¿Cuántos trajes necesitas para ir a trabajar?
Elige el mejor dos piezas para el día a día
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Iniciar sesiónHay algo que ocurre con la sastrería que no pasa con ninguna otra prenda: se nota mucho quien lo lleva por gusto, y quien lo hace por obligación. La flexibilización de la moda en el entorno laboral es una tendencia evidente en los últimos ... años; ya no es la corbata el uniforme de trabajo en muchas oficinas. Pero eso no quita para que el traje siga siendo uno de los pilares fundamentales sobre los que el hombre del siglo XXI construye su armario. Lo que ha permitido la relajación de los códigos es que se bajen del tren del traje solo aquellas personas que nunca se han sentido cómodos con él, y los que siguen a bordo por cumplir las normas de estilo, son muy fáciles de detectar porque hay una máxima que no falla: no disponen de más de dos trajes para ir alternándolos.
A excepción de aquellas personas que no se lo puedan permitir, teniendo en cuenta que el traje, en los casos a los que nos referimos, es la ropa que más se utiliza -mínimo 4 días a la semana si excluimos el casual friday y durante la mayor parte de las horas del día-, parece lógico pensar que dos trajes son muy pocos. Primero, porque el desgaste de un uso tan constante se apreciará enseguida ; segundo, por imagen de cara al exterior, algo que sigue siendo importante en el entorno laboral; y tercero, y más importante, por una cuestión de motivación personal a la hora de mirarse en el espejo cada mañana, evitando esa sensación desagradable que aparece cuando uno no está cómodo con lo que lleva puesto, como si fuera disfrazado.
Esto último es posible que creas que a ti no te pasa, pero la forma en la que te vistes es una prolongación de tu personalidad y de tu estado de ánimo. Ir siempre igual, como desgraciadamente tienen que hacer todas esas personas que se dedican a actividades profesionales que requieren el uso del uniforme, no es precisamente una motivación. De entrada, porque no puedes jugar con ella cada día en función de tus sensaciones y gustos , y segundo porque el exceso de rutina es un arma de doble filo. Es alta la probabilidad de que te acabes dejando llevar y te valga cualquier cosa.
Por todo ello, lo ideal, siempre y cuando te lo puedas permitir, es tener una pequeña selección de trajes con los que construir tus looks para ir al trabajo de la misma manera que haces el fin de semana. Como no todo el mundo puede tener diez o quince trajes, lo más práctico e inteligente es ordenarlos por prioridades. Eso sí, recuerda dos detalles fundamentales antes de adentrarte en el mundo de los trajes: que los tejidos utilizados en su confección sean de calidad y, por encima de todo, que te queden como un guante. Si no puedes acceder a un traje a medida, al menos no dejes pasar los arreglos finales para ajustarlo bien a tu talla. Y si esta varía, el traje también debe hacerlo si no quieres que parezca prestado.
Para elaborar la lista de impresindibles, hemos priorizado en base a la atemporalidad y la estacionalidad , siempre teniendo en cuenta que estamos hablando de un contexto profesional, que no es precisamente el entorno más adecuado para tomar riesgos salvo que la sastrería sea tu vestimenta habitual y, por lo tanto, tu imagen esté totalmente vinculada a ella y además la domines con soltura.
Invierte en clásicos
El traje azul marino de botonadura simple es el abc de los trajes, o deberíamos llamarlo mejor el bbc de los trajes porque vale para todo tipo de eventos, bodas, bautizos y comuniones. Osea que además de para ir al trabajo, es el dos piezas al que más partido podrás sacar fuera de él porque, además, es muy versátil a la hora de combinarlo. Es, en definitiva, el traje con el estrenar un armario virgen de ellos.
Misma fórmula pero cambiando el color exclusivamente te proponemos un traje gris. El back up de todo hombre que vista traje, ya sea por gusto o por obligación. La cara B de la cinta de clásicos, hablando en términos musicales anticuados. Es un color quizá más agradecido que el azul marino para esos días en los que te apetece escapar de la sobriedad de este, y acepta tan de buen grado como este la informalidad si decides prescindir de la corbata.
Un plus de originalidad
Cuando uno va cogiendo confianza con la sastrería y va definiendo su estilo a partir de los básicos, es momento de subir un tercer escalón, el de los diseños estampados . Y si hay un traje estampado que cumpla con el requisito prioritario de la atemporalidad que nos hemos marcado para establecer las prioridades de esta selección, ese es el de cuadros. Es el traje con el que un hombre empieza a exponerse un poco más. Ya no hay coraza detrás de la que es esconder tus gustos y tu estilo. Si tu gusto es clásico, existen opciones muy sutiles que apenas se aprecian y, si por el contrario, te gusta arriesgar con las combinaciones de camisas, corbatas y complementos, los cuadros marcados del estilo príncipe de Gales es una forma de hacerlo magnífica porque la base, el traje, mantendrá siempre una línea elegante sobre la que investigar.
Cuando domines la sastrería hasta el punto de considerarla una opción para vestir más allá del entorno laboral, será tu mente la que te pida una pieza actual, de igual forma que lo hace cuando hablamos de ropa informal y acudes raudo a saciar esa necesidad. Incluir un traje de temporada en tu armario es cruzar una puerta que no todos los hombres se atreven a abrir porque implica un conocimiento de las tendencias . Actualmente, la doble botonadura o americana cruzada sería la elección que te recomendamos con los ojos cerrados si buscas una pieza de temporada, pero también hay microtendencias como los diseños lisos en colores un poco más arriesgados, como por ejemplo el granate. Eso sí, quizá sea un poco excesivo optar por este último si el traje es para un uso profesional.
La importancia de los tejidos toma su verdadera dimensión en los meses de verano, donde se hace casi imposible enmascarar las consecuencias de un traje confeccionado con materiales de poca calidad o no aptos para combatir las altas temperaturas. En este caso, la elección es sencilla porque la prioridad absoluta es el tejido: siempre lino o algodón. Eso sí, para ser congruentes con lo que hemos explicado en el texto, lo recomendable es tener al menos dos o tres diseños distintos porque durante este tiempo los demás trajes que tengan solo podrán esperar a que llegue de nuevo su momento.
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