Perico Delgado: “El lujo es hacer lo que quieras y cuando quieras”

Su carrera televisiva en los últimos meses ha tenido un giro de 180 grados hacia el mundo de la cocina en la quinta edición de “Masterchef Ceberity”, donde además de aprender que puede ser capaz de hacer algo más que un huevo frito se ha metido al público en el bolsillo. Hemos hablado con el exciclista de deportes, gastronomía y superación y esto es lo que nos ha contado.

Ciclismo y cocina, dos mundos muy diferentes, ¿crees que comparten puntos en común?

A priori podría parecer que no, pero la alimentación sí que está muy relacionada. De hecho, una de las cosas en las que ha evolucionado el ciclismo ha sido en los equipos se han integrado nutricionistas y cocineros para controlar la dieta. La alimentación junto con los entrenamientos es uno de los pilares del rendimiento del deportista.

Hablando de la cocina antes se me ha venido a la cabeza una anécdota muy graciosa con Induráin. Yo puedo decir que tengo un metabolismo que apenas me hace engordar, un punto a favor en la carrera de un ciclista, pero hay otros que deben cuidarse más la alimentación. Y eso es precisamente lo que nos pasó. En el Tour de Francia me tocó compartir habitación la habitación de hotel con él y al tercer día me entero de que tengo otro compañero de cuarto. Extrañado le pregunté el motivo y resulta que lo que le pasaba era que cada día, al volver de las etapas, nos pegábamos una comilona importante . En mi caso yo no me privaba de nada mientras que él tenía muchas más restricciones y según me contó cada día le entraba un hambre terrible cuando me veía comer, ¡pobrecillo!

¿Piensas que tu triunfo en el Tour de Francia marcó un antes y un después en el deporte español?

Sí porque en aquella época las fronteras de España estaban muy cerradas y lo cierto es que los españoles teníamos un gran complejo de inferioridad, nos sentíamos ciudadanos de segunda y eso nos hacía sentir en un nivel muy bajo. Para nosotros llegar a la meta con los primeros era un triunfo, pero lo de ganar ni se nos pasaba por la cabeza. Poco a poco empezamos a sentir confianza, a sentirnos más seguros y en el 88, cuando gané, podría decir que fue la culminación de ese trabajo. A nivel de equipo deportivo y a nivel sociedad porque esos miedos con los que salíamos estaban fijados en la sociedad española. Cuando gané el Tour hubo un sentimiento nacional de orgullo y fue un momento cumbre. Siempre destaco su importancia porque a partir de ahí ya no íbamos a participar, sino a ganar.

¿Consideras que, a día de hoy, sigue habiendo prejuicios en el mundo del deporte?

Se puede decir que hay un sentimiento de igualdad ahora mismo, pero todavía queda un gran trabajo por hacer. En España en el deporte tenemos unas tradiciones y dentro de esas tradiciones hay algunos deportes que funcionan mejor. Hay mucho camino por recorrer, pero ahora hay unos condicionantes que ayudan a que haya una mejor respuesta.

¿Qué ha sido lo más difícil de tu trayectoria profesional?

Me considero una persona con mucha suerte y las decisiones que siempre he tomado por suerte siempre me han salido bien. Creo que nadie te regala nada, pero si eres constante y tienes unas ciertas cualidades todo va saliendo. Yo he hecho apuestas en mi vida profesional, tanto deportivas como de otros ámbitos, y he acertado la mayoría de las veces. En el deporte de alta competición siempre está el día después, o lo que es lo mismo, el “muro” cuando llega cierta edad y debes reinventarte. En mi caso con 34 años me vino el cambio de sopetón con la oferta de Televisión Española y acepté sin pensármelo. Creo que la clave está precisamente en saber adaptarse a los cambios y hacerlo lo mejor posible y disfrutando.

Cuál ha sido el mayor reto al que te has enfrentado en las cocinas de Masterchef?

Mi reto era cada vez que tenía que cocinar algo porque yo hasta que entré en el programa no sabía ni hacer un huevo frito. Cuando me daban los ingredientes y me decían que tenía que sacar un plato era un auténtico desafío. El día que me echaron tenía que hacer una tarta y pensaba que era una broma, ¡demasiado para mí! Me veía demasiado básico aunque tengo que reconocer que aprendí bastante, ¡de hecho ayer mismo preparé una pizza con masa artesana!

Siempre digo que detrás de una gran cocina tiene que haber un buen comensal y no voy a negar que a mi lo que más me gusta es ponerme al otro lado (ríe).

¿A qué te hubieras dedicado si no fueras ciclista?

Cuando le dije a mi padre que quería ser ciclista lo primero que me dijo fue que antes tenía que estudiar, así que empecé Enfermería que era una de las pocas carreras que se podía cursar en Segovia. Si no me hubiese dedicado al ciclismo estoy seguro de que hoy estaría trabajando en un hospital.

En un momento de crisis como en el que estamos hay que aprender a disfrutar de los pequeños placeres de la vida… Pero, ¿qué es para ti el lujo?

El lujo es hacer lo que quieras y poder permitírtelo sin tener ningún tipo de problema ni de tiempo ni de dinero.

Y hablando de lujos, ¿cuál ha sido el último capricho que te has concedido?

No me considero muy caprichoso aunque me pierden los viajes. Se me vienen a la cabeza viajes en familia a Colombia, Namibia, Turquía… Se convierten en un capricho de lujo porque lo disfruto al máximo.

El primer destino al que viajarás cuando todo esto acabe será…

A Segovia. Aunque podría irme a la otra punta del mundo de lo que más ganas tengo es de volver a casa de allí.

Un coche que te encante

El que tengo ahora, el Land Rover Discovery.

Un restaurante

La Portada de Mediodía en Torrecaballeros (Segovia).

Un plato

Un buen cocido.

Una bebida

Un vino o whisky DYC.

Un referente

Mi padre

Un deporte además del ciclismo

Todo lo relacionado con la montaña: alpinismo, escalada….