¿Has pensado cuál debería ser tu sueldo perfecto para ser feliz?

Lo más lógico sería pensar que cuánto más alto sea el salario, más felices seremos. Pero la realidad es bien distinta, así lo demuestran diversos estudios al respecto. Hace una década, la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos publicó una investigación en la que se clarificaba que el sueldo que hacía que las personas estuviesen más satisfechas con su vida era de entre 50 y 60.000 euros anuales.

Posteriormente, en 2018, se publicó otro estudio de la mano de la Universidad Purdue (Indiana) en el que apoyaban lo expresado anteriormente y además explicaban que, si el sueldo se elevaba hasta los 75.000 euros, la plenitud era máxima . Sin embargo, destaca otro dato muy llamativo del mismo: las personas que ganaban más de 90.000 euros al año tenían más preocupaciones y no estaban tan contentos como las de los casos anteriores.

Aunque no aclaraban las causas lo más probable es que en los primeros casos se tratase de personas con contratos estables y en los últimos hubiese muchos perfiles de emprendedores que deben hacer frente a una serie de baches que en el otro grupo no suelen darse. Si se trata de trabajadores de una empresa normalmente estaremos ante cargos con una gran responsabilidad, de ahí que el estrés aumente.

Tomando como referencia estos estudios ahora la pregunta es la siguiente: ¿cuánta gente en España tiene un salario que supere los 60.000 euros? Teniendo en cuenta la crisis que se está atravesando y que el salario medio es de 24.000 euros brutos anuales, lo cierto es que la cifra es bastante baja. Así lo señala la investigación de Bankinter en la que analizaron los datos de la Agencia Tributaria y llegaron a la conclusión de que tan solo un 3,46% de los españoles han declarado tener unos sueldos que lleguen a esas cifras.

Otro dato bastante curioso lo aporta la consultora francesa Capgemini y su Informe Mundial de la Riqueza, donde publicaron que en España las grandes fortunas aumentaron un 5%. Eso sí, dicho informe se basa en datos recogidos durante enero y febrero de 2020, por lo que no se ven reflejados los efectos de la pandemia.

Sea como fuere, de lo que no hay duda es que estos datos son mucho más llamativos de lo que podríamos imaginar, y seguramente tras el confinamiento hayamos aprendido a valorar más las pequeñas cosas -intangibles- de la vida.