De Fotolog a MySpace, el auge y caída de las redes sociales fracasadas que pone en guardia a Elon Musk

Según una información recientemente publicada por ‘The Wall Street Journal’, los planes de Musk pasan porque la empresa vuelva a cotizar en menos de tres años . A pesar de que una de sus intenciones era ‘privatizar’ la compañía, es decir, que no dependiera de los vaivenes y los intereses de Wall Street .

El cómo va a hacerlo no parece nada claro, salvo para el propio Musk. Su apuesta ha sido fuerte: una cantidad de 44.000 millones de dólares por una red con mucha influencia en el discurso público, pero con pocos usuarios . Los últimos informes señalan que tiene únicamente 217 millones de usuarios monetizables. O sea, que Musk ha pagado unos 200 dólares por cada uno .

Los precedentes con Tesla y SpaceX son alentadores , además del largo historial de éxitos empresariales que el sudafricano ha cosechado a lo largo de su vida. Sin embargo, ejemplos de que torres más altas han caído, abundan. Existen sonados precedentes en los que redes sociales de éxito, en su momento auténticos gigantes de internet, desaparecieron.

Uno de los grandes ejemplos es MySpace. Nacida en el año 2003, fue una de las primeras redes sociales que conquistó al gran público. Aunque su idea inicial era la de servir de plataforma para compartir las creaciones musicales a través de internet —la banda británica Arctic Monkeys , por ejemplo, alcanzó la fama gracias a esta red social— pronto atrajo la atención de todo el mundo para conectar con amigos y crear comunidades. Tanto que llegó a ser líder indiscutible en Estados Unidos.

La clave estaba en que daba una vuelta a la proliferación de blogs y páginas personales de principios de siglo, integrando la idea de conectividad entre los usuario s a la que tanto deben el resto de redes que vinieron después.

Su éxito llevó al magnate de los medios Rupert Murdoch a adquirirla en 2005 por 580 millones de dólares , aunque no le salió bien la jugada. Seis años más tarde se deshizo de ella por tan solo 35 millones.

El ‘culpable’ fue Facebook. El momento clave fue abril de 2008 , el primer día que la red social de Zuckerberg dejó de ser segunda para liderar el ranking hasta la fecha . El arrollador éxito del gigante tecnológico se llevó por delante a muchas de sus predecesoras, y MySpace no pudo soportarlo.

Actualmente, el sitio es propiedad de la matriz de la revista Time y sigue activa , aunque centrada totalmente en la música.

Pero antes de MySpace, tuvo su gran momento Messenger. Nacida en 1999 fue el precursor de todas las aplicaciones que posteriormente se han hecho tan habituales de mensajería instantánea . Además, fue el estandarte de toda una generación, la primera que sustituyó el ‘colgarse’ del teléfono por hacerlo a través de internet .

Además de la función de enviar y recibir mensajes, incorporaba algunas novedades que sentaron las bases de sus sucesores . Por ejemplo, el estado personal, la frase que resumía tu situación en ese momento, algo que Facebook —otra vez— explotó hasta convertirla en una de las bases de su éxito.

También permitía saber si el usuario estaba conectado o no, disponible o ocupado. Incluso podías estar ‘invisible’ si querías estar conectado pero que nadie lo supiera. Y, por supuesto, también se podía enviar el mítico zumbido, una opción de enviar a un usuario concreto 'una llamada de atención', ya fuera para que respondiera, o simplemente para que supiera que estabas ahí.

El punto álgido de Messenger llegó en el año 2009 cuando alcanzó los 330 millones de usuarios mensuales. Sin embargo, su éxito fue efímero. La aparición fulgurante del chat de las BlackBerry fue el primer clavo en el ataúd, que siguió con WhatsApp para iPhone y Android. Comenzaba el reinado de los smartphones y el movimiento imparable que trasladó internet de los ordenadores a los móviles.

Posteriormente, en 2013, Microsoft, propietario del portal, fusionó el Messenger con Skype , que había adquirido dos años antes a una empresa danesa.

Las redes sociales han evolucionado desde la palabra escrita hacia las fotos y el vídeo. Sin embargo, en 2002, hubo una precursora que ya puso en el centro las imágenes de los usuarios: Fotolog . Una página sencilla y de funcionamiento simple. El usuario únicamente podía subir una foto al día y albergar 20 comentarios.

Como ahora hace Instagram, causó auténtico furor entre los adolescentes. Y alentó la creatividad de los jóvenes, que editaban rudimentariamente sus fotos para incluir sus propios mensajes. Fotolog sentó las bases, aunque aún lejos de la situación actual, de lo que se supone ‘crear’ tu propia personalidad digital . Y, como era habitual en aquellos primitivos tiempos en internet, muchos de los textos estaban llenos de ‘tkm’ o ‘xoxo’ u otras abreviaturas que ahora muchos de sus autores se sonrojarían al recordar.

