Haaland se suma a la fiebre de los futbolistas por los coches de lujo

Si bien la vida privada del noruego es mucho menos conocida que la de Cristiano y otros futbolistas ya veteranos que han sido iconos mediáticos dominantes durante la década pasada, los futbolistas están tan expuestos que sabemos, aunque no presuman, qué coches conducen a lo largo de sus respectivas carreras. La de Haaland todavía es corta, puesto que tiene apenas 22 años (cumplirá 23 en julio), pero su lista particular de coches de lujo ya vale su peso en oro.

El corpulento deportista nórdico (nació en la ciudad inglesa de Leeds por circunstancias profesionales de su padre, también futbolista profesional), que por cierto tiene mucho vínculo con España puesto que posee una casa en Marbella donde pasa largas temporadas cuando el trabajo se lo permite, gana 375.000 libras esterlinas a la semana según los medios británicos, más de 420.000 euros cada siete días. Con este sueldo, patrocinios aparte, sería extraño que no condujera un coche de altísima gama, que es lo que hace.

En concreto, Erling Haaland conduce por las calles de Manchester un Rolls-Royce Cullinan, su primer gran capricho de cuatro ruedas. El precio de este SUV de la firma inglesa ronda los 300.000 euros, pero en cuanto se añade equipación específica, supera la barrera de los 350.000 euros.

El noruego, y no es un homenaje al Real Madrid por mucho que se haya vinculado el futuro de Haaland al club blanco en distintos veranos, tiene un modelo en color blanco de este «buque» de Rolls-Royce, un coche con un tamaño y un porte imponente. Dicen que los perros son a semejanza de sus dueños; pues bien, también los coches hablan de quienes los conducen, y el Cullinan parece hecho a medida de un «tanque» como Erling Haaland.

El garaje del futbolista del Manchester City explica bien la evolución de su carrera, que tiene pinta de estar todavía lejos de su cenit. No podemos comparar, por edad y por ganancias acumuladas, la colección de coches de Haaland con la de Cristiano, Aubameyang y otros futbolistas que superan holgadamente la treintena y han acumulado una fortuna jugando al fútbol durante muchos más años de los que lleva en la élite Haaland.

Tampoco sabemos, porque no suele hablar de sus aficiones —parece que los videojuegos son una de ellas por lo que dijo después de batir el récord de goles de la Premier: «Ahora jugaré a videojuegos y me dormiré», dijo a la prensa—, pero no le gusta conducir cualquier cosa.

Prueba de ello es que antes del Cullinan de Rolls-Royce que conduce en la actualidad, el bueno de Haaland ya ha tenido, que sepamos, un Audi RS 6 Avant, cuyo precio ronda los 120.000 euros, un Range Rover Sport y un Mercedes-AMG GLE Coupé. Así lo han publicado recientemente diversos medios británicos, como por ejemplo The Sun.

El RS 6 de Audi fue el coche, en color rojo, que llevó Haaland durante sus años en Alemania, donde jugó en las filas del Borussia Dortmund desde el año 2020 y hasta el 2022, cuando se mudó a Manchester. Durante esta etapa en Alemania, las típicas fotos a los futbolistas a la llegada y salida de los entrenamientos, con la ventana bajada y al volante, en el caso de Haaland, son a bordo de este diseño de Audi.

Lo que está claro es que Haaland, al menos de momento, prefiere los coches voluminosos, «corpulentos», cualidad por la que destaca en el campo de fútbol también. Y es que también lo son sus otros dos coches de lujo conocidos hasta la fecha —no hay que olvidar su edad, apenas 22 años—. Tanto el Range Rover Sport, cuyo precio supera los 130.000 euros, como el Mercedes-AMG GLE Coupé (alrededor de 100.000 euros), pese a ser de estética claramente deportiva este último, lo son.

Está claro que Erling Haaland prefiere ver siempre la vida desde las alturas. En el césped lo hace, cazando todos los centros que sus compañeros le sirven. Y en la carretera prefiere mantener esta vista elevada a conducir superdeportivos bajos. Además, da la sensación de que la sangre nórdica que corre por sus venas también le influye a la hora de elegir coches de lujo. El Cullinan blanco de Rolls-Royce en el que se mueve es el ejemplo perfecto de ello.