Por qué Kendall Roy es el personaje mejor vestido de la televisión apostando por el lujo silencioso

De esto último se ha escrito muchísimo en los últimos tiempos, sobre todo en prensa internacional. Y de las gorras beisboleras en looks casual, al estilo yankee de los 90, nosotros mismos profundizamos en esta pieza sobre ello. Es Jeremy Strong y su personaje en 'Sucession', el vehículo que ha llevado a detalle de estilo de la tele a la calle, pero mucho tiene que ver en ello, más incluso que Kendall Roy, la diseñadora de vestuario de la serie, Michelle Matland.

Ella, como ocurrió por ejemplo con el maquillaje de la primera temporada de 'Euphoria' y su responsable, Doniella Davy, ha sido capaz de dar forma a una tendencia asentada a partir de construir un armario para un personaje de ficción. Un armario el de Kendall Roy que es de los que no se olvidan si te gusta la moda. Y eso que destaca por no alardear del lujo que esconde todo lo que se pone a lo largo de las cuatro temporadas de la serie, desde la citada gorra de Loro Piana al impecable traje azul marino de Brioni que lleva en el mejor capítulo de esta temporada final, el de la boda de su hermano Connor, pasando por las camisetas lisas que viste en distintos colores, hasta para ir a la playa —duele cuando la tira sobre la arena, como si costara 5 euros, para meterse en el agua en otra escena icónica de la cuarta temporada— la mayoría de ellas de Maison Margiela.

Kendall Roy, como el vestidor de su hermana Shioban (Sarah Snook) en clave femenina, es el ejemplo canónico del lujo silencioso. Todo lo que lleva es de una facturación impecable, con la mejor materia prima, y diseñado por las grandes casas de moda italianas, norteamericanas o francesas. Pero si no sabes nada de moda, puedes pensar que viste igual que la mayoría cuando se quita el traje: vaqueros y gorras, las deportivas que te apetezca ese día y una camiseta básica. Pero nada más lejos de la realidad. No hay prenda, accesorio (cascos de música) o complemento (gafas de sol, su otra seña de identidad) que no se ponga Kendall Roy que no sea una declaración de intenciones en toda regla, una declaración que la propia diseñadora de vestuario de Sucession describió de forma inmejorable en una charla con el Wall Street Journal en el 2021, cuando le preguntaron por la ausencia de logotipos en las gorras (de cachemir) de Kendall: «No hay un equipo relevante pero... el equipo Yo«. Efectivamente, a Kendall Roy no le hace falta mostrar que viste con ropa de lujo; su única necesidad es sentir que lleva algo que casi nadie puede llevar, y encima se lo esconde a la mayoría. Que cada cual interprete lo que eso significa.

Es completamente subjetivo el mensaje que da Kendall Roy a través de su armario, y por eso no nos corresponde aportar opinión que pueda influir en la tuya cuando veas la serie, pero hay algo que es indiscutiblemente objetivo: es el personaje más elegante de la serie, de largo.

Y lo es porque sabe llevar la sofisticación y la distinción de la moda de lujo, sin estridencias ni excesos, a un plano contemporáneo. Solo hay que comparar a Kendall con los personajes masculinos de su generación que tiene alrededor en la serie: desde el primo Greg, que por mucho que intente depurar su estilo seguirá pareciendo el típico invitado de boda que parece disfrazado porque se ha puesto el traje de su padre al encorsetamiento del estilo de Tom, su cuñado, que por intentar mimetizarse con el entorno acaba desarrollando un estilo yuppie anodino e insípido; correcto, sí, muy impersonal. Y qué decir del pequeño de los Roy, Roman, que apuesta por prendas mucho más entalladas, corte de pelo degradado y todos los «pecados capitales» de las generaciones que en la madurez siguen queriendo ver en el espejo al adolescente y veinteañero que fueron en el 2010.

En este contexto, creado con maestría por Michelle Matland, el estilo de Kendall brilla más si cabe. Hasta cuando se pasa de frenada y se deja influir por su adolescente influenciado por la cultura del hip hop —si fuiste adolescente en el final de milenio a ti también te pasó— o sufre algún ataque de juventud víctima de la crisis de los 40 —el look del capítulo de su macrofiesta de cumpleaños en la tercera temporada—, el estilo de Kendall deja detalles positivos. Como poco, personalidad propia.

Evidentemente, somos más del Kendall que lleva un polo de cachemir de 1.400 dólares firmado por Tom Ford —en el cuarto capítulo de la última temporada es uno de los mejores ejemplos— que de las americanas encima de camisetas estampadas, opción de estilo anacrónica que Kendall explora en alguna ocasión en la serie. Son cosas que pasan. Al menos, Kendall solo lo hace muy de vez en cuando. Nadie es perfecto.

Bromas aparte, la batería de estilismos de Kendall en esta cuarta y última temporada de la serie marca si cabe más la diferencia. Es Kendall Roy el ejemplo de que en la moda no todo lo da el dinero. Sí, puedes acceder a las colecciones de las marcas más exclusivas del planeta con la cuenta bancaria de los Roy y familia, pero la elegancia y el buen gusto, como dice un famoso anuncio, no se compra con dinero.

Vamos a echar de menos sus jerséis de punto de Prada, sus gorras de cachemir de Loro Piana, sus impecables trajes de Brioni y sus complementos de Gucci, pero por encima de todo añoraremos la percha de Kendall Roy y los looks pensados para él por la diseñadora de vestuario de Sucession, Michelle Matland, que ha dado una lección magistral de cómo se puede marcar la diferencia a través de la ropa de lujo.

De momento, si quieres que se te pegue algo de Kendall Roy, puedes empezar este verano por protegerte del sol con sus gafas Jacques Marie Mage Zephirin. 775 dólares tienen la culpa, pero es un primer paso inmejorable para acercarte al estilo del que es uno de los personajes masculinos de serie o película más elegantes de lo que llevamos de siglo.