BELLEZA
La mejor rutina de belleza para las pieles sensibles
Picor, irritación, tirantez, sequedad… ¿Te suenan estos síntomas? Entonces no te pierdas nuestra guía de cuidados para devolverle el confort a tu piel
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Iniciar sesiónLa sensibilidad cutánea es un problema que puede afectarte independientemente de cómo sea tu piel: grasa , mixta, normal o seca. Los síntomas más habituales de la piel sensible son el picor, el hormigueo, la sequedad, la descamación, la irritación o el enrojecimiento. Respecto ... a las causas, siempre hay una predisposición genética, pero hay factores que favorecen el problema de la piel sensible, como el estrés, el frío, el uso de cosméticos inadecuados, el propio afeitado o ahora también el uso de las mascarillas.
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La farmacéutica María José Cejas Delgado, titular de la Farmacia Europa de Puente Genil, nos cuenta que la piel sensible “tiene alterada la función barrera de la epidermis, estando más deshidratada y dejando penetrar con mayor facilidad activos irritantes”.
Las mascarillas y el frío, principales detonantes de la piel sensible
La sensibilidad cutánea puede aparecer después de aplicarte un cosmético. Según explica Paola Gugliotta, doctora en Dermocosmética y fundadora de las firmas cosméticas APoEM y Sepai, las pieles sensibles deberían evitar todos los productos que contengan “alcohol, fragancias, ya sean naturales o sintéticas, sustancias antibacterianas, retinoides, alfahidroxiácidos o betahidroxiácidos”.
Pero si hay un enemigo declarado de la piel sensible ése es el frío. Las bajas temperaturas, el viento y también la sequedad ambiental (que puede haber en el interior de tu casa o de la oficina, con la calefacción) pueden ser el detonante para que tu piel reaccione, con picor, hormigueo, irritación, etc. Así que en este tiempo es importante hidratar más la piel y elegir para ello cremas aptas para pieles sensibles.
Con el uso de las mascarillas para protegernos frente al coronavirus, también ha habido un aumento de las personas que sufren sensibilidad cutánea. Además del acné , llevar la mascarilla muchas horas puede provocar irritaciones. Leticia Carrera, licenciada en Farmacia y directora del centro médico-estético Felicidad Carrera, señala que “las pieles sensibles, debido al roce y a la falta de ventilación bajo la mascarilla, están sufriendo deshidratación, sequedad e irritaciones que se manifiestan con descamación, picores, enrojecimiento o inflamación”.
¿Cuándo deberías visitar al dermatólogo?
Si sufres a menudo cualquiera de los síntomas que hemos mencionado deberías acudir a un dermatólogo para que valore tu piel. Paola Gugliotta nos explica que “puede haber un problema dermatológico real como eccema, rosácea, cuperosis o dermatitis de contacto por motivos alérgicos”. La farmacéutica María José Cejas añade que “hay muchos grados de sensibilidad. Nos podemos encontrar con pieles extremadamente sensibles, denominadas alérgicas, o pieles que se sensibilizan de manera puntual, por estrés, un cosmético o incluso por la alimentación. Siempre que afrontemos rápido el problema y usemos productos específicos, el diagnóstico es bueno”.
Cómo cuidar la piel sensible
Una piel sensible necesita extremar los cuidados, sobre todo en otoño e invierno, por las bajas temperaturas, y más ahora con el uso de las mascarillas. Además, hay que evitar frotarla cuando se limpia o se aplica cualquier producto, porque ese simple gesto puede provocar una reacción. Esta es la rutina de belleza más efectiva para una piel sensible:
-Limpieza: es importante usar agua tibia, evitando el agua caliente o muy fría y elegir limpiadores suaves, específicamente formulados para pieles sensibles y mejor sin sulfatos. Paola Gugliotta explica que “cuando más se daña la barrera hidrolipídica, tan precaria en las pieles sensibles, es durante la limpieza, por eso debe evitarse cualquier producto que contenga sulfatos en su fórmula, porque su gran capacidad de limpieza no solo consigue arrastrar con toda la suciedad, sino también con las grasas naturales presentes en esa barrera protectora”.
-Hidratación: la hidratación es un cuidado esencial en las pieles sensibles, por eso conviene reforzarla en otoño e invierno. Hidrata tu piel por la mañana y por la noche, después de limpiarla, y siempre que notes tirantez, hormigueo o cualquier molestia. Elige cremas reparadoras y calmantes, así como brumas hidratantes y aguas termales para refrescarla y calmarla en cualquier momento del día.
-Afeitado: el afeitado supone una agresión para cualquier piel y más para una piel sensible. Paola Gugliotta aconseja “espaciarlo cuando sea posible, utilizar cremas hidratantes más lipídicas y nutritivas para que la piel esté protegida y soporte mejor esa agresión diaria, y afeitarse con productos oleosos que crean una especie de barrera en la piel consiguiendo que la cuchilla se deslice, eliminando el vello, pero respetando el manto hidrolipídico”.
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