El Papa nombra prefecto para la Doctrina de la Fe al teólogo argentino Víctor Manuel Fernández

Curiosamente, en 2010, el departamento que él guiará ahora intentó frenar su nombramiento como rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina. Lo había nombrado el entonces cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, pero el Vaticano no dio su aprobación hasta diecisiete meses más tarde.

El «retraso» se debió a denuncias anónimas enviadas a la Congregación para la Doctrina de la Fe. El periodista Mariano De Vedia recuerda el consejo que entonces Bergoglio dio a Fernández: «Aguanta, porque si bajas los brazos van a pensar que con ese método pueden conseguir todo lo que quieran. Levanta la cabeza y no dejes que te quiten la dignidad». Aguantó, y ganó la batalla.

Tras anunciar el nombramiento, este sábado, el Vaticano ha hecho pública una carta del Papa Francisco a Víctor Manuel Fernández, con inéditas instrucciones para su nuevo encargo.

Le avisa de que «el dicasterio que presidirás en otras épocas llegó a utilizar métodos inmorales». Hace probablemente referencia a la Inquisición en la Edad Media, pero también a procesos contra teólogos en las últimas décadas en los que éstos no eran informados ni del contenido ni del origen de las acusaciones. «Fueron tiempos donde más que promover el saber teológico se perseguían posibles errores doctrinales. Lo que espero de vos es sin duda algo muy diferente», recoge el Papa.

Le explica que su labor es «custodiar la enseñanza que brota de la fe», «pero no como enemigos que señalan y condenan», pues «no hay un único modo de expresar la comprensión de la verdad». «Nos hace falta un pensamiento que sepa presentar de modo convincente un Dios que ama, que perdona, que salva, que libera, que promueve a las personas y las convoca al servicio fraterno», escribe el Papa.

Se va a encargar de responder a «las preguntas que plantean el progreso de las ciencias y el desarrollo de la sociedad», de forma que esa mayor «comprensión y transmisión de la fe esté al servicio de la evangelización, y sea criterio para comprender el significado de la existencia».

Por último, le pide también que «verifique» que los documentos que publica el Vaticano «sean coherentes con el rico humus de la enseñanza perenne de la Iglesia y a la vez acojan el Magisterio reciente».

Víctor Manuel Fernández, hasta ahora arzobispo de La Plata, en Argentina, tiene 60 años y se presenta en su cuenta Twitter como «obispo, teólogo y poeta». Jorge Mario Bergoglio lo conoce desde hace tiempo y en 2007 le fichó para trabajar en la redacción del documento final de la cumbre de obispos latinoamericanos en Aparecida. En 2009, lo nombró rector de la Pontificia Universidad Católica de Argentina y en 2018, ya como Pontífice, lo hizo obispo.

El Papa Francisco ha apreciado su modo de trabajar optimista y discreto. Le ha encomendado estos años delicadas tareas, desde en la escritura de «Evangelii Gaudium», la carta apostólica que es el documento programático del Pontificado, hasta el sínodo de la familia, o la elaboración de pasos en la encíclica «Laudato si'» sobre el cuidado del ambiente.

Especializado en el estudio de la Biblia, en su currículum figura que ha enseñado también asignaturas como Ética especial, Psicología, Hermenéutica, Método Exegético, Teología Espiritual, Teología Moral, y Escatología.

Dicen de él que escribe todas las noches una hora, y también todo el sábado por la mañana. Como resultado, tiene más de 300 publicaciones sobre teología, espiritualidad o exégesis bíblica.

En Argentina tenía cerca de su despacho una jaula con canarios. Le gustaba escucharlos piar pues le recordaba que creció en el campo. Ahora debe decidir si se los trae a Roma. Tiene tiempo para hacerlo, no se incorporará a su tarea en el Vaticano hasta el mes de septiembre.