El peligro de epidemias se oculta en el fango de las alcantarillas

«Sabemos que cuanto antes se haga el saneamiento y se limpie el alcantarillado, menos riesgo de enfermedades habrá. Hay que mejorar el saneamiento y hacerlo pronto y bien». Así de contundente se muestra Juan Francisco Navarro, presidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Preventiva y Salud Pública, al hablar sobre las tareas que hay que llevar a cabo en estos momentos en las zonas afectadas por la DANA para evitar los riesgos para la salud pública. Un «desastre natural de esta magnitud», prosigue, afecta a todos los aspectos de la salud y además aumenta «exponencialmente» el riesgo de «algunas infecciones que teníamos controladas y que normalmente con saneamiento e higiene no se van a dar», pero ahora la situación es distinta.

Hasta el momento, la Generalitat ha informado de dos casos probables de leptospirosis -aún a falta de confirmación- en dos voluntarios que han participado durante estos días en las labores de limpieza. La leptospira es una bacteria que puede contraerse por el contacto con aguas de inundación, tierra húmeda o lodos contaminados con orina o tejidos de animales infectados, como los roedores. «Es una de las infecciones que más podríamos esperar que surjan porque normalmente, en condiciones normales, el ser humano no tiene contacto con aguas residuales con orina de roedores, que es donde está el germen. Pero en estos casos se puede dar lugar a la exposición de miles de personas con ganas de ayudar que han acudido como voluntarios y que al principio no iban con la protección adecuada», expone Navarro.

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A la falta de agua corriente que impide una correcta higiene y a la acumulación de barro, remarca este médico, se suma la acumulación de basura que de momento no se ha podido retirar y que atrae a roedores, lo que aumenta igualmente el riesgo de que se produzcan esas enfermedades.

También apunta a la leptospirosis Óscar Zurriaga, presidente saliente de la Sociedad Española de Epidemiología. «Es una enfermedad conocida en la zona. En la Albufera se le llamaba el 'mal de la rata'. Últimamente es verdad que había muy pocos casos, pero no es una enfermedad desconocida», asegura, e incide en que no se produce por la mordedura del roedor, sino al entrar en contacto con aguas contaminadas por su orina.

Mientras, el Ministerio de Sanidad y la Conselleria de Sanidad de la Comunidad Valenciana consideran bajo el riesgo para las infecciones de heridas y moderado para otras como las enfermedades transmitidas por agua y alimentos, la leptospirosis y la legionelosis. También consideran baja la amenaza para las infecciones víricas respiratorias y para las transmitidas por vectores, aunque en este último caso apuntan a que, como las relacionadas con roedores, pueden derivar en un riesgo moderado a medio plazo.

Para frenar este riesgo ya se trabaja en las labores de control y desinfección de plagas. Rubén Bueno, doctor en Biología y especialista en control vectorial, explica que la acumulación de aguas estancadas está favoreciendo la proliferación de las larvas de mosquitos, tanto del género común como del tigre.

La empresa Lokímica, de la que es director técnico, está llevando a cabo actuaciones de control (fumigación, desratización...) en algunos de los municipios afectados, y también en otros que no han sufrido destrozos, pues el riesgo se expande. Bueno cree que es necesario un abordaje que vaya más allá de la competencia municipal para que el trabajo sea efectivo. Actualmente esta desinfección se está llevando a cabo de manera terrestre por las dificultades de accesibilidad en la zona, pero ya se estudia la posibilidad de utilizar helicópteros y drones para estas tareas, como se ha hecho en zonas de Sevilla para controlar la expansión del virus del Nilo.

Aunque el control de las larvas de los mosquitos es fundamental para que no se reproduzcan y que con la llegada del calor aumente el riesgo de transmisión de enfermedades como el virus del Nilo o el dengue, a corto plazo el control de los roedores «es prioritario», concreta Bueno. El estado del alcantarillado, además, provoca que no se puedan llevar a cabo esas campañas de desratización. «Ahora mismo están mostrando una elevada actividad porque se han desplazado de sus nichos naturales, como el alcantarillado o las zonas de cultivo, y como tienen gran capacidad de adaptación y son buenos nadadores los tenemos activos en lugares con mucha más proximidad al ser humano y contaminando elementos», dice.

Es difícil saber cuánto fango se tiene que retirar de las calles y el alcantarillado, pero la cifra estimada es de dos millones de metros cúbicos de barro . Lo primero es sacar el lodo de las alcantarillas para evitar que solidifique y colapse la red de alcantarillado. Ahí son necesarias las 'chuponas', los camiones específicos de desatasco que reclama desde hace días la Generalitat al Gobierno central. Ahora trabajan sobre el terreno 25 y se necesitan al menos otros cien.

El lodo que se extrae se trata de forma diferenciada a los escombros y enseres destrozados que ya se acumulan en vertederos improvisados antes de su tratamiento. Al igual que el resto de residuos, el objetivo es retirarlo lo antes posible de los núcleos urbanos. El plan de la Generalitat es depositar el fango en cinco campas impermeabilizadas para evitar la contaminación subterránea y lejos de las localidades. En estas zonas se hará un pretratamiento del lodo con cal o con lejía para que la materia orgánica quede inerte y no haya riesgo de infecciones. Después, una vez seco, se enviará a los vertederos.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también reconoció ayer en rueda de prensa tras anunciar su plan de acción que «la prioridad ahora es extraer el lodo y también los enseres y los residuos que están en los núcleos de esos municipios», una tarea, dijo, «colosal», pero que hay que llevar a cabo «cuanto antes». Entre los trabajos pendientes, explicó, está el de reparar la red de saneamiento y depuración de la zona, además de retirar los escombros. Hay decenas de depuradoras funcionando con fallos, colectores rotos y alcantarillas atascadas por el fango.