Imagen de archivo de una mujer observando por la ventanilla del avión ABC

M.L.C.

El avión es el medio de transporte más seguro del mundo. Miles de personas no dudan en recurrir a este vehículo para sus largos (y no tan largos) trayectos. El cielo está lleno de ellos. Tan solo hay que acudir a la web 'Flightradar24' ... para comprobar cuántos de estos gigantes circulan por el firmamento a diario.

Captura de los vuelos en un día Flightradar24

Según este mismo portal, algo más de 200.000 vuelos se producen semanalmente. Unas cifras que han disminuido desde 2020 por la pandemia del coronavirus y sus correspondientes restricciones y que poco a poco van remontando el vuelo.

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No cabe duda de que la velocidad y comodidad es el mayor reclamo de los pasajeros para elegir este medio de transporte. Pero si hay un valor que prima en las compañías y en los fabricantes es la seguridad. Porque todo se mide al milímetro y nada puede fallar. De hecho, los aviones pasan los controles más exhaustivos del mundo. Hasta el elemento más simple no puede ser dejado al azar. Como es el caso del pequeño agujero que tienen las ventanillas.

Es cierto que si no te fijas puede pasar completamente desapercibido, pero basta con subir la persiana y fijarse en la parte inferior.

Una ventanilla de un avión con su correspondiente agujero en la parte inferior

¿Para qué sirve este agujero? Como decimos anteriormente, todo en un avión tiene su objetivo y este orificio juega un papel fundamental.

Las ventanas de una aeronave están compuestas por tres láminas. Siendo la exterior la más reforzada e importante. La intermedia, por su parte, sirve como reemplazo en el caso de que la primera se rompiera. Por último, la interior, es decir, la más cercana al pasajero, se utiliza como simple medida de protección a las dos restantes y que no puedan ser dañadas desde dentro.

Dicho esto, el agujero ejerce como una válvula entre las tres, especialmente entre la exterior y la interior, para que la presión esté equilibrada y no las destruya provocando una despresurización. Además, también sirve para evitar que la ventana se empañe o se congele debido a las extremas y bajas temperaturas del exterior, que suelen rondar los -50 grados centígrados.

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