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Moratinos llora en su escaño

El ministro saliente de Asuntos Exteriores ha permanecido en el Gobierno desde que Zapatero es presidente

efe

m. calleja

Acabada la votación de los Presupuestos de 2011, han abandonado el hemiciclo todos los ministros, con caras más o menos alegres. Todos menos uno. En su escaño ha permanecido el titular de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, que no ha podido contener la emoción por su repentino relevo en el cargo y se le han escapado las lágrimas. Algunos diputados socialistas han acudido a su lado para consolarle y transmitirle sus ánimos, entre ellos Elena Valenciano. Moratinos no dejaba de recordar que lleva 6 años como ministro de Exteriores, el político que más ha aguantado en ese cargo después de Fernández Ordóñez. El presidente del Congreso, José Bono, comentó después en el pasillo que Moratinos es una persona muy sentida, por lo que era normal esa reacción.

Precisamente, Bono era uno de los que han mostrado más alegría esta mañana en los pasillos del Congreso. Quizás tenía que ver que la destitución de María Teresa Fernández de la Vega no supondrá la salida de él mismo como presidente del Congreso, tal y como algunos pensaban. Bono seguirá en la presidencia de la Mesa. "Es algo que no depende de mí", comentó.

Durante la mañana y en la hora que ha durado el debate presupuestario ha habido un constante movimiento de ministros en el hemiciclo. Una de las más animadas y más felicitada ha sido Trinidad Jiménez, que parece haber recuperado su alegría tras haber perdido las elecciones primarias en Madrid. Zapatero ya la premió hace años cuando también perdió las elecciones municipales en el Ayuntamiento de la capital, con la secretaría de Estado de Iberoamérica primero y el Ministerio de Sanidad, después.

Quien no ha aparecido ha sido la ministra de Igualdad, una de las grandes apuestas de Zapatero que se ha diluido como un azucarillo. Lo mismo que Beatriz Corredor, que tenía el triste honor de ser la ministra (de Vivienda) más desconocida del Gobierno de Zapatero.

Elena Espinosa, sin embargo, se ha tomado su relevo muy bien y no ha dejado de ir de escaño en escaño en el banco azul saludando, o despidiéndose del resto de ministros. La vicepresidenta De la Vega solo ha aparecido cuando tomó la palabra el portavoz socialista, José Antonio Alonso. Al final de la votación, se fundió en un sentido abrazo con Salgado, quien pareció consolar también a la vicepresidenta primera por su marcha del Ejecutivo.

El más tranquilo, aparentemente, era el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, quien ya conocía su destitución desde hacía semanas. No dejó de sonreír y de mostrar una tranquilidad absoluta. A Rubalcaba las cámaras de televisión y los fotógrafos a punto estuvieron de arrollarle. Ha sido el personaje político del día, por el peso que adquiere ahora en el Gobierno como número dos de Zapatero.

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