gerente es excesiva. Ya desde enero, sospechosamente se ha ido planteando la necesidad de dotar con más personal al museo, entre ellos un gerente. Esta fórmula bicéfala de director artístico y gerente la he sufrido muchos años en el Thyssen de Madrid. Y es una puerta abierta a la injerencia. En el de Madrid, por ejemplo, vemos cómo el Ministerio injiere en la vida diaria del museo. Y en el caso del gerente de Málaga tiene una capacidad aún mayor de actuación que en el de Madrid. Lo controla todo. Tita prefiere esta fórmula; no está muy feliz si el museo está en manos de historiadores del arte. Es un corsé para ella». Advierte, además, que él había realizado la lista de las obras que irían al museo de Málaga: «Solo queda un 60%».
En su carta, Llorens explica que el museo «ha dejado de tener, en mi opinión, el grado de credibilidad histórico artística que debería esperarse de un museo de su naturaleza». Critica que se atribuya a un gerente «las principales funciones ejecutivas del museo» y que para dicho cargo «se designara de modo discrecional y sin proceso de selección alguno a una persona que carece de experiencia en la gestión de museos y cuya ocupación profesional exclusiva ha sido de naturaleza política». «Estos acuerdos —continúa Llorens en su carta— han abierto en el museo un grave conflicto interno y son un síntoma claro de la voluntad del Patronato de relegar en su gestión las cuestiones histórico-artísticas a un nivel secundario. Me parecen radicalmente incompatibles con el Documento de Buenas Prácticas adoptado por el Ministerio de Cultura, que se considera hoy de aplicación prácticamente obligatoria».
Habla la baronesa
Carmen Thyssen da a ABC su versión de lo sucedido. «María López no se aclimata a Málaga y no se ha adaptado ni a la ciudad ni al museo, quizá por temas familiares y por problemas con el Ayuntamiento. Vale mucho, pero no es la persona adecuada para este puesto. María sabía que había Patronato el día 23 y se excusó porque tenía una visita». ¿Se convocará un nuevo concurso? «Sí, mientras estaré yo». En cuanto a Tomás Llorens, dice la baronesa: «Son tontadas, cosas de la edad. Lo siento mucho y me sabe mal porque lo aprecio. Pero el problema es suyo, ha sido su elección. Le pedí que ayudara como asesor del arquitecto del museo. Estaba previsto que estuviera en el Patronato solo hasta la inauguración y luego dar paso a otros. Cambié parte de la lista de obras que él hizo para el museo porque había mucha obra sobre papel. Y no la hizo solo él. Cualquier museo tiene un gerente, es necesario, porque un museo es una empresa. Y mejor que sea local. Su nombramiento fue un acuerdo del Patronato. Son absurdas las acusaciones de injerencia por parte mía y del alcalde. Somos presidenta y vicepresidente del museo». Visto lo visto, parece rota del todo la relación de tantos años entre Llorens y la baronesa. En el futuro hay proyectos que les unen, como la exposición que prepara Llorens de Hopper para el Thyssen de Madrid en verano de 2012.
A través de un comunicado, el Museo Carmen Thyssen de Málaga expresa que el Patronato «aprobó el cambio de estructura directiva en pro de la mejora y optimización en la gestión del museo. El objetivo ha sido siempre agilizar la gestión interna de la pinacoteca», informa Esperanza Codina. La Fundación agradece profundamente a Llorens «su labor en la creación de esta pinacoteca. Tenía un compromiso de apoyo y asesoramiento durante los años de construcción del edificio del museo, que se extinguió en la apertura de esta institución». Sobre la directora del museo, ni una palabra en el comunicado. El Ayuntamiento de Málaga reaccionó a última hora de la tarde. A su juicio, se trata de un «debate técnico» sobre la «fórmula de gestión». Entiende que «hay que respetar la disparidad de opiniones de la misma manera que hay que respetar la decisión del Patronato». Recuerda que se ha aplicado la misma fórmula que en el Thyssen de Madrid: «No es ninguna novedad y es coherente». Para el Consistorio, la decisión del Patronato refuerza la gestión del museo: «No está en entredicho».
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