Desodorante o antitranspirante, ¿cuál elegir para combatir el mal olor del sudor?

El sudor es necesario para mantener la temperatura corporal de nuestro cuerpo como explica Jerónimo Ors, farmacéutico, especialista en salud y belleza y director de la marca cosmética botánica Cosméticos Paquita Ors. «El cuerpo humano en su interior tiene que mantenerse a una temperatura más o menos constante, que oscila entre unos pocos grados (35-42 ºC). Cuando nuestra temperatura interior del cuerpo empieza a subir sea por el ejercicio físico, por una temperatura exterior elevada o por otros motivos, el cerebro pone en marcha unos mecanismos de supervivencia entre los cuales la fabricación de sudor es de los más importantes. Para eso tenemos unos pequeños órganos, las glándulas sudoríparas de las que la piel esta tapizada, que fabrican el sudor. Este cumple dos funciones: eliminar toxinas (de ahí los beneficios de la sauna) y bajar la temperatura. El sudor se evapora en la piel y la refrigera, del mismo modo que al regar en verano se refresca el ambiente».

Además, la farmacéutica Belén Acero, titular de la Farmacia Avenida de América de Madrid, señala que «el sudor también ayuda a limpiar los poros evacuando el exceso de sebo, así como a formar una película protectora en el exterior de la piel. De hecho, el sudor contiene poderosos péptidos antimicrobianos, que brindan a la piel una protección natural contra los agentes que causan el acné, como los gérmenes y las bacterias. Sin embargo, no hay que dejar que la transpiración se acumule y se seque en la piel, de lo contrario puede generar imperfecciones, como el acné».

Pero el mayor problema del sudor es suele estar asociado al mal olor, porque la humedad propicia el desarrollo de bacterias.

Aunque la higiene es fundamental para controlar los malos olores y el sudor, hay otros productos indispensables: los desodorantes y los antitranspirantes. Pueden parecer lo mismo, pero su función es diferente. Mientras que los desodorantes, en general, neutralizan el mal olor, no controlan la sudoración. En cambio, los antitranspirantes sí la regulan, reduciendo así también el mal olor. Jerónimo Ors comenta que «un antitranspirante es una loción que normalmente incorpora sales minerales como aluminio, circonio y las más modernas y menos agresivas de plata, que por un mecanismo físico químico cierra el conducto de salida de la glándula. Entonces es menos el sudor que sale. Aunque tapar la glándula por completo puede ser un problema, si el sudor no puede salir. Por su parte, un desodorante está concebido para evitar que las bacterias se multipliquen. Sustancias como el alcohol, los desinfectantes químicos como la clorhexidina y otros ayudan a controlar las bacterias y por tanto a evitar el mal olor».

Elegir uno u otro depende de los gustos y necesidades, si no sudas mucho, un desodorante será suficiente, pero si sudas mucho, será más efectivo elegir un antitranspirante. Sin embargo, muchos de los productos que puedes encontrar ahora en el mercado suelen cumplir los dos objetivos, es decir reducir la sudoración y las bacterias que fomentan el mal olor.

Además, a la hora de elegir el desodorante o el antitranspirante también hay que tener en cuenta otros aspectos como el tipo de piel, sobre todo, en pieles sensibles o con problemas dermatológicos, conviene elegir productos que sean respetuosos y que eviten la irritación. Jerónimo Ors añade que «generalmente, los naturales demuestran mucha menos agresividad, y un mayor respeto por la ecología de la epidermis y su ecosistema. Si el antiséptico que usamos para eliminar el olor causado por las bacterias es demasiado potente, podemos acabar con todo el microbioma de la piel, en un efecto devastador».