Carlos: de «cata guisaos» y bailarín de «break dance» a cocinero estrella

Su aspecto musculado, trabajado en el gimnasio Altafit de Talavera de la Reina, contrasta con la imagen que el propio Carlos tenía de sí mismo cuando era niño: «Quizá fuese un complejo, porque de pequeño parecía una bolita, pero entrenando bien y comiendo más o menos sano, podíamos decir que he quedado bastante bien».

En los primeros años de su adolescencia, a Carlos Maldonado le gustaba mucho bailar «break dance», una «época loca» como él la define, que le duró hasta los 15 años. Y luego llegó su primera moto, que le marcó un «antes y un después» hasta que decidió aparcarla para evitar sustos.

Pero su vida dio un giro cuando cayó en sus manos el libro «¿Dónde está el límite?», del deportista Josef Ajram . «Decidí convertirme en ultrafondista y participar en las pruebas más duras del mundo para tratar de averiguar dónde estaba el límite del cuerpo humano -dónde estaba mi límite-, del mismo modo que un buen corredor de bolsa husmea, escucha, tantea y arriesga para aprovechar una buena onda y averiguar hasta cuándo aguantar y en qué momento hay que vender». Estas palabras de Josef Ajram tuvieron que cambiar algo en la mente de Carlos Maldonado, quien se lanzó a participar en las pruebas de largo recorrido. «Me enteré de que existían carreras en las que objetivo no era llegar el primero, si no tener suficientes cojones como para terminar la carrera», contaba en 2012 este fenómeno televisivo, que también practica «crossfit» .

La cocina ya había calado en él gracias a los consejos de su madre, Yeny , y a los guisos de su abuela Josefa con carne de caza. «Siempre, desde niño, ha sido un cocinillas», dice Carlos, el padre del cocinero estrella. Aunque Carlos hijo siempre tiene presente el pisto para chuparse los dedos que cocinaba su yaya, y que puede decirse que fue el plato con el que el MasterChef 2015 sintió la llamada de los fogones. «Gracias a su abuela Josefa, Carlos se interesó por la cocina», cuenta su tío Ángel Pinel desde La Puebla de Montalbán, de donde son oriundos los padres del nuevo cocinero mediático, aunque viven en Talavera de la Reina desde hace tres décadas.

Estudió cocina y los platos complejos le hicieron tilín. Pero lo que le ha dado de comer hasta ahora ha sido la venta ambulante de quesos curados, jamones y chorizos ibéricos con su padre en una furgoneta. Hasta que llegó el concurso de cocina de Televisión Española que ha cambiado la vida de Carlos. Se clasificó entre los quince concursantes finalistas, después de superar una selección de 50 y competir con otras 15.000 personas .

Y desde el martes Carlos Maldonado Pinel es uno de los cocineros más famosos de España. Si Ferrá Adriá se quedó ojiplático con el creativo bocadillo de calamares de Carlos en la final de MasterChef, a saber qué cara podrá poner uno de los mejores chefs del mundo si prueba una versión del pisto de la abuela Josefa.

De momento, los espectadores volverán a ver a Carlos en Televisión Española a partir del 7 de julio en «Cocineros al volante» , programa en el que participará con su padre. Los dos regresarán a sus orígenes, ya que la pareja recorrerá España en una furgoneta («food truck») para mostrar parte de la gastronomía nacional. «Quiero tener -ha afirmado- un ‘food truck’ para contribuir a que se liberalice el mercado».