Dos de los tres faros más antiguos del mundo en funcionamiento están en España

La Torre de Hércules, en La Coruña, tiene 68 metros de altitud y fue construida en el siglo I, lo que la convierte en el único faro romano en el mundo que sigue en funcionamiento. Durante la Edad Media se convirtió en fortificación, reconstruyéndose en el XVIII. Una leyenda sostiene que fue levantada por el mismo Hércules, que le dio nombre enterrando bajo ella la cabeza del gigante Gerión. A mediados del XIX fue la sede de la primera escuela de torreros.

La Torre de Hércules es, sin duda, la referencia más conocida de este podium. Sin embargo, en Palma de Mallorca se alza el faro de Portopí, medalla de bronce en esta lista ordenada por su antigüedad, que suele aparecer menos en los medios de comunicación y en nuestra memoria.

Esta construcción ha sido testigo de muchos episodios históricos , de la evolución económica de la isla, del ataque de los piratas y de la llegada de miles y miles de marineros. Además, ha sufrido en sus propias carnes el paso del tiempo. Desde 1300 -el 12 de septiembre de ese año aparece citado en un codicilo del testamento del rey Jaime II de Mallorca- y hasta la actualidad, ha ido cambiando de emplazamiento y se ha ido adaptando a las nuevas tecnologías, pasando de utilizar lámparas de hierro alimentadas con aceite a lámparas eléctricas.

Siete siglos después, el faro de Portopí (una torre cuadrangular de piedra, a 41 metros sobre el nivel del mar) continúa desempeñando la función para la que fue creado, pero, además, tiene otra: es un espacio cultural que acoge una exposición permanente de señales marítimas ubicada en un edificio anexo a la torre de señales, que ahora está cerrada por las restricciones de la pandemia. En la web se avisa que la próxima reapertura incluirá nuevas sorpresas, como la antigua linterna del faro de Cabo Llebeig -en la isla Dragonera-, restaurada, y la óptica del faro de Capdepera.

El faro de Portopí no es el único monumento de la zona. Existen otras construcciones que también se remontan a tiempos pasados. La torre de Paraires y la torre de Señales o de Portopí son los dos únicos ejemplos de torres costeras, situadas en la boca del puerto de Portopí. Y cerca, el Castillo de San Carlos , de 1612, construido por orden de Felipe III, hoy Museo Militar.

En las costas de Mallorca -y las de Baleares en general- hay otros muchos faros. El de Formentor, en el cabo del mismo nombre, fue inaugurado en 1863; el de Cap Blanc, de la misma época, se levanta sobre los acantilados más altos de la isla; el de Porto Colom es uno de los más fotografiados, con una torre de 25 m, a un máximo de 42 m de altura sobre el nivel del mar; el de Capdepera vigila las aguas de Menorca; el de Tramuntana es más moderno, de 1910, en el estrecho que separa la Dragonera y Mallorca; el Cap Gros está en la entrada del puerto de Sóller, y el Cap de Ses Salines, al sur, fue el primero de España en funcionar con paneles solares.

Una vez vistos los más antiguos, hay que apuntar que el último faro en nuestra geografía está en Punta Paloma, Tarifa . La Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras finalizó hace unos meses las obras y ya se encuentra operativo y en servicio. La construcción se prolongó a lo largo de un año, con una inversión de unos 450.000 euros. La instalación se levanta justo donde a finales del siglo XIX se erigió el anterior faro, que tuvo que ser demolido en 2007 por su estado ruinoso. Se trata de una torre octogonal, con un diseño vanguardista que simula la torsión ejercida por los vientos de poniente y levante, diseñada por el arquitecto Manuel Matoses.