artes&letras de castilla-la mancha
El manchego Ángel Crespo celebrado en Andalucía
La revista gaditana «Campo de Agramante», de la Fundación Caballero Bonald, publica un extenso monográfico sobre su figura

Ya son bastantes los homenajes ofrendados al poeta Ángel Crespo (Ciudad Real, 1926-Barcelona, 1995) desde la que va siendo ya lejana fecha de su muerte. Sin relacionarlos exhaustivamente, se puede refrescar la memoria con un selectivo y sustancioso recuento. Todavía él vivo, la revista barcelonesa Anthropos le dedicó una doble entrega, donde abundaban firmas extranjeras consagradas a comentar la ya larga incursión europea de Crespo estudiando la gran poesía del continente. Aún a no muchos años de su fallecimiento, aquí en Castilla-La Mancha apareció en la Biblioteca de Autores Manchegos el volumen Ángel Crespo: una poética iluminante ; y algo después la revista Añil le dedicó otro interesante haz de páginas, esta vez en unión del también llorado, y muy amigo de Ángel Crespo, el poeta conquense Carlos de la Rica. Otros monográficos han visto la luz en prestigiosas revistas como Ínsula , Turia o El Alambique . En 2005 de celebró en el Círculo de Bellas Artes de Madrid la exposición Ángel Crespo con el tiempo, contra el tiempo , acompañada de un profuso catálogo, que itineró por varias ciudades: Lisboa, Toledo, Barcelona o Roma, entre algunas otras. Lo más reciente es el último número de la cuidada y lujosa revista Campo de Agramante , dependiente de la Fundación Caballero Bonald, en Jerez de la Frontera, dedicando prácticamente todas sus páginas a Ángel Crespo. Abarca trece colaboraciones, una de ellas del propio Crespo, desde un primer recuerdo, muy sentido, de José Manuel Caballero Bonald, que fue su compinche en alguna aventura literaria, hasta la amplia reseña, firmada por José María Balcells, de la biografía de Ángel Crespo que yo escribí y publiqué en Almud hace tres años.
La personalidad literaria de Ángel Crespo fue completísima. Sus primeros poemas (con influencias modernistas y con el poso que le dejó su paso por el Postismo) los publicó muy pronto en una editorial ciudarrealeña. Uno de los trabajos que ahora aparecen en Campo de Agramante trata de esas primeras poesías de Crespo; Jordy Ardanuy, su autor, ya apunta sagazmente en el título que las primeras composiciones crespianas, piezas fechadas entre 1942 y 1944, oscilan entre «el juego postista y la especulación simbólica». Pero realmente su obra poética comienza a configurarse, para no abandonar ya sus líneas maestras, con la publicación, durante los años 50, de unos libritos (de pocas páginas) donde se desarrolla un realismo verdaderamente imaginativo que es capaz de extenderse, de maravilla y con plena autonomía, en la estricta geografía del poema, renunciando a ser sólo reflejo de la realidad. Así, el entorno rural que cercaba la casa familiar de Alcolea de Calatrava, que él ama sobremanera y a la que se retira con mucha frecuencia, queda así desplegado en sus versos, convirtiéndose esos versos en un verdadero territorio independiente capaz de competir con la propia naturaleza que sirve de tema: «Por los caminos encontramos bueyes. / Vamos contando testas de animales cornudos. / En los caminos encontramos árboles. / Vamos contando ramas de vegetales altos. / Vamos por los caminos contando hierbas. / Pero también los bueyes cuentan presencias de hombres. / Y los árboles cuentan nervudos brazos de hombre. / Y las hierbas nos cuentan las pestañas».
Su tan bien planificado ejercicio poético a lo largo de los años se vio ricamente complementado con la constante labor de traducción poética que Ángel Crespo nunca dejó de acometer. Pocos traductores hay con tanta natural fluidez y tan concienzudos como él, habiendo vertido al castellano obras tan fundamentales no sólo dentro de la historia literaria sino de la historia del mundo, como la Divina Comedia dantesca, el Cancionero petrarquista, la poesía de Pessoa o los diarios de Pavese. Y lo que Crespo siempre alegaba es que todo texto poético procedente de una lengua de partida, al arribar a la lengua de llegada se ha de incorporar con pleno derecho al inventario poético de esa lengua de destino. O sea que las traducciones poéticas vertidas al español desde otras lenguas son ya textos poéticos de la lengua española. Dicha faceta es comentada, en este número flamante de Campo de Agramante , por Clara Janés, quien vislumbra certeramente que «evocar el nombre de Ángel Crespo es situarse ante una brillante moneda con sus dos caras, en este caso la poesía y la traducción». Clara Janés se reafirma en este contundente hecho añadiendo que «es precisamente el hondo conocimiento de la palabra el que hace que no haya distinción en excelencia entre el Ángel Crespo poeta y el Ángel Crespo traductor».
