El sendero más peligroso del mundo abre en Málaga

El característico sendero tuvo su origen a principios del pasado siglo ante la necesidad de la Sociedad Hidroeléctrica del Chorro de abrir un paso para que los operarios que trabajaban en labores de mantenimiento y transporte de materiales, por lo que se decidió su construcción, que transcurrió entre 1901 y 1905. No obstante, no fue hasta 1921, cuando el Rey Alfonso XIII lo recorrió para inaugurar la presa del Conde del Guadalhorce, cuando comenzó a ser conocido con el sobrenombre de Caminito del Rey.

Este lugar, que durante años se ha degradado por la inacción de las administraciones, está incrustado entre los municipios de Álora, Ardales y Antequera. Transcurre por la Sierra Huma y tiene una de sus visiones más espectaculares en la particular senda «aérea» que, anclada a 100 metros de altura sobre el río, se apoya en la pared del Desfile de los Gaitanes.

El enclave ofrece múltiples alternativas para los amantes del deporte y la naturaleza. Destacan las numerosas rutas senderistas de diferentes grados de dificultad y que en la mayoría de los casos superan los diez kilómetros. Uno de los recorridos más interesantes parte del pantano El Chorro, para después bordear la Sierra Huma y después adentrarse en la llamada escalera Árabe. Los que se encuentren más en forma pueden intentar subir la cordillera por su cara norte, pasando por el conocido como «tajo del estudiante», en un trayecto de algo más de 12 kilómetros que requiere unas siete horas aproximadamente para su realización.

Pero este destino no sólo atrae a los apasionados del senderismo, también ofrece muchas posibilidades para los ciclistas que huyen de trazados compartidos por otros vehículos, más contaminados y peligrosos, y optan por salidas con un mayor contacto con la naturaleza. También es un reclamo para los que practican la «caza fotográfica», quienes podrán capturar con sus cámaras ejemplares de cabras montesas, buitres leonados, halcones o búhos reales, así como mamíferos como la nutria o el zorro.

Los seguidores de los deportes acuáticos también tienen su espacio en los tres embalses que se encuentran en la zona, mientras que los que se decantan por la aventura tienen al alcance de la mano la posibilidad de practicar descenso de cañones, espeleología o parapente.

Aunque si para un deporte ha sido referente la zona de El Chorro, ha sido, sin duda alguna, la escalada. El paraje cuenta con numerosas vías que año tras año ofrece nuevos retos a los escaladores, aunque la más concurridas han sido las próximas al Caminito del Rey. Pero el mal estado de la pasarela, unido a los numerosos accidentes –algunos de ellos, mortales- que ocurrieron en este punto, obligó a cerrar su acceso a principios de siglo.

Con un presupuesto de algo más de tres millones de euros, los trabajos de rehabilitación de este enclave han sido espectaculares. Empleados con formación en escalada, apoyados desde el aire por helicópteros que trasladan el material, han realizado una nueva pasarela de 1,2 kilómetros. Está hecha de paneles de madera con anclajes metálicos y taladros a la pared de roca y consta con tramos de suelo de vidrio para que se pueda observar el desfiladero de Los Gaitanes, a una altura media de unos 100 metros. Una experiencia no apta para los que padecen de vértigo.

El recorrido total del Caminito del Rey es de 7,7 kms., de los cuales 4,8 kms. son de accesos y 2,9 kms. de puerta a puerta de las pasarelas (pasarela – Valle del Hoyo – pasarela).

Las pasarelas, debido a lo peligroso que eran hasta la restauración, son la parte más conocida del recorrido. La distancia entre la entrada por la caseta de control y la salida es de 2.9 kms., repartidos entre 1.5 km de pasarelas y 1.4 km. de sendero o pista forestal. Pero a estas distancias hay que sumar 2,7 kms. de senda desde la entrada norte y 2,1 kms. desde la entrada sur hasta las casetas de control. Todo ello hace que el tiempo estimado para realizar el recorrido completo (tramo de la puerta de una pasarela a la otra, más los senderos o pistas forestales para llegar/salir de la zona) sea entre 4 y 5 horas. Los visitantes deben tener en cuenta que para llegar a los accesos de las pasarelas -por cualquiera de las dos entradas- debe recorrer una distancia considerable así como las pendientes de las mismas.

La localidad antequerana ofrece muchas posibilidades a los viajeros. Ciudad monumental, cuenta con un centenar de edificios fechados entre la Edad de Bronce y el siglo XVIII, entre los que destacan sus numerosas iglesias. Especialmente llamativo es su Museo del Trompo, que cuenta con una amplia colección de este juguete que año tras año se reinventa, y que sirve de guía para divulgar, extender y recuperar la práctica de los juegos tradicionales. Para los amantes de la vida castrense, el Museo de la Legión ofrece información detallada de esta unidad del Ejército español. Y los que quieran llevarse la foto curiosa, deben obtener la instantánea de la Peña de los enamorados, cuyo perfil se asemeja al de un indio acostado mirando al cielo.

En el apartado arqueológico, además de las Termas Romanas, la visita obligada son los complejos de dólmenes de Menga, Viera y el Romeral. Un viaje en el tiempo hacia la prehistoria que cuenta con diversos niveles de protección y reconocimientos, como el de Tesoro Artístico Arqueológico Nacional.

El entorno del Caminito del Rey también cuenta con una interesante oferta gastronómica donde destacan los platos autóctonos elaborados con productos de la tierra. La porra antequerana –los cordobeses bautizaron este plato como salmorejo- es una crema fina, variante del tradicional gazpacho, que resulta irrechazable. Igual que desayunar un mollete untado en tomate triturado y un hilo de aceite.

El municipio de Álora, además de por sus aceitunas con denominación de origen, es conocido por su sopa perota. Una receta que cocinaban los hombres que iban a trabajar al campo y cuyos ingredientes principales son las verduras –pimientos, tomates, espárragos...- y el pan.

Este plato tiene hasta una fiesta –que se celebra el primer sábado de octubre – y que es considerada de singularidad Turística por la Diputación. Ardales no se queda atrás y es capaz de combinar en su recetario una caldereta de cabrito, con un cordero al pastoril o unas simples patatas fritas. Y es que este aperitivo se ha convertido en una de las señas de identidad del municipio a través de las numerosas fábricas artesanales que han ido surgiendo y que basan su éxito en el sabor tradicional.