La unidad del Seprona que interpreta el lenguaje del fuego

La Guardia Civil investiga los incendios a través de análisis técnicos y especializados que, en ocasiones, les conducen al autor de los mismos

Los jornaleros del fuego

Agentes del Seprona trabajando sobre el terreno vídeo: carolina Mínguez Cerro

Son las 11:15 a.m. cuando una unidad del Seprona de la Guardia Civil, recoge muestras de tierra de un incendio en el monte. Para ello previamente han delimitado el punto de inicio del fuego. Abren un maletín repleto de herramientas del ... que sacan un tubo de ensayo que rellenan con tierra. Buscan encontrar pistas que les lleven a restos de hidrocarburos que han podido ser usados como acelerante de las llamas, un indicio de criminalidad.

ABC acompaña a esta unidad a un incendio declarado hace pocas semanas en la sierra de Madrid, cerca de la localidad de Zarzalejos, para presenciar los procedimientos habituales con los que la Guardia Civil esclarece las causas de este tipo de delitos, gracias a exhaustivas investigaciones especializadas en el terreno quemado.

Gran parte de las más de 280.000 hectáreas que han ardido este año son provocadas por la mano del hombre. Cuando estos incendios forestales causan peligro para la vida o la integridad física de las personas, pueden acarrear penas para sus responsables de hasta 20 años de cárcel.

Este tipo de perfiles son comunes, este miércoles un hombre ha sido detenido, acusado de causar 18 incendios en 15 días en Zamora, en una de las provincias más afectadas por las llamas en España. Ha ingresado en prisión sin fianza.

La investigación para atrapar a este tipo de delincuentes comienza desde que se detectan los primeros indicios y se asegura el punto de inicio del fuego: «Cuando llega un primer agente de la Guardia Civil, tras preservar la vida de las personas, que es lo primero, investiga y activa al Seprona. Una vez llegan a la zona los agentes del Seprona y tras garantizar también la seguridad, comienzan a estudiar la geometría del terreno para determinar la zona donde se ha producido el incendio, el escenario inicial del supuesto delito», explica a este periódico el Agente Francisco Javier Díaz Martín, el responsable de esta Unidad de Protección de la Naturaleza. La más antigua del mundo, ya que el Seprona fue creado en 1988 convirtiéndose en la primera policía medioambiental de la historia y en un referente.

El agente Díaz Martín y un compañero apuntan datos en el 'epicentro' del incendio, cercano a la carretera Carolina Mínguez Cerro

El equipo aborda el incendio interpretando las marcas que ha dejado el fuego en ramas o piedras, valorando su cercanía a una carretera o vía de comunicación, o cerca de una torre de electricidad o la influencia de la meteorología, por si el fuego pudiese haber sido provocado por el impacto de un rayo. Gracias a la evaluación de todos los factores, el equipo de investigadores pueden vaticinar si el fuego se ha producido de forma natural o si ha intervenido la mano del hombre. «Después acordonamos la zona en donde consideramos que ha podido comenzar el incendio, para trabajar con ese terreno más específicamente e interpretar el lenguaje del fuego», comenta Díaz Martín.

Para encontrar este punto, los investigadores deben de averiguar cual ha sido la dirección del fuego, para ello colocan banderas de color rojo en los elementos fijos del campo que pueden darles una pista. «Por ejemplo, una piedra que tiene más hollín en uno de sus lados o un árbol cuyas ramas o tronco están más carbonizadas en un costado u otro, nos indican la dirección del viento, ese es el momento en el que colocamos un banderín rojo. Pero el fuego no sigue reglas matemáticas, y cuando encontramos un elemento discordante, colocamos otro banderín, esta vez blanco. Luego realizamos un recorrido inverso que nos acerca al origen de las llamas», añade el agente.

Uno de los agentes coloca una bandera roja cerca de un árbol afectado mayormente por uno de sus flancos Carolina Mínguez Cerro

Una vez detectado el 'epicentro' del incendio forestal comienzan las pruebas científicas. El equipo cuenta con un perro guía que detecta cualquier presencia de gasoil, gasolina o cualquier derivado que sirva como acelerante de las llamas. También recogen muestras de tierra con una pala, tras aplicar un poco de laca y asegurarse de que queda compacta la introducen en un bote que más adelante será analizado en uno de los laboratorios criminalísticos con los que cuenta la Guardia Civil. El resultado no es inmediato, los resultados salen a la luz alrededor de un mes después de su recogida . «Realizamos una investigación técnica y especializada como con cualquier delito y nos ceñimos a una metodología que puede conducirnos al autor», apunta Díaz Martín.

¿Pirómano o incendiario?

Hay dos modelos de incendios forestales provocados por las personas, los intencionados y los producidos por una imprudencia. Cuando un incendio es intencional, la unidad investigadora hace una diferenciación entre el perfil del pirómano y el del denominado incendiario.

El pirómano es aquel que lo hace por placer, que provoca fuegos porque obtiene un disfrute personal. Mientras que al incendiario le mueve una cuestión personal, un móvil concreto. «El pirómano puede cometer más errores, el incendiario, sin embargo, es más intelectual y es un objetivo más difícil de acometer para nosotros», explica el Guardia Civil, para añadir más adelante: «La proporción está equiparada entre ambos tipos, los que son a causa de una imprudencia son esclarecidos en el 100% de los casos».

Aún así, reconoce que cuando el siniestro de un incendio se conforma como delito es muy difícil, en líneas generales, establecer su autoría. «Los fuegos no atienden a un criterio exacto, depende del tipo, la virulencia que presente y de la importante colaboración ciudadana», explica el responsable de la unidad. Desde el Seprona afirman que esta ayuda extra puede ser fundamental en muchas ocasiones, a pesar de que en el campo hay menos personas: «Los testimonios de los testigos nos hacen caminar en un sentido acertado y casi seguro», menciona.

El viento, ¿Un aliado?

El exceso de calor y la sequedad del terreno, hace que el medio forestal sea más propenso a arder. Desde el punto de vista de un pirómano puede llegar a ser considerado una llamada a cometer el delito.

La climatología es un factor importante a tener en cuenta, como el viento, que en ocasiones dificulta el trabajo de esta unidad para encontrar el punto de inicio y acordonarlo.

El viento también suele ser un problema para los equipos de extinción, poniéndolos en peligro en muchas ocasiones y extendiendo el fuego, lo que generalmente provoca mayores daños.

La unidad abriendo el maletín para acceder a su material Carolina Mínguez Cerro

Pero en ocasiones también puede ser un arma de doble filo y ser beneficioso. «El daño medioambiental puede ser menor cuando hay vientos fuertes, porque provoca que el incendio penetre menos dentro de la tierra y afecte menos a los animales y al medio», comenta Ana Martín, portavoz de la Comandancia de Guardia Civil de Madrid y experimentada agente que ha luchado contra varios incendios en la comunidad. En el caso del fuego menor en Zarzalejos, reconoce que las causas aún no han trascendido, ya que su investigación se encuentra bajo secreto de sumario.

«Hace pocos años, presenciamos como un fuego atravesó por completo un pueblo de un lado a otro, los daños fueron menores gracias a los fuertes vientos», concluye Díaz Martín, que junto a su unidad especializada recoge el maletín en el que transportan el material y las herramientas necesarias para rastrear a quienes deciden prender el monte.

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