El pueblo que fue clave para la Reconquista está en Andalucía y lo crearon unos suizos

Aunque el plan incorporó colonos franceses, germanos y austríacos, fueron los suizos junto con belgas quienes dejaron una impronta decisiva en la ordenación urbanística. Un contingente de más de 6.000 católicos procedentes de Bélgica, Alemania, Austria y Suiza fueron atraídos con promesas de tierra y ganado, asentándose en esta comarca. En consecuencia, La Carolina se trazó con un diseño ortogonal inspirado en los principios ilustrados: amplias plazas, calles rectas (como la célebre Calle Jardines), viviendas de estilo colonial con jardines y un ambiente de modernidad inusual en la Andalucía de finales del siglo XVIII.

Hoy, todavía, es fácil encontrar en La Carolina personas rubias, altas, de ojos claros y piel pálida que recuerdan a alemanes, suizos o austriacos. Igual ocurre en otras localidades nacidas bajo el Fuero de las Nuevas Poblaciones. Apellidos como Auffinger, Eisman, Kobler, Metzveiler, Minch, Mitelbrum,Neff, Payer, Prigman, Scheffle, Scheroff, Smidt, Tecklemayer, Trunser, Yegler son la huella viva de esas 6.000 familias que, dejaron sus tierras para instalarse en Andalucía con la esperanza de una vida mejor. Lo hicieron atraídos por la promesa de tierras, casa, ganado y beneficios fiscales.

La situación geográfica de La Carolina tiene además una trascendencia histórica. Su posición junto al desfiladero de Despeñaperros la convirtieron en paso obligado para las rutas medievales que lo conectaban con Navas de Tolosa, escenario de la histórica batalla de 1212, considerado un punto de inflexión en la Reconquista cristiana. De hecho, en La Carolina se erige un monumento conmemorativo de la Batalla de las Navas de Tolosa en el que aparecen Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón, Sancho VII de Navarra y el arzobispo de Toledo. La obra expresa la unidad y determinación de las fuerzas cristianas.

Además del diseño urbanístico y del homenaje a la Reconquista, La Carolina conserva vestigios de su pasado industrial: la Torre de Perdigones, erigida para fundir plomo y fabricar munición, da fe de la actividad minera que floreció a finales del siglo XIX, vinculada al cobre y al plomo .

También destaca el Palacio del Intendente Olavide, sede administrativa del plan de colonización, construido junto a la antigua iglesia carmelita. Desde sus muros se gestionó la integración de colonos extranjeros, lo que convierte este edificio en testimonio vivo del esfuerzo ilustrado por moldear una nueva sociedad agraria en la frontera del Reino de Jaén .

Con unos 15.000 habitantes en la actualidad, La Carolina sigue fiel a su herencia: conserva la tipología cartesiana de sus calles, su plaza de la Iglesia, su arquitectura neoclásica y los hitos urbanos ideados por Olavide. Su Museo de la Minería revela la evolución desde esta colonización de ideal reformista hasta el auge industrial del XIX

Así, bajo su apariencia de localidad andaluza surgida en época moderna, La Carolina conjuga dos hechos fundamentales de la historia: la significativa batalla de 1212 que alumbró la Reconquista definitiva, y la fundación ilustrada de un pueblo «colonial» levantado por suizos, belgas y centroeuropeos bajo la corona española.

Un enclave poco conocido pero clave para entender el pasado de España.