El secretario de Benedicto XVI busca a cinco primos de Ratzinger para darles la herencia

Son sus legítimos herederos según la legislación vigente en Vaticano

Georg Gänswein: el último confidente de Benedicto XVI

Benedicto XVI, en una imagen en 2005 REUTERS

Javier Martínez-Brocal

Corresponsal en el Vaticano

Benedicto XVI no dejó indicaciones en su testamento acerca del destino de sus propiedades privadas, y por eso, como albacea del testamento del Papa emérito, su ex secretario Georg Gänswein está intentando localizar a los últimos parientes vivos de Joseph Ratzinger para entregarles la ... parte de la herencia que les corresponde.

«Yo pensaba que tenía sólo dos parientes, dos primos, pero hemos descubierto que tiene cinco primos», aseguró Georg Gänswein este domingo, durante una visita a la parroquia de la que el cardenal Joseph Ratzinger era titular en Roma. «Ahora, por ley, tengo que escribir a esos primos, pues son los parientes más cercanos, y, como manda la ley, debo preguntarles si aceptan o no la herencia».

Algunos les desaconsejan aceptarla, pues se convertirían también en «herederos» de las poco probables indemnizaciones que en el futuro cualquier tribunal podría estipular contra Benedicto XVI.

Precisamente en junio del año pasado se abrió un proceso civil en el tribunal de Traunstein (Alemania), que implica a Benedicto XVI. Un hombre de 38 años denunció que un sacerdote había abusado de él cuando tenía 11 o 12 años y quiere aclarar si la archidiócesis, Joseph Ratzinger (arzobispo de Múnich entre 1979 y 1981) y su sucesor Friedrich Wetter actuaron correctamente o lo encubrieron, en cuyo caso podrían haber impedido esos futuros abusos.

Aunque no estaba obligado a hacerlo, Benedicto XVI confirmó en noviembre su disponibilidad a declarar en el proceso para defenderse. Sin embargo, falleció el pasado 31 de diciembre a los 95 años y no pudo hacerlo. Aunque el proceso no tiene relevancia penal, un portavoz del tribunal aseguró en enero que seguirá adelante y si fuera necesario pedirían responsabilidades a sus herederos.

Renuncia

En febrero de 2022, Benedicto XVI publicó su versión sobre este caso. Aseguró que «no sabía que el sacerdote fuera un abusador, ni tampoco que ejerciera actividad pastoral en Múnich». Entonces, también destacó que «no resultan denuncias o acusaciones» contra ese sacerdote durante su etapa como arzobispo en Alemania.

Aunque es poco probable que el tribunal considere que tenía responsabilidad en lo ocurrido, si lo hiciera, sus herederos correrían a cargo con la indemnización, por lo que es posible que esos cinco ancianos primos renuncien a la herencia.

La parte de la herencia que les corresponde es el dinero que el cardenal Ratzinger conservaba en su cuenta bancaria privada. Georg Gänswein no ha revelado de qué cantidad se trata, pero sí que «no son los derechos de autor». Es poco probable que se trate de una suma elevada.

En mayo de 2005, un mes y medio después de ser elegido Papa, Benedicto XVI «confió» a Libreria Editrice Vaticana (la editorial de la Santa Sede) «el ejercicio y la protección de todos los derechos de autor y los derechos exclusivos de uso económico de los actos, obras y escritos redactados por el mismo Pontífice antes de su elevación a la Cátedra de Pedro». Actualmente, ésta entrega esos beneficios, -«cantidades muy modestas» según confirman a ABC fuentes bien informadas-, a la Fundación Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, que los destina a proyectos académicos y de investigación teológica.

Desde que falleció Benedicto, Georg Gänswein ha mantenido dos reuniones con el Papa Francisco para explicarle cómo está llevando a cabo las últimas disposiciones de Ratzinger. El domingo explicó que, por ejemplo, «los objetos personales» del Papa emérito, sobre todo objetos litúrgicos, están siendo regalados.

También, su biblioteca personal y su colección de partituras de música han sido trasladadas a varias fundaciones en su Baviera natal.

Destrucción de la correspondencia

La decisión más polémica del testamento ha sido la destrucción de toda su correspondencia privada. Gänswein asegura que intentó convencerle de que eliminara esta cláusula. «Antes de que falleciera hablé con él de esto, pero me respondió con firmeza que no había escapatoria. Fue inflexible y he actuado en consecuencia».

Las cartas ya no existen. «Creo que fue una lástima destruirla, algunas de esas cartas eran importantes», lamenta. Pero revela que sí que han conservado sus «notas personales, que él mismo había apartado y clasificado», que han sido trasladadas a una fundación en Regensburg. Gänswein adelanta que «no creo que quede ninguna obra inédita de Benedicto, pero ya se verá».

En cuanto a su propio futuro, explicó a los periodistas que «el Papa Francisco aún no me ha dado ningún encargo. Tiene que reflexionar y ya me dirá». «Estoy a disposición de la Iglesia con lealtad y fidelidad», aseguró.

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