Los beneficios de Iñigo Onieva como nuevo marqués de Griñón

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El evento ha sido uno de los más esperados del año y ahora que Iñigo se ha convertido en marqués, surgen varias dudas. Tamara fue la VI marquesa de Griñón a partir del 7 de diciembre de 2020, nueve meses después de que su padre, Carlos Falcó, falleciera por coronavirus. Ese mismo mes, se conoció el nuevo amor de la joven, con quien, casi tres años después, se ha casado. Para ese entonces, el chico era prácticamente desconocido y hoy día, es uno de los más conocidos del país.

Gracias a su matrimonio, el joven ha obtenido de forma automática el título de marqués. A pesar de que pueda parecer lo contrario, a día de hoy «los títulos nobiliarios no tienen tanto prestigio como antiguamente», explica Natalia Puebla Jiménez, graduada en Protocolo y Organización de eventos.

El título de marquesa de Griñón le pertenece a Tamara, por lo que él es marqués consorte, de tal forma que si se divorcian, Iñigo dejaría de serlo, y por lo tanto «no tiene muchos beneficios en ese sentido» y lo único que obtiene Iñigo es «disfrutar de los bienes junto a su esposa». A nivel social, ocurre prácticamente lo mismo y lo único que consigue es «rodearse de personalidades y amistades conocidas de Tamara», siempre que, «sigan casados», apunta Natalia.

Según Pilar Sánchez de las Heras, experta en Protocolo, al ser marqués consorte, Iñigo «no tiene beneficio económico, ni laboral, es un título simbólico que no tiene funciones ni privilegios». En su opinión, lo único que beneficia al marido de Falcó es «la fama» y tampoco ocupará ningún cargo específico, «únicamente acudir a algún evento en el que se utilice el Real Decreto de precedencias, tendrá su lugar en el evento en función de este».

En caso divorcio, el esposo dejaría de tener este cargo y si tuviesen hijos, el mayor de ellos heredaría el título, independientemente de su género.