La camisa oxford, el repunte del viejo clásico que vas a volver a llevar

Es posible que te sorprenda saber que una camisa oxford no depende del color -aunque el blanco gana por goleada-, de si es estampada o lisa, ni siquiera de la materia prima con la que está hecha, porque existen, por ejemplo, diseños de oxford en lino para los meses de más calor. Una camisa oxford lo es por el tipo de su tejido : dos hilos distintos de hilo, valga la redundancia, una pareja más pesada que la otra, de forma que al cruzarse los primeros pasan por encima de los segundos, formando una superficie de cesto. Suelen ser de un color ligeramente diferente, por lo que dichos cruces dejan todavía más huella.

Es este detalle, el tipo de tejido, lo que marca que una camisa sea oxford, nombre que toma de la denominación original, según cuentan marcas muy ligadas a esta camisa como Ben Sherman , que le dio su primer fabricante en Escocia allá por el siglo XIX . Este, siguiendo con este relato ampliamente extendido sobre la historia de la prenda, bautizó con el nombre de cuatro prestigiosas universidades anglosajonas a otros tantos tejidos -Cambridge, Yale y Harvard eran las otras tres-, de los que solo el oxford triunfó. Y vaya si lo hizo. Dos siglos después da nombre a la camisa más utilizada en la moda masculina.

Posteriormente, a raíz de que los jugadores británicos de polo la adoptaran como prenda fundamental de su uniforme, fue cuando se añadió la segunda seña de identidad de la camisa oxford, que también perdura hasta la actualidad: el cuello abotonado. Y así, con estas dos características fundamentales ya inamovibles , fue como llegó a Estados Unidos el diseño de la camisa Oxford, donde fue recibida con los brazos abiertos en el entorno universitario, en especial el de la Ivy League, nombre que reúne a un selecto club de universidades del noreste estadounidense entre las que se encuentran precisamente Harvard y Yale. El estilo de moda que se asoció a los estudiantes de estos centros es la principal fuente de inspiración del preppy, y J.F. Kennedy, uno de los personajes famosos más elegantes del siglo XX y que más y mejor usó la camisa oxford, es uno de sus grandes iconos.

Una vez conocidas sus características y su historia es más sencillo comprender por qué se asocia a los estilos casual más elegantes y formales . A todo se adapta, es como una llave maestra del vestuario masculino. De hecho, en la segunda mitad del siglo XX, ya con Kennedy paseando la tela oxford por todo el mundo, fue protagonista del uniforme de tribus urbanas completamente antagónicas.

Esta versatilidad, unido al carácter resistente de su tejido , es probablemente lo que a lo largo de la historia le ha dado tanta fama, y al estar tan extendido su uso, se ha terminado convirtiendo con el paso de los años en la camisa para todo. Es una camisa que se puede llevar con traje y corbata, pero también con una americana y unos jeans, o de forma más espartana, remangada y con unos pantalones tipo chinos. Perfecta para ir a la oficina, no lo es menos para una jornada de verano con bermudas y mocasines, por ejemplo.

El abanico de opciones que ofrece es amplísimo, ni el auge de la moda urbana más informal a lo largo del siglo XXI ha hecho que pierda popularidad porque también a la compañía de unas deportivas blancas y una sudadera se amolda con naturalidad, incluso a ser llevada por fuera del pantalón, sin perder ninguna de sus virtudes estéticas.

Es como si la camisa oxford tuviera un poder camaleónico que la hace inmortal, y ahora en el 2020 está más de actualidad que nunca. No solo es un básico, sino que también es tendencia. Tan solo tienes que encontrar aquellos diseños que más se adapten a tu estilo, algo que no te supondrá ningún esfuerzo. Lo demás ya lo hace la oxford por ti.