Suelo impoluto, larga comitiva y sin medios extranjeros: la escenificada visita de Mohamed VI a las víctimas del terremoto

Efectivamente, el Rey de Marruecos llegó a media tarde al hospital. Acompañado por una comitiva de más de 40 coches, la visita duró 20 minutos. Las sirenas de los coches patrullas se solapaban con las sirenas de las ambulancias que todavía siguen llegando al centro hospitalario. Eran los únicos vehículos a los que le permitían el paso. No faltaba ni un detalle: bandera a media asta presidiendo el hospital (el Rey decretó tres días de luto oficial por el terremoto), vallas pintadas, alfombras rojas en los suelos y ni rastro de basura. Durante toda la mañana decenas de personas se encargaron de que no quedara ni una colilla de tabaco en el suelo. El cableado y las farolas también fueron revisados de forma minuciosa. Todo tenía que estar perfecto para la vista más esperada.

Nadie podía acercarse al hospital. Más de un kilómetro de vallas cercaban el edificio y alrededor, los marroquíes comenzaban a agolparse. Los pacientes, médicos y familiares tenían que pasar por la puerta de urgencias y no por la principal.

Y los periodistas extranjeros no estaban invitados, por lo que después de un corto tiempo en la zona, invitaban a salir del recinto montado para la ocasión. Solo las agencias oficiales, como MAP o la televisión 2m pudieron estar presentes para ver cómo el convoy real llegaba.

La larga comitiva la presidían tres motos de la guardia real. Detrás, varios Mercedes con dos banderas de Marruecos a los costados, pasaban por la avenida Ibs Sina. Es en estos coches donde iba el Rey.

Tras un breve tiempo en el hospital, según los medios marroquíes, el monarca puso rumbo hacia las zonas más afectadas por el terremoto, en medio de la cordillera del atlas. Esta visita, la haría en helicóptero por la dificultad del acceso.