El perro robot llega al mercado

Suyo es el robot Atlas , un mastodóntico ejemplar humanoide que se presta a solucionar las tareas más engorrosas como lo haría una persona: saltan, recogen objetos, cargan mucho peso y son capaces de desenvolverse en temperaturas extremas . Después llegó Spot , un «Atlas» silencioso que caminaba a cuatro patas imitando a un perro. Destaca por su agilidad : también es capaz de correr sobre terreno accidentado, tiene visión estereoscópica y una autonomía de 45 minutos.

SpotMini es su versión más perfeccionada y manejable. El robot más pequeño y silencioso que la empresa americana ha construido hasta la fecha. Pesa 25 kg y es completamente eléctrico . Tiene una autonomía de 90 minutos en los cuales podrá manejar y utilizar objetos con sus brazo de 5 grados de libertad y operar con sensores mucho más avanzados que los de su hermano mayor, Spot.

Estas cualidades no sólo lo hacen capaz de subir y bajar escaleras, llevarle a su dueño las zapatillas a la cama o poner el lavavajillas, sino también de manejar teléfonos móviles y otros aparatos electrónicos , comprar el periódico y hacer recados que no requieran mucha complejidad. «La aplicación práctica de las capacidades del robot serán las que el ser humano le de », señala uno de los ingenieros de la empresa, que confía en que SpotMini sea, en un futuro, un gran ayudante del hombre en caso de catástrofes naturales. «Podrán ayudar a rescatar personas y limpiar los terrenos dañados en caso de terremotos , por ejemplo».

Quines fruncen el entrecejo al atisbar las posibilidades de estos pequeños androides imaginan un mundo en el que los seres humanos sustituyen el afecto de una mascota por las frías articulaciones de un robot canino. Sin embargo hace casi 60 años que se inventó una máquina que sustituyera el cariño de una pareja : se llamaba Eliza y era limitada a nivel cognitivo, daba respuestas muy básicas pero era capaz de escuchar a un melómano y construir una frase con la palabra música. Sus discursos eran elementales, pero para el hombre fueron suficientes. La creación de aquel chatbot conversacional fue un éxito.

Actualmente la inteligencia ha conseguido diseñar robots de placer que satisfacen las demandas de sus usuarios de una forma muy eficiente. Tanto, que dio origen a un nuevo término: «digisexual» , una acepción que describe a los individuos que se sienten más cómodos intimando con máquinas.

Uno de los objetivos a corto plazo de la inteligencia artificial es adaptarse a la vida doméstica para facilitar las labores del día a día . El ejemplar más avanzado es Moley, el robot creado por Mark Oleynik , que está dotado de las soluciones tecnológicas más altas y de dos brazos con los que repite los movimientos de los mejores chefs .

El robot Roomba aspira cada milímetro de la casa adaptándose a cada curva, pliegue o plan improvisado en la agenda de su propietario.

La domótica , por otro lado, intenta que los aparatos electrónicos se coordinen hasta que las tareas diarias se completen de una forma más rápida y eficaz . «Imagínate que tienes un robot chef y te va a hacer la comida, pero falta un ingrediente. Puede avisar a otra máquina para que haga la lista de la compra y ésta, a su vez, a otra que lo compre. Tú sólo vas a tener que darle permiso», explicó a Summum Martín Molina, catedrático de Inteligencia Artificial en la Universidad Politécnica de Madrid .

La Alexa de Amazon mientras tanto, escucha nuestras necesidades y nos ofrece las mejor soluciones a nuestras demandas. El futuro de la IA se traza hacia camino muy delicado: el cuidado de las personas dependientes .

Ante el imparable avance de la inteligencia artificial y el contínuo parto de máquinas cada vez más perfectas, los escépticos temen la posibilidad de que las castas de robots más avanzadas consigan superarnos en capacidades, unirse y rebelarse contra la especie humana. Sus argumentos se reforzaron cuando, hace apenas un año, los científicos de Facebook se vieron obligados a desconectar a dos de sus bots al percatarse de que habían creado un lenguaje propi o para comunicarse entre sí.