Sin embargo, la nostalgia por aquellos primeros compases de las redes sociales sigue siendo fuerte. Google sigue sugiriendo la palabra ‘recuperar’ cuando introduces en la barra de búsqueda ‘fotolog’.

Pero ya no es posible. La empresa Thinking Different adquirió el dominio en septiembre de 2019. Ahora mismo, en fotolog.com , lo único que puedes encontrar es un magazine de contenido viral.

De todas las redes sociales, quizá el mayor fracaso de todos ha sido el de Google+. El omnipotente ‘todo’ en la web apostó muy fuerte por crear su propia plataforma , con el objetivo de conquistar y arrasar como ha sido habitual en todos los productos que ha creado la empresa del buscador.

En junio de 2011, la empresa presentó su criatura: Google+ . Su principal apuesta eran los círculos: espacios de acceso cerrado donde el usuario controlaba el acceso, pudiendo así elegir quién veía qué del contenido que publicaba. De esta manera, uno podía dirigir sus mensajes a públicos diferentes y segmentados sin necesidad de pensar en todos sus contactos.

Posiblemente esta cierta, aunque no demasiada, complejidad fue uno de los factores que propició que no llegara a cuajar . Si algo ha caracterizado las redes sociales, sobre todo en sus inicios, es la simplicidad a la hora de participar; algo que en Google+ no era tan evidente.

El fracaso de la red social de Google no se debió por la falta de esfuerzos. Toda la empresa se volcó en llevar a su ingente cantidad de usuarios a utilizar su red social . Integrando todos los servicios que ofrecía, creaba en paralelo cuentas de Google+, aunque eso no se tradujera en usuarios estrictamente hablando. Si tenías una cuenta de correo de Gmail, también tenías un perfil en Google+, y lo mismo pasaba con YouTube, Google Maps y otros servicios del buscador. Así, tres meses después de su lanzamiento, contaban con 540 millones de usuarios pero que, con datos de principios de 2012, pasaban una media algo más de 3 minutos al mes en la plataforma. Facebook en aquel momento acumulaba más de 7 horas mensuales.

Google asumió el fracaso y cerró definitivamente la red social en abril de 2019, tras un largo período de agonía. Sin embargo, aprovechó lo que pudo, como su servicio de gestión de álbumes fotográficos , y siguió con el resto de productos de su negocio , donde, a pesar de todo, sigue siendo el rey.

Una generación entera de españoles seguirá sonriendo con nostalgia cada vez que se mencione la palabra Tuenti. Y todo empezó en Cabeza del Buey, un pueblo pacense que no llega a los cinco mil habitantes. Allí aterrizó el californiano Zaryn Dentzel a finales de los años 90 para aprender español. De vuelta a Estados Unidos, y viendo el éxito que estaba cosechando Facebook entre sus compatriotas, decidió crear su propia versión de la red social para instalarse en España.

En 2009, Tuenti era la primera red social en España, por encima de su ‘hermano mayor’, y al año siguiente alcanzó los diez millones de usuarios . Cuatro de cada cinco adolescentes entre los 15 y los 20 años tenía su propio perfil.

Aunque el funcionamiento era muy similar a Facebook, tenía algunas características propias. Por ejemplo, la red social te informaba de cuántas personas habían visitado tu perfil .

Sin embargo, a medida que sus usuarios se fueron haciendo mayores, migraron a otras redes. La eclosión de Twitter —que en sus primeros pasos poco tenía que ver con cómo es ahora— y sobre todo, el aterrizaje total de Facebook, provocaron que poco a poco cayera en desuso.

Telefónica compró Tuenti en 2010 por 70 millones. Y lo convirtió en una operadora móvil que sigue en marcha.

La historia de las redes sociales es absolutamente frenética. En menos de una década, el panorama del entretenimiento ha dado un giro copernicano a la auténtica revolución de los diez años anteriores. Los jóvenes pioneros de Facebook, que ya lo abandonaron por Instagram, se sienten como peces fuera del agua en el mundo de TikTok. Los éxitos siempre estuvieron asentados en ideas sencillas que supusieron una novedad en su momento, pero también fueron simples los cambios que tumbaron a auténticos colosos de la red.

Es famosa la anécdota, quizá apócrifa, de un memorando interno de 1876 de Western Union sobre la aparición de un nuevo invento: «Ese 'teléfono' tiene demasiados defectos como para ser considerado un medio de comunicación serio ».

Elon Musk llega con una acreditada experiencia en el mundo empresarial, especialmente vinculada con el desarrollo tecnológico. Sin embargo, si algo ha enseñado la historia, es que el invento que revolucione la próxima generación puede saltar en cualquier lado, y no es fácil intuir cómo nos van a cambiar la vida.