Llega a Barcelona Óliver y el hospital confía en poder operarlo hoy mismo: «No se puede esperar más»
El niño, al que le diagnosticaron hace dos semanas un tumor cerebral, ha aterrizo este mediodía en España
Los 196.000 euros de un empresario anónimo para traer al pequeño Óliver a España y salvarle la vida
El cáncer del adulto y el infantil son dos entidades opuestas: solo comparten el nombre
Barcelona
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Iniciar sesiónDoce horas y media sobre el Atlántico. Sin margen de maniobra. Con la ambulancia esperando su llegada al Aeropuerto y una operación casi imposible por delante. Así han llegado esta mañana sobre las doce del mediodía a España Óliver y su familia. Un pequeño ... al que le detectaron hace dos semanas un grave tumor en el cerebro que le causaba hidrocefalias (agua en el cerebro) y será operado en el hospital pediátrico Sant Joan de Déu, en Barcelona, después del pertinente reconocimiento médico y análisis de la situación. Desde el hospital catalán han indicado que sería operado este mismo miércoles o el jueves «porque no se puede esperar más».
El tratamiento en México y el viaje hasta España en avión privado han sido posible gracias a la solidaridad mostrada por miles de personas alrededor del mundo a través de internet y de un donante anónimo, que ha abonado directamente de su bolsillo 196.400 euros para pagar el vuelo medicalizado desde Cancún.
Su padre, de origen malagueño, se mudó a México en 2021 para abrir un negocio de buceo con su hermano. Cuenta en redes sociales que llevaron al pequeño al hospital el jueves 13 de octubre porque no podía moverse. «Hablaba con dificultad y a duras penas tragaba», admite en uno de los videos que, durante el fin de semana, dieron a conocer su historia.
En el hospital pensaron que se trataba de un virus, pero al día siguiente detectaron un tumor que le causaba hidrocefalia. Crecía muy deprisa y dieron a la familia un diagnóstico fatal de 15 días de vida. La hinchazón se encontraba cerca del tronco encefálico, en la fosa posterior del cerebro, una zona casi imposible de intervenir por su proximidad a algunas estructuras nerviosas fundamentales, como el cerebelo, el bulbo raquídeo o las raíces de los pares craneales.
El 19 de octubre se le practicó un drenaje para eliminar parte del líquido que «le hacía presión en el cerebro» y por el que «podía morir en cuestión de horas», explica el padre en internet. El niño, que había perdido la capacidad de hablar y tragar, «mejoró un poquito», aunque la operación resultaba fundamental. Tan necesaria como complicada. De hecho, en la sanidad pública mexicana rechazaron el caso . Según hizo saber la familia, la intervención privada costaba más de 100.000 euros. Algo inasumible para un núcleo de clase media como el de los hermanos Romero, el padre y el tío de Óliver, ambos instructores de buceo en Playa del Carmen, un paraíso en la Riviera Maya, a 70 kilómetros de Cancún.
Traslado a España
Siete de los cirujanos que atendieron al niño recomendaron trasladarlo a España para ser operado de urgencia, por lo que los padres decidieron volar y llevarlo al hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, ya que «un amigo nuestro estuvo trabajando allí», según el abuelo. De todos modos, el vuelo seguía suponiendo un problema dado el mal estado de salud del pequeño. «No somos de pedir ayuda, pero estamos desesperados», rezaba el padre en redes sociales dias antes de conocer la noticia que, como un rayo de luz, calmó la tormenta familiar: el benefactor anónimo que se hizo cargo del chico.
«La gente ha reaccionado de una forma increíble, hay una cantidad de gente tan buena en el mundo todavía que es impresionante, por lo menos nosotros hemos tenido una acogida con la gente impresionante», ha insistido el abuelo, al tiempo que ha explicado que nunca han hablado directamente con el donante, sino «a través de contactos».
A pesar de que el avión medicalizado había sido ya contratado para llegar a Barcelona durante la madrugada del lunes al martes, la empresa encargada lo retrasó a la noche siguiente. «Minuto que Óliver pierda, minuto que va contra él», ha destacado el abuelo, explicando la desesperación que vivía la familia en aquellos momentos.
Ante esta situación, los progenitores decidieron coger un vuelo regular a Madrid y transportar al niño en una ambulancia hasta Barcelona porque no había vuelo directo a la capital catalana, pero cuando se montaron en el avión comercial los responsables del vuelo les dijeron «que ellos no se hacían responsables de un niño en las circunstancias en las que estaba», por lo que no pudieron subirse. Finalmente, Óliver y su madre han llegado este miércoles a España a través del avión medicalizado inicialmente contratado, ya que no permiten que viajen más personas en él, mientras que el padre lo hizo este martes.
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