Hay a lo largo de este número análisis que hablan de Ángel Crespo como crítico literario y crítico de arte (él siempre quiso completar su oficio con el comentario, crítico o historiográfico, en todo caso altamente informativo, del fenómeno poético producido en la sociología que marca cada época). Otras colaboraciones versan de su relación con el simbolismo, de su hondo contacto con Italia, de sus poemas traducidos al inglés por Arthur Ferry ( A woman called Rosa ), como también de su labor en cuanto a diseñar una teoría, atractiva y versátil, de la poesía europea, terreno en el que incide su sobrino Ignacio García Crespo. Y hay textos, sobre todo los dos que abren el monográfico, de Caballero Bonald y Antonio Colinas, que son cabalmente panorámicos y sustanciosamente emotivos. Crespo tiene un papel muy centrado y relevante en la historia de la poesía española. Caballero Bonald confirma que a Crespo «hay que situarlo de hecho en la órbita fundacional del grupo poético del 50». Aunque es manifiesto que con él la divulgación no trajina exhibiéndolo como a los de esa célebre promoción. Ello quizá se deba, sigue exponiendo Caballero Bonald, aunque de esto habría mucho que hablar, a que Ángel Crespo «se desentendió de ciertos objetivos o de ciertos preceptos de ese grupo del 50, seguramente por desvíos estratégicos o por simple desgana». Lo cierto es que tenemos disponible su obra poética completa, editada en tres tomos pulquérrimos por la Fundación vallisoletana Jorge Guillén (nadie es profeta en su tierra), para leerla y disfrutar la evolución, irisación y sabios contrastes de su profunda voz poética.
FRAGMENTOS DE UN DIARIO INÉDITO DE ÁNGEL CRESPO
Mayagüez, 18 de abril de 1983 .- Carta de Carlos de la Rica, que ya ha dado a la imprenta el libro sobre mi poesía, y espera tener pruebas de él a mediados de mayo.
Mientras estoy absorbido por el trabajo me siento tranquilo, sereno, pero cuando no estoy trabajando siento, a veces, una expectativa, más que una inquietud: es como si esperase algo importante –y me parece que favorable- que debe suceder y en lo que yo no puedo influir de ninguna manera, ni tampoco intuir su naturaleza ni su procedencia.
He oído parte de Il retorno di Ulisse in patria , de Monteverdi.
19 de abril .- Sigo trabajando en mi poesía. Algunos de los poemas sólo necesitan algunos retoques o la supresión de lo superfluo o de esos primeros versos en los que la inspiración todavía no se ha encontrado. Otros, en cambio, tengo que rehacerlos. Ayer dí por definitivos cuatro; hoy, tres.
Siento que el sol empieza a acercárseme demasiado.
23 de abril .- Hoy he escuchado toda la Antígona de Carl Orff, muy bien dirigida por Ferdinand Leitner. Me ha gustado más que su Edipo el tirano .
24 de abril .- Hoy, piezas cortas de Stravinsky: «Juego de cartas», las suites 1 y 2 para pequeña orquesta, «Apolo Musageta», «Polichinela» y la «Historia de un soldado». Admiro, sobre todo, en este gran músico, su falta de prejuicios, su no querer parecer un compositor importante, es decir, su entrega total y aparentemente ingenua, al acto de componer.
25 de abril .- Hoy he conseguido acariciar al cactus más espinoso de mi balcón sin que las espinas se me claven en las manos. Uno de ellos está lleno de lunarcitos amarillos cada uno de los cuales está formado por minúsculas espinas que se clavan en la piel al menor roce y son casi imposibles de sacar de ella. He logrado, pues, hacerme amigo de estas hostiles plantas.
27 de abril .- Ayer y hoy música de Max Reger, entre otras cosas el estupendo «Sexteto de cuerda».
He empezado a traducir O Livro do Desassosego .
Sentencia en casación contra los sublevados del 23 de febrero, con aumento de penas para dos de ellos. ¡España ya no le tiene miedo a su ejército!
ÁNGEL CRESPO
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