Sigüenza, piénselo bien...
Si agobiado por el calor, la falta de sueño o el estrés, está planeando una escapada, he aquí una ciudad rodeada de pinares, con catedral y castillo
sergio guijarro
Si agobiado por el calor, la falta de sueño o el estrés, está pensando en una escapada de verano, quizá deba reflexionar si incluir Sigüenza entre los posibles destinos . ¿Por qué darse una "paliza" de viaje de poco más de una hora (desde ... Madrid) para ir a conocer una de las ciudades medievales mejor conservadas de España? ¿Para qué abandonar los amables casi 40 grados de su ciudad y recalar en otra con 19,8 grados de temperatura media (28 de máxima y 10 de mínima) en agosto? ¿Para qué renunciar al insomnio de cada noche para dormir plácidamente bajo una manta en la fresca noche seguntina?
¿Qué sentido tiene recorrer poco más de un centenar de kilómetros (desde Madrid) y darse de bruces con una de las más peculiares catedrales de España , alzada a lo largo de más de cuatro siglos, iniciada en el estilo románico y desarrollada después siguiendo las líneas del gótico? ¿Merece la pena contemplar, entre otras obras maestras, la estatua semiyacente de Martín Vázquez de Arce, joya de la escultura funeraria, o la "Sacristía de las Cabezas", obra de Alonso de Covarrubias en el siglo XVI?.
A lo mejor sí le compensa perder unas horas en recorrer el castillo donde Pedro el Cruel mantuvo prisionera a Blanca de Navarra , convertido hoy en Parador de Turismo, o en visitar la iglesia de San Vicente, la de Santiago, la Casa del Doncel, o las travesañas, citas ineludibles en el casco viejo de la ciudad y evitar así seguir con su rutina de semáforos, pasos de cebra, carreras y frenazos.
Entorno natural
Acostumbrados a sufrir el asfalto ciudadano, ¿qué le parecería pasear por los tramos seguntinos de las rutas del Cid o de Don Quijote ? Puestos a ver coches, motos, autobuses a todas horas, ¿por qué tentar a la suerte de encontrarse en plena naturaleza con corzos en cualquier rincón del enorme pinar seguntino?
Si de comer hablamos, estudie si le merece la pena renunciar a su menú del día en la cafetería más cercana, a la hamburguesa, al comedor de empresa para ir a degustar unas migas, un cordero o un cabrito asado, o probar la tapa de oreja con miel en La Granja, en la cercana Alcuneza…
Y si es usted "musolari", piense por dos veces si le conviene aterrizar en la ciudad con más campeones juveniles de mus de España (aunque cada vez quedamos menos) y desafiar a alguno de ellos a la sombra de los centenarios árboles de su Alameda, tan fresca y tranquila que es sabido que el conde de Romanones llegó a convocar allí al Consejo de Ministros. En fin, ¿para qué suprimir sus visitas al bar de la esquina, o a la discoteca de moda con sus agobios y calores, y disfrutar de una copa por la noche en cualquiera de los quioscos de la Alameda a 20-22 grados?
Piénselo bien. Y si logra por fin superar tantos "inconvenientes" y se decide, no lo dude. Será bienvenido.
Sigüenza, piénselo bien...
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