Una de las calles más de moda del mundo está en este barrio de Madrid

Noticia Relacionada

Esta es la piscina de azotea más grande de Madrid

Rocío Jiménez

El hotel Emperador acoge en su décima planta un impresionante beach club de más de 800 metros cuadrados con vistas 360 grados al skyline de la capital y con una amplia oferta de actividades

Situado en el que fuera el Palacio de Villahermosa, famoso durante el siglo XIX por celebrar las mejores fiestas de Madrid, está el Museo Thyssen Bornemisza, una institución que alberga una de las colecciones pictóricas más importantes del mundo con casi 900 obras de arte reunidas a lo largo de siete décadas por la familia Thyssen-Bornemisza. Esta colección, que desde 1993 es patrimonio de todos los españoles, traza la historia de la pintura europea desde la Edad Media hasta finales del siglo XX. La planta baja acoge una nueva instalación de 180 obras de la colección Carmen Thyssen, mientras que en la primera planta se ha instalado la exposición Arte americano en la colección Thyssen, con una selección de 140 obras pertenecientes a la colección permanente, la colección Carmen Thyssen y préstamos de la familia Thyssen y la de los Maestros Modernos, que va desde el impresionismo hasta el siglo XX. Por su parte, la segunda planta acoge los Maestros Antiguos hasta comienzos del siglo XIX. Duccio, Van Eyck, Durero, Caravaggio, Rembrandt, Canaletto, Monet, Degas, Morisot, Van Gogh, Gauguin, Kirchner, Mondrian, O'Keeffe, Hopper… son solo algunos de los grandes nombres de la pintura cuya obra puede contemplarse en el museo.

El museo del Prado, cuyo edificio fue diseñado por el arquitecto Juan de Villanueva en 1785 como Gabinete de Ciencias Naturales, abrió sus puertas al público en noviembre de 1819 con 311 pinturas de la colección Real, aunque por aquel entonces se guardaban ya 1.510 obras procedentes de los Reales Sitios. Sus colecciones, aunque mayoritariamente pictóricas, comprenden asimismo excepcionales testimonios escultóricos, de artes decorativas y de obras sobre papel de la Antigüedad al siglo XIX. Desde su creación, este espacio ha sido un decisivo actor del progreso de la historia del arte. Ha sido determinante en la recuperación de los primitivos españoles y de figuras emblemáticas como El Greco y en el encumbramiento de Velázquez a la cúspide del Parnaso pictórico español y sus salas han servido de inspiración a algunos de los pintores más vanguardistas de los últimos 150 años. Aquí se pueden admirar cuadros tan importantes como Las Meninas de Velázquez, El Caballero de la Mano en el Pecho de El Greco o Los fusilamientos del 3 de mayo de Goya. Se trata de uno de los lugares más populares y reconocidos en el mundo del arte con 3 millones de visitantes al año y una presencia online que supera los 10 millones.

Este museo, que se ubica en un edificio neoclásico que fue utilizado como centro hospitalario desde el siglo XVI, atesora una importante colección de arte moderno y contemporáneo español de reconocido valor internacional. En él se reúnen obras de Dalí, Miró y Juan Gris, además de la obra pictórica estrella del espacio, El Guernica, uno de los cuadros más importantes de Pablo Picasso. Desde 2021, el museo presenta una nueva disposición de su exposición permanente, Vasos comunicantes 1881-2021, que cuenta con alrededor de 2000 obras que se distribuyen en ocho episodios temáticos que se abren a temporalidades flexibles y a enfoques interdisciplinares y que pueden vincularse entre sí generando a su vez nuevos relatos. A través de estos ocho episodios, la colección se reformula para responder al momento actual, a sus malestares, retos y esperanzas afirmando así la condición viva no estática del pasado en la configuración de nuestro presente común.

Entre locales centenarios, museos y edificios históricos está también la que es una de las mejores coctelerías del país, Salmon Guru, un espacio diferente donde experimentar con la mixología y abrirse a nuevas experiencias que abrió sus puertas en 2016. El reputado barman Diego Cabrera ofrece una carta de tragos de lo más variada en la que los cócteles clásicos conviven con fascinantes y sorprendentes creaciones de la casa. Para acompañar ofrecen una carta de varios platos para compartir que destacan por su originalidad y su cuidada presentación. Aquellos que hagan parada en este local no deben dejar pasar la oportunidad de probar el Sex Apple, Les Fleurs du Mal o Look, Mum, no Hands!

Esta iglesia, que fue declarada Bien de Interés Cultural con categoría de monumento en 1969, es conocida por albergar los restos de Lope de Vega, así como la partida de defunción de Miguel de Cervantes. La antigua iglesia, que había sido construida entre 1554 y 1578, fue restaurada durante el siglo XVIII. Durante la Guerra Civil fue destruida por un bombardeo y la nueva construcción se encargó a Francisco Íñiguez Almech en 1943, quien modificó la orientación de templo y dejó la antigua torre, una de las más altas de Madrid, inacabada. En 1959 fue abierta al público de nuevo. La mayoría de sus capillas fueron financiadas durante el siglo XVIII por arquitectos, comediantes y otros gremios, entre ellas destaca la de Belén o de los Arquitectos, diseñada por Ventura Rodríguez en 1784.

El Café Central, que ha cumplido 40 años abierto este 2022, se asienta en lo que tiempo atrás fue una de las mejores cristalerías de la capital –en la plaza del Ángel 10– y desde su apertura en 1982 ha presentado más de 13.500 conciertos en vivo y ha recibido a más de un millón de asistentes. Desde 1988 han apostado por el jazz internacional trayendo a verdaderas figuras del género como George Adams o Lou Bennett, esto le ha permitido aparecer en la prestigiosa revista británica Wire como uno de los mejores clubs de jazz europeos y obtener, en 2005, el Premio a la Difusión de la Música por parte de la Academia de la Música. Además de ofrecer conciertos en directo cuenta con una amplia variedad de cócteles, cervezas, destilados y vinos, así como una carta de comidas para deleitar el paladar durante el espectáculo. También disponen de menú semanal y de brunch.

Ubicada en la calle de Cervantes está la que fuera la casa de Lope de Vega. La vivienda, que fue construida en el siglo XVI, fue adquirida por el escritor en 1610 y allí vivió hasta su muerte. En 1935 el edificio fue declarado monumento y se inauguró como museo. Desde su fallecimiento y hasta el siglo XIX fue sometida a diferentes reformas perdiéndose prácticamente por completo su estructura original. Cuando fue adquirida por la Real Academia de la Lengua se llevó a cabo una cuidadosa reconstrucción para devolverle su esplendor inicial. Algunos de los muebles e imágenes que actualmente ocupan las estancias de la casa pertenecieron realmente al escritor ya que pudieron ser recuperados del convento al que habían sido donados por una hija del escritor. En la actualidad organiza semanalmente todo tipo de actividades, desde visitas guiadas diarias hasta espectáculos teatrales, conciertos, talleres y exposiciones temporales.

Aquellos que quieran degustar cocina madrileña tradicional no pueden dejar pasar la oportunidad de acercarse a uno de los locales más antiguos del barrio, Casa Alberto. Esta taberna, cuya fachada roja es típica de las tascas madrileñas y su barra de piedra de ónice única en Madrid, abrió sus puertas en 1827 para despachar vino acompañado de huevos duros o bacalao seco. En la actualidad este restaurante es un defensor de la rica y saludable gastronomía madrileña, pero han incluido un toque de vanguardia. Entre sus especialidades están algunos clásicos como los callos, los caracoles a la madrileña o el rabo estofado y algunos platos más vanguardistas como el pulpo con mollejas de ternera y reducción de carne o las alcachofas confitadas con velo ibérico.

El Ateneo Artístico, Científico y Literario de Madrid es una institución de gran solera que tuvo una relevancia notable en la vida cultural de España durante el siglo XIX y principios del XX como foro de discusiones y plataforma de libre expresión de las ideas. El Ateneo fue pasando por distintas sedes: palacio de Abrantes, calle Carretas, plaza del Ángel y calle Montera, hasta su instalación actual en la calle del Prado 21. El edificio modernista que hoy alberga su sede social es una obra de los arquitectos Enrique Fort y Luis Landecho. Arturo Mélida le dio contenido artístico con valiosísimas pinturas de estilo neogriego en el Salón de Actos y en el Salón Inglés. La biblioteca, que cuenta con unos 150.000 títulos de monografías que corresponden a 350.000 volúmenes aproximadamente –entre los que destaca una colección de 27.000 folletos– es su mayor tesoro. Destaca también la sala conocida como 'la cacharrería', un espacio que fue testigo de las encendidas tertulias permanentes que escritores y artistas allí celebraban. Desde su origen en 1820 hasta hoy, la nómina de ilustres figuras vinculadas al Ateneo de Madrid no ha dejado de crecer. Entre sus personajes más destacados están Unamuno, Valle-Inclán, Galdós, el Duque de Rivas, Emilia Pardo Bazán y Clara Campoamor.

Situado en el número 12 de la calle León está Casa González, el negocio más antiguo del Barrio de las Letras que abrió sus puertas en 1931 como un ultramarinos. Pronto se convirtió en el proveedor de la burguesía madrileña que disfrutaban de sus especialidades: los quesos, ibéricos y los vinos españoles de calidad. Desde los años 90 disponen también de una zona de bar para degustar los productos in situ, un área que mantiene hoy día su estilo clásico. Este establecimiento se ha convertido en un mítico del barrio, un imprescindible a visitar que siempre suele estar hasta los topes. Además, en la actualidad disponen, también, de tienda online.

Los primeros sábados de cada mes los establecimientos abren sus puertas sacando a la calle su oferta comercial convirtiendo al barrio en un mercado abierto. Además, los locales de hostelería ofrecen numerosos atractivos para aportar una oferta integral a todos los visitantes. Esta iniciativa de la Asociación de comerciantes del Barrio de las Letras emula a otros mercados mundialmente conocidos como el Portobello Road, en Londres, o el parisino Mercado de las Pulgas de Saint-Ouen.

El mercado de las Ranas debe su nombre a la calle Cantarranas, la actual Lope de Vega. Según la tradición este nombre se debía a la grandísima cantidad de ranas que se agrupaban en las charcas de las huertas del convento de San Jerónimo y que ocupaban gran parte de lo que hoy es el barrio de las Letras.