El Papa participa en un viacrucis sobre los dramas juveniles: soledad, rupturas familiares y falta de oportunidades
Francisco se ha conmovido al escuchar la historia de Esther, una joven española arrepentida por abortar
El joven español que se ha confesado con el Papa en Lisboa: «Te deja hablar, me ha escuchado sin escandalizarse»

Francisco dio prueba de gran resistencia a lo largo de todo el viernes, y llegó por la tarde con el rostro distendido al multitudinario viacrucis ante 800.000 personas, en el parque Eduardo VII de Lisboa, convertido en la «Colina del encuentro».
Curiosamente, ... está evitando leer los discursos que lleva preparados de Roma. Este viernes, durante una visita a una obra social de la Iglesia católica en Portugal, interrumpió el discurso y explicó que tiene problemas con las gafas, que «no me están funcionando y no puedo leer bien. No voy a forzar la vista y leer mal».
Tampoco por la tarde leyó el texto que tenía listo para el viacrucis ante los jóvenes, e improvisó unas palabras que lo resumían.
A las seis de la tarde Francisco emprendió un lento recorrido triunfal en papamóvil por el Parque Eduardo VII y las calles de alrededor, durante el que se detuvo para bendecir a niños, beber mate y recoger regalos. Luego, desde un imponente palco a varias alturas, dejó de lado el tono festivo y dio paso con rostro serio a la oración que recorre el camino de Jesús hasta el Calvario. «Que cada uno siga esta oración pensando en el camino de su propio sufrimiento, de sus soledades, y en las ganas de que el alma vuelva a sonreír», aconsejó.
«Son feas las almas cerradas que siembran solo para adentro, que aman solo para adentro», explicó. «Por supuesto que es arriesgado amar, pero vale la pena», añadió invitándoles a preguntarse si hay cosas que «os hacen llorar». La clave es preocuparse «si no hay nada en la vida» que les lleva a conmoverse.
Esther, la española que conmovió a Francisco
El Papa sí se conmovió al escuchar la cruda historia de una española, Esther, de 34 años, que seguía la ceremonia en silla de ruedas, en primera fila. En una grabación registrada previamente Esther narró que mientras atravesaba una relación tóxica, a los 24 años, tuvo un accidente que provocó una lesión de médula espinal. Después del accidente, conoció a Nacho y se quedó embarazada, pero, explicó, «debido a las dificultades y al miedo, decidimos interrumpir el embarazo, pensando que el bebé aún no era una persona».
«Me sentí muy triste y sin sentido en la vida, nunca me había sentido tan vacía. Algo había muerto dentro de mí», añadió. Con el tiempo, Esther volvió a quedarse embarazada y decidió casarse con su compañero Nacho. Este viernes los tres abrazaron al Papa.
Francisco apreció el original viacrucis en el que jóvenes con arneses evocaron con una espectacular coreografía el vértigo de los problemas que les afligen, desde la soledad, el drama de las rupturas familiares, las drogas y la falta de trabajo y oportunidades.
Este sábado, Francisco se desplazará al santuario de Fátima, donde tiene previsto lanzar un contundente mensaje por la paz en Ucrania. Allí rezará un rosario al que ha invitado a jóvenes enfermos y presos del país luso.